El clan Fujimori sufre otro duro golpe con la detención de Keiko por corrupción

HÉCTOR ESTEPA BOGOTÁ / E. LA VOZ

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Simpatizantes de Keiko, ante la sede de la policía
Simpatizantes de Keiko, ante la sede de la policía MARIANA BAZO

Permanecerá al menos diez días en prisión tras ser acusada de recibir sobornos de Odebrecht junto a otros 19 políticos

11 oct 2018 . Actualizado a las 08:01 h.

Más problemas para la familia más conocida de Perú. Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular, la mayor agrupación del Congreso peruano, fue trasladada a prisión ayer, acusada de un delito de lavado de activos.

Pasará diez días en una celda, después de que el juez Richard Concepción Carhuancho aceptase la petición de la Fiscalía para ordenar la «detención preliminar» de la jefa de la oposición y de otras 19 personas, entre ellas dos exministros.

Los fiscales acusan a Fujimori de haber aceptado aportes de dinero de la constructora brasileña Odebrecht para las sus campañas electorales en el 2011 y el 2016. La empresa es investigada en buena parte de América Latina por pagar sobornos a políticos a cambio de contratos públicos.

Corren malos tiempos para el clan Fujimori. El arresto de Keiko se produce una semana después de que el Supremo anulase el indulto concedido por el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) al patriarca de la familia, el autócrata Alberto Fujimori (1990-2000), que cumplía una pena de 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad. El tribunal cree que no había razones suficientemente probadas que garantizasen suspender la condena de Alberto Fujimori.

La mayor parte de los analistas políticos de Perú cree que PPK indultó al patriarca de la familia como pago, tras haber logrado evitar la destitución a finales del 2017 apoyándose en un grupo de parlamentarios disidentes de Fuerza Popular, liderados por Kenji Fujimori, el benjamín de la familia.

Keiko, jefa del partido, había apostado fuerte por la destitución de PPK -que igualmente renunció en marzo en favor del ahora presidente Martín Vizcarra- y se enfrentó a su hermano, a pesar de que este habría conseguido la liberación del patriarca.

Kenji fue expulsado del partido, primero, y después del Congreso por haber supuestamente negociado los votos necesarios para evitar la renuncia de PKK en diciembre.

El benjamín criticó duramente a su hermana por seguir presionando para lograr la renuncia del ahora ex presidente, temiendo que el nuevo líder, Martín Vizcarra, pudiera realizar maniobras para retirar el indulto al patriarca del clan.

Lucha por el liderazgo

Ahora, con su hermana en prisión y el patriarca a punto de volver a ella, muchos se preguntan si Kenji tiene la influencia suficiente como para intentar optar por el liderazgo del fujimorismo, una fuerza política de gran relevancia en Perú, que sigue alabando al patriarca de la familia por haber acabado con la guerrilla de Sendero Luminoso y la hiperinflación, a pesar de las condenas por delitos de lesa humanidad.

Los escándalos parecen, eso sí, estar pasando factura al clan. El fujimorismo fue duramente castigado en las municipales de la semana pasada. No logró ningún triunfo y sus candidatos fueron escasamente votados en todo el país, tan solo dos años después de que Keiko Fujimori consiguiese el 49,88 % de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales del 2016.

El presidente Vizcarra parece, además, estar logrando algunas victorias sobre la bancada fujimorista en el Congreso, donde Fuerza Popular le ha hecho una fuerte oposición en los primeros meses de su mandato.