Pedro Sánchez da plantón al Senado y se niega a comparecer por su tesis

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JAVIER SORIANO | AFP

El PP amenaza con citarlo mediante la creación de una comisión de investigación

10 oct 2018 . Actualizado a las 00:29 h.

Plantón de Sánchez al Senado. Contra su palabra y contra todo pronóstico, el presidente del Gobierno no comparecerá el próximo martes 23 para tratar de esclarecer las dudas que planean sobre su tesis, una decisión que ha provocado una nueva escalada de tensiones entre las distintas instituciones democráticas.

La presencia del jefe del Ejecutivo en la plaza de la Marina Española se daba por segura. Existía hasta una fecha acordada con el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Antonio Montilla Martos, y solo faltaba por determinar la hora. Hasta el propio Sánchez anunció en público el pasado 23 de septiembre en Salzburgo que comparecería. Pero ayer todo saltó por los aires durante la habitual reunión de los martes de la Mesa del Senado, cuando Montilla avanzó que finalmente Sánchez no se sometería a las preguntas de la Cámara. Ander Gil, portavoz del PSOE en la Cámara, lo justificó con un ataque al PP, el grupo que había impulsado su comparecencia: «Han intentado forzar el traer al presidente a rastras y de las orejas. Este Gobierno no acudirá ni de la solapa, ni de las orejas, ni a rastras al lodazal en que el PP quiere convertir esta casa». Los socialistas acusan al principal partido de la oposición de estar utilizando la holgada mayoría de la que disfrutan en la Cámara para convertirla en su cortijo particular, «pervirtiendo» y «retorciendo» el reglamento.

La vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, defendió que Sánchez no tiene la obligación de comparecer: «Nunca ha sido así; jamás ha venido un presidente obligado al pleno de la Cámara. Nunca», comentó, olvidando quizá que en el 2013 Rajoy solicitó comparecer a petición propia por el escándalo de Bárcenas, solo una vez que comprobó que su presencia sería forzada por una mayoría de los grupos.

«¿Qué tiene que ocultar?»

En el PP no tardaron en poner el grito en el cielo. Su portavoz en el Senado, Ignacio Cosidó, calificó la evasiva de Sánchez como «una falta de respeto propia de regímenes autoritarios», y lanzó una pregunta al aire: «¿Qué tiene que ocultar para vulnerar incluso un artículo de la Constitución?». Cosidó hacía referencia al primer punto del 110, que dice: «Las Cámaras y sus comisiones pueden reclamar la presencia de los miembros del Gobierno».

El PP no piensa quedarse de brazos cruzados. Ayer trasladaron una petición a la Moncloa para que Sánchez reconsidere su postura. En caso contrario, amenazan con la creación de una comisión de investigación sobre su tesis en la que reclamarían la presencia del presidente. La renuncia a acudir a una citación de una comisión parece todavía más complicada, ya que la Constitución especifica que es «obligatorio», y que «la ley regulará las sanciones que puedan imponerse por incumplimiento».

Ante toda esta polvareda levantada, desde el Gobierno trataron de maquillar el asunto para no dar la sensación de que el presidente intenta escapar del control parlamentario. Apenas unos minutos después de que estallase la polémica, el grupo socialista anunció que el día 26 Sánchez acudirá al Congreso a explicar la venta de armamento a Arabia Saudí. Inmediatamente, la Moncloa avanzó vía un canal extraoficial la intención de Sánchez de convocar para el primer trimestre del 2019 el debate sobre el estado de las autonomías en el Senado, que «lleva sin celebrarse 13 años», detallaron. Sánchez confirmó este punto a última hora de la tarde, en su comparecencia junto al presidente chileno, Sebastián Piñera. En la rueda de prensa fue preguntado sobre su no al Senado: «Porque quiero prestigiar el Senado y dotarlo de un debate necesario, infinitamente de mayor importancia y de mayor interés», dijo, y acusó al PP de «instrumentalizar» las instituciones públicas.

La batalla del Senado ha vuelto a coger fuera de juego a Ciudadanos. Ayer trataron de llevar el partido al Congreso, en donde tienen más presencia, anunciando el impulso de una comisión de investigación, aunque necesitan más apoyos para que llegue a fructificar.

El PDECat dice que la negociación de los Presupuestos es un juego de baile entre PSOE y Podemos

«Partido a partido». Pedro Sánchez hizo suya la frase más célebre del entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, para detallar que solo una vez alcancen un acuerdo con Podemos de cara al proyecto de los Presupuestos Generales del Estado comenzarán las negociaciones con el resto de los grupos parlamentarios.

La única posibilidad de Sánchez para aprobar las cuentas del 2019 pasa por aliarse con las mismas fuerzas parlamentarias que lo apoyaron durante su exitosa moción de censura. El primero, y más importante, por su peso en el Congreso, es Podemos. En los últimos días el PSOE y el Gobierno han defendido que las conversaciones con ellos son productivas, y que confían en poder sellar un acuerdo antes del día 15, cuando deben enviar un borrador a Bruselas. «Llevamos bastantes meses hablando y la voluntad de ambas partes es llegar a un acuerdo», defendió Sánchez.

Sin embargo, desde la formación morada en las últimas horas no dejan de señalar que dicho acuerdo se encuentra todavía muy lejano y que las negociaciones, que efectivamente llevaban buen camino, se están torciendo. «Estamos muy preocupados», ha afirmado la portavoz adjunta en la Cámara Baja de Podemos, Ione Belarra, para manifestar que las conversaciones no avanzan. Fuentes de la dirección de la formación morada trasladaron a La Voz que el gran problema de este cambio es que el Gobierno no acaba de concretar en un papel todo lo que avanzaron mediante palabra.

Campuzano crítico con Borrell

Con menos peso, pero igual de necesarias para los Presupuestos, están las formaciones independentistas catalanas: ERC y PDECat. El portavoz de los antiguos convergentes, Carles Campuzano, denunció «un juego de baile» entre el PSOE y Podemos, en el que cada uno representa un papel para contentar a su electorado. Campuzano admitió que hasta el momento no habían recibido ni una sola llamada por parte del grupo socialista, pero informó de que las relaciones entre ambos no atraviesan su mejor momento, y que, mientras los políticos independentistas continúen en prisión, ven muy complicado llegar a un acuerdo.

Campuzano fue duro con el titular de Exteriores, Borrell, al que afeó que no invitase a Torra a la reunión de ministros de la Unión por el Mediterráneo.