Farmacéutico, el sector que lidera el I+D industrial en España

Elisa Álvarez González
E. Álvarez REDACCIÓN / LA VOZ

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VALDA KALNINA

Su objetivo es desarrollar nuevos medicamentos, pero también emerge como dinamizador de la economía

14 oct 2018 . Actualizado a las 12:02 h.

Hablar de economía y salud no es políticamente correcto para muchos, pero lo cierto es que la industria de la sanidad no solo mueve millones, sino que genera un importante número de empleos. Y es más, son empleos de calidad, ya que en la mayoría de los casos se requieren estudios universitarios. Las farmacéuticas tienen como principal objetivo investigar y desarrollar nuevos medicamentos que mejoren la salud y la calidad de vida de las personas, pero también son grandes dinamizadoras de la economía.

Y es que el sector de los laboratorios farmacéuticos es en España el que más invierte en I+D. Según el informe El valor del medicamento desde una perspectiva social, elaborado por el centro de investigación en Economía de la Salud Weber con el apoyo de Farmaindustria, esta industria genera unos 40.000 empleos directos, con una característica a mayores, y es que la mayoría, seis de cada diez, son para profesionales con estudios universitarios.

Los resultados de esta publicación concluyen que si se suman los puestos indirectos e inducidos por las compañías, el número de empleados que dependen de este sector ronda las 200.000 personas. Es decir, por cada empleo directo las farmacéuticas crean otros cuatro indirectos. En concreto, la generación de trabajos en el país sería de 40.000 directos, 95.000 indirectos y unos 65.000 inducidos.

En este caso España no se ha quedado a la cola en un ámbito tan puntero como es el de la investigación y el desarrollo de fármacos. Es el quinto país con mayor empleo vinculado a esta industria, junto con Alemania, Francia, Italia y Suiza.

350 empresas

¿Y cuántas empresas se encargan de generar este empleo? Se estima que unas 350 fabrican fármacos, con una producción valorada en más de 15.000 millones de euros, lo que supone el 24 % del conjunto de la alta tecnología del país. El sector de las farmacéuticas ha seguido una evolución ascendente en los últimos años a nivel europeo. Así, si en el año 2000 en el continente la producción era de 125.000 millones, quince años después se ha duplicado, hasta casi 240.000 millones, según los datos de Farmaindustria.

Otro de los pilares fundamentales de este sector es su apuesta por la I+D. En el 2017, este sector invirtió en España un total de 1.147 millones de euros, el máximo histórico, que además supone casi un incremento del 6 % respecto al año anterior, según la encuesta de actividades de Farmaindustria. Más de la mitad, 662, se dedicaron a financiar ensayos clínicos; 131 a investigación básica; 60 a investigación preclínica y 114 millones a los estudios de farmacoeconomía o epidemiología. Otro dato a tener en cuenta es que casi la mitad de esta inversión se llevó a cabo en proyectos de colaboración con hospitales y centros públicos y privados de investigación.

Dentro de esta inversión también ha habido una evolución a lo largo de los años. Cuando se desarrolla un fármaco -un proceso que se extiende durante años- se establecen cuatro fases de ensayos clínicos. Las primeras, que requieren un mayor nivel de complejidad, han crecido hasta representar el 36 % de la investigación clínica. Pese a este aumento, la fase III, en la que se compara la seguridad y eficacia del nuevo tratamiento con la del fármaco vigente, se lleva más de la mitad de la inversión total.

El primero en i+d

Compañías y laboratorios farmacéuticos son en España el sector industrial que más invierte en I+D y el tercero en el total de la economía, detrás de los servicios de I+D y del ámbito de la información y la comunicación. Detrás del farmacéutico están otros tan importantes en el país como el de la automoción, la química, o la energía y el agua.

Si es el sector que más invierte en investigación y desarrollo es lógico también que sea el que tiene una mayor proporción de trabajadores dedicados a tiempo completo a labores de innovación y desarrollo biomédico. Así, el 12,4 % de la plantilla equivalente a jornada completa realiza estas tareas. El siguiente que más personal destina a I+D es el sector de los productos informáticos, con un 12 %. La automoción, por ejemplo, no llega al 3 %. Casi nueve de cada diez trabajadores del I+D farmacéutico son licenciados y doctores.

CONTRIBUCIÓN FISCAL

La industria farmacéutica también genera riqueza a través de la contribución fiscal. Las empresas del sector aportan unos 490 millones de euros al año en impuestos de sociedades y otros 890 en impuestos netos sobre sus productos.

¿Y qué hay de las exportaciones? ¿Es España importadora o exportadora en el sector farmacéutico? Aunque las cifras están bastante equilibradas, las importaciones todavía suponen un mayor montante que las exportaciones, aunque ambas han subido en los últimos años. En concreto, en el año 2016 las primeras alcanzaron los 13.600 millones de euros, mientras que las segundas se quedaron en los 10.600.

El efecto positivo de la industria farmacéutica no solo se ve en las cifras de empleo directo, indirecto, I+D, y movimientos de exportación e importación, sino también en el ahorro que suponen para las arcas públicas sus resultados.

Y en este caso también hay cifras que demuestran su efecto en la economía. Un euro invertido en nuevos medicamentos puede ahorrar al sistema público de salud entre dos y ocho euros. Y un año de esperanza de vida ganado proporciona cuatro puntos de beneficios a la economía, según los datos del informe del centro de salud Weber y Farmaindustria.

Las terapias innovadoras, al ser más efectivas que los tratamientos anteriores, reducen la medicación que debe tomar el paciente, las consultas médicas, las urgencias, las pruebas diagnósticas, las hospitalizaciones, las visitas médicas domiciliarias y el transporte sanitario, es decir, logran rebajar el gasto sanitario e inciden en la sostenibilidad.

MENOS BAJAS LABORALES

Hay una influencia directa de los medicamentos y los tratamientos innovadores en el gasto sanitario. Pero hay otros costes indirectos que también se reducen. Por ejemplo, el del absentismo laboral. Un estudio alemán que abarca dieciséis grupos de enfermedades estima que por cada fármaco aprobado se produce un ahorro de unos 200 millones en trabajo perdido por mortalidad prematura y jubilación anticipada.

De nada vale que la industria invierta en nuevos fármacos, que las administraciones los financien en el Sistema Nacional de Salud y que los médicos los prescriban si después los propios pacientes no los consumen o no tienen una adherencia correcta al mismo. Y esto también tiene implicaciones económicas. Un ejemplo, un estudio sobre el asma refleja que el coste medio de un paciente de asma no controlado es 2,3 veces superior al de un asmático parcialmente controlado y 3,7 veces superior al de un paciente controlado. En resumen, la industria de los medicamentos no significa solo más salud. Y es que contribuye a generar empleo de calidad, productividad, progreso tecnológico y competitividad internacional.

Un euro invertido en medicamentos supone un ahorro de entre dos y ocho para el sistema público de salud

En Galicia hay en la actualidad varios equipos de trabajo investigando nuevos fármacos y tratamientos para patologías muy extendidas. | PRADERO