Montón dimite sin reconocer irregularidades

fran balado / j.c. MADRID / LA VOZ

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JUAN MEDINA | reuters

Sánchez nombró a su sustituta media hora después de que la ministra de Sanidad se viera obligada a dejar el cargo al saberse que su trabajo de fin de máster estaba lleno de plagios

12 sep 2018 . Actualizado a las 11:28 h.

A rey muerto, rey puesto. Carmen Montón presentó ayer a última hora su renuncia como ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social tras salir a la luz nuevas irregularidades en su máster de Estudios Interdisciplinares de Género en la Universidad Rey Juan Carlos. Ya tiene relevo. Su cargo será ocupado por la asturiana María Luisa Carcedo, hasta ahora comisionada para la lucha contra la pobreza infantil. El cambio será publicado en la edición del BOE de hoy. 

Montón anunció su marcha en una breve comparecencia en el ministerio al borde de las lágrimas. Tras hacer un repaso por «los logros» en su área en estos cien días de Gobierno, aseguró que abandonaba «con la conciencia tranquila», negando hasta el final haber incurrido en ningún tipo de «irregularidad» durante la realización del curso. Según ella, el único objetivo de su renuncia es no perjudicar al «magnífico presidente del Gobierno que tienen los españoles».

Montón pretendía no dañar la imagen del jefe del Ejecutivo, pero lo cierto es que ayer le hizo un flaco favor. Apenas unas horas antes, Pedro Sánchez la había ratificado en el cargo a pesar de que se desayunó con que el expediente de su ministra había sido modificado. «Está haciendo un extraordinario trabajo, y lo va a seguir haciendo», comentó a la salida de la sesión de control del Senado, en lo que ya entonces pareció a una arriesgada apuesta por mantenerla en el cargo.

Pero la situación se convirtió en insostenible tan solo un par de horas después de estas declaraciones, cuando La Sexta destapó que gran parte del trabajo de fin de máster con el que la ministra superó el curso había sido fusilado. De ahí el extremado celo que ponía en no compartirlo. «Fotocopiarlo no voy a dejar», advertía con la voz entrecortada ayer a primera hora durante una entrevista en la Ser, en la que seguía manteniendo que no presentaría su renuncia. A lo que sí invitaba a los periodistas era a hojearlo. Pero una copia acabó cayendo en manos del canal de televisión, que se dedicó a rastrear en Internet partes del texto y descubrió que en al menos 19 de las 52 páginas de las que consta hay párrafos fusilados de la Wikipedia o de tesis sobre el feminismo de distintas autoras internacionales, nombres que ni siquiera aparecen en la bibliografía. 

La puntilla

Esta labor de corta y pega fue la puntilla a una polémica que estalló el lunes con una información de El Diario.es que apuntaba que Montón se había beneficiado de un trato de favor y superó el curso matriculándose fuera de plazo y sin tener que haber asistido a las clases.

La renuncia de Montón es la segunda baja en el Gabinete de Sánchez en los apenas cien días de Gobierno socialista. La primera llegó muy temprano de la mano del exministro de Cultura Màxim Huerta, que no disfrutó ni de una semana en el cargo tras salir a la luz la serie de irregularidades que había cometido con Hacienda.

En aquella ocasión el comportamiento desde la Moncloa fue muy similar. En un primer momento se guardó silencio a modo de distancia de seguridad. A las pocas horas fue ratificado en el cargo, pero finalmente las presiones al Gobierno se tornaron insostenibles y acabó cayendo. También se repite la rapidez con la que la Moncloa anunció ayer el nombre de la sustituta de Montón, oficializada tan solo media hora después de la comparecencia de la ya exministra, algo que demuestra que Pedro Sánchez ya había estudiado su relevo, aunque finalmente se había decantado por sostenerla. En buena parte, seguro de que el PP estaba maniatado en este asunto, al estar su presidente, Pablo Casado, también bajo sospecha.

Sánchez prescinde de una de las integrantes de su Gabinete con mayor peso orgánico y con la que mantenía una gran relación, al haberlo apoyado en los momentos más difíciles que vivió en Ferraz. Le agradeció vía Twitter su «compromiso» con la igualdad: «Tu decisión, valiente, te honra», publicó en la red social.

Una mujer de partido que sí ejerció la medicina antes que la política

«Nací en Santa Bárbara, en San Martín del Rey Aurelio, un municipio minero de la cuenca del Nalón, en Asturias, en una familia minera. Mi padre, socialista que luchó en la guerra y sufrió cárcel y destierro, fue minero». Así arranca la autodefinición en la web del PSOE que hace la propia ministra, María Luisa Carcedo Roces (Asturias, 1953). Licenciada en Medicina por la Universidad de Oviedo, Carcedo es considerada una mujer de partido. Su trayectoria es distinta a la de su dimisionaria predecesora, ya que Carcedo sí ejerció la medicina en atención primaria en distintos centros del Principado, aunque pronto inició tareas de gestión en el ámbito sanitario. Llegó a ser directora general de Salud Pública en Asturias y portavoz de su grupo parlamentario, además de consejera de Medio Ambiente y Urbanismo.

Posteriormente dio el salto a Madrid, donde ha sido diputada y senadora. Se la considera también una política de la máxima confianza de Pedro Sánchez, a quien apoyó en los peores momentos del líder madrileño.

La nueva ministra ocupó también diversos cargos, entre ellos el de presidenta de la Agencia de Evaluación de Políticas Públicas. En la actualidad, Carcedo ocupaba el Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil y es la secretaria ejecutiva de Sanidad y Consumo en la comisión ejecutiva del PSOE. Ha sido la proximidad con Sánchez lo que ha permitido que aceptara el cargo en pocas horas. Su competencia no ofrece dudas al presidente. Y además no se le conoce ningún estudio de posgrado en la Universidad Rey de Juan Carlos.

Mucho carácter y una sólida amistad con el presidente

 

Carmen Montón (Burjasot, Valencia) llegó al Congreso de los Diputados antes de terminar su carrera de Medicina. En el 2004, esta valenciana, hija de socialistas, feminista, conoció en Madrid a otro joven diputado llamado Pedro Sánchez, con el que fue trabando una amistad consolidada en la campaña del segundo para acceder a la secretaría general del PSOE. Cuando los dinosaurios defenestraron a Sánchez, Montón se negó a firmar. Así que, al llegar a la Moncloa, Pedro se acordó de Carmen. No le importaron las polémicas desde la Consejería de Sanidad valenciana por la reversión de los contratos con las empresas privadas ni el enfrentamiento con Mónica Oltra por la contratación de su marido en una empresa pública. Sánchez se la llevó para darle contenido a un ministerio que tiene poco, aunque Montón dedicó la mayor parte de su comparecencia de ayer a referir los logros conseguidos en 100 días. Porque a la exministra le faltó picardía, pero desde luego lo que no le falta es carácter.