El número de mujeres que superan un infarto es mayor si las atiende una médica

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

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XOÁN CARLOS GIL

No ocurre lo mismo con los hombres, en cuyo caso es indiferente quién los asista

08 oct 2018 . Actualizado a las 08:04 h.

Una mujer que sufre un infarto agudo de miocardio tiene más opciones de sobrevivir si la atiende una profesional sanitaria. Y no hay un único estudio que haya llegado a esta conclusión, sino varios. El último, de la Universidad de Cornell, analizó a todos los pacientes ingresados con un ataque al corazón en los hospitales de Florida entre 1991 y el 2010 comparando su evolución en función del sexo del médico que los trató. Y encontraron una clara asimetría, especialmente notable cuando la paciente era mujer. En estos casos las tasas de supervivencia caían cuando eran atendidas por hombres, algo que no ocurría con los enfermos varones, que tenían unas tasas similares de mejoría fuesen asistidos por cardiólogos hombres o mujeres. Y la investigación arroja otros datos. Si el facultativo hombre trabajaba rodeado de mujeres y había tratado a muchas pacientes en el pasado, era más efectivo al abordar el infarto agudo en pacientes femeninas.

Esta realidad no sorprende. De hecho, el Complejo Hospitalario de Santiago tiene una unidad de enfermedad cardiovascular en la mujer. Su coordinadora, Milagros Pedreira, es clara. Aunque no se sospechaban estos resultados, «no son sorprendentes», si se tiene en cuenta que las médicas pueden tener más empatía y ser más cuidadosas en la atención a las mujeres, con lo que consiguen «más precisión diagnóstica» y pueden «instaurar cuanto antes el tratamiento indicado», explica. Pedreira recuerda que hay investigaciones con resultados similares aunque de otras patologías cardiovasculares. En el 2016 se dieron a conocer datos de pacientes de Medicare en Estados Unidos con los que se llega a la misma conclusión, pero con usuarias que tenían insuficiencia cardíaca.

Otros estudios americanos reflejan que hay un problema parecido en la asistencia a los pacientes en función de la raza.

Posibles soluciones

El estudio realizado con pacientes de Florida plantea la posibilidad de incrementar el número de médicas en los servicios de urgencias o incluso, si los recursos humanos del centro lo permiten, hacer coincidir a pacientes y médicos del mismo sexo. No es para la cardióloga del CHUS la solución, que asegura que las mejores herramientas para acabar con esta asimetría son la formación, la información y la educación. Porque para Pedreira no hay duda de que puede influir la falta de comunicación entre mujer paciente y médico varón, pero pone encima de la mesa la formación y educación sanitaria a la hora de saber reconocer síntomas y deshacerse de prejuicios y estereotipos, como puede ser el creer que un infarto es una patología masculina. Y es que la enfermedad cardiovascular, recuerda, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres.

Peor pronóstico en mujeres

Sean atendidas por hombres o por mujeres, la realidad es que ellas tienen peor pronóstico. En este caso los factores que influyen nada tienen que ver con el sexo del facultativo, sino con un diferente riesgo cardiovascular, ya que muchas veces hay patologías asociadas, por la demora de las mujeres a la hora de solicitar asistencia y también por el hecho de que haya síntomas atípicos, que confunden y pueden dificultar el diagnóstico y por lo tanto las estrategias terapéuticas. El infarto agudo de miocardio es, como ocurre con el ictus o con la sepsis, una patología muy tiempo-dependiente, es decir, el retraso en el tratamiento influye de forma definitiva en la mortalidad o en la supervivencia.

¿Es posible que detrás de esta asimetría haya un modelo patriarcal del sistema sanitario, como en su momento existía una medicina paternalista? La responsable de la unidad de cardiología de la mujer no lo cree así. «Esta visión patriarcal está quedando superada», asegura. Porque además las facultades de medicina están llenas de mujeres, al igual que ocurre con los residentes que están en su período de formación, «por lo que en la próxima generación el escenario será totalmente diferente».

Y un ejemplo puede ser esta unidad de enfermedad cardiovascular, creada específicamente para dar visibilidad a las mujeres y mejorar la asistencia que se les da. Persigue, además, evitar desigualdades en la atención y fomentar la formación entre los profesionales, pero también en la sociedad en general, y participar en proyectos de investigación con un único propósito: «Mejorar el pronóstico de nuestras pacientes y de las mujeres en general», concluye Milagros Pedreira.