El primer afectado por la ameba comecerebros replantea el control de calidad del agua en piscinas

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Alberto López

Los expertos piden que se incluya en los análisis la detección del parásito que causa la infección

17 sep 2019 . Actualizado a las 20:42 h.

El investigador Jacob Lorenzo Morales lleva tiempo intentando que en los análisis de la calidad del agua de las piscinas se incluya un nuevo parámetro: la detección del parásito Naegleria fowleri. Pero hasta ahora siempre ha encontrado la misma respuesta por parte de la Administración: «Los casos son tan raros que no se estima que sean una amenaza». Hasta que la amenaza se convirtió en una realidad con el primer afectado en España por la ameba comecerebros. La niña afectada, que se contagió en una piscina climatizada en Torrijos (Toledo) logró sobrevivir, pero su caso es excepcional ya que solo lo hacen el 3 % de una enfermedad que actúa como una meningitis bacteriana y que destruye el cerebro de forma irremisible.

«Creo que ahora que ha habido el primer caso las autoridades decidirán hacer algo, y que se cambie la legislación y se requiera el control de la presencia de esta ameba es la mejor opción», explica Lorenzo Morales, director del Laboratorio de Amebas de Vida Libre en el Instituto de Enfermedades Tropicales de Canarias y miembro de la Red Nacional de Investigación Cooperativa en Enfermedades Tropicales.

«La solución -insiste- no es poner más cloro en las piscinas, sino incluir entre los parámetros microbiológicos a controlar la Naegleria fowleri, lo que ya se hace en países como México o Australia, pero España no considera a este patógeno en la normativa vigente».

Jacob Lorenzo, uno de los mayores expertos mundiales en el parásito, está seguro de que aparecerán más casos. «Por supuesto que sí -dice- y, de hecho, hay muchísimos casos de encefalitis sin agente causal identificado a nivel nacional e internacional que seguro que son debidos a esta ameba». Cree que el hecho de que no se haya encontrado antes en España no significa «que no existiera». «Simplemente -advierte- no se había buscado antes. Así que detectarla en aguas españolas no fue una sorpresa». Al patógeno le «encantan los cuerpos de aguas templadas y con poco movimiento», siempre que no sean salados, por lo que Galicia, en principio, no parece un buen destino para el protozoo. Pero no hay que bajar la guardia. «Las temperaturas de Galicia -precisa- son bastante bajas, pero es una región con piscinas climatizadas y balnearios donde podría proliferar esta ameba. El control de las aguas de recreo es la mejor opción».