¡Ojo con comer solo!

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NI TELE NI MÓVIL Esta es la manera de que regules lo que te estás metiendo entre pecho y espalda. Lo primero para ingerir lo necesario es, dicen los expertos, ser conscientes de lo que estamos haciendo. Y no, tampoco vale comer en la mesa delante del ordenador.

22 oct 2018 . Actualizado a las 08:20 h.

Cuántas veces has optado por comer un sándwich delante del ordenador. Seguro que unas cuantas, aunque menos que las que cenaste viendo una serie. La compañía no es un buen ingrediente con el que sentarse delante de la comida, ya sea en forma de pantalla o de quedada laboral. Así nos lo confirman los expertos, que destacan que la clave para sentarse en la mesa es prestarle atención a lo que estamos haciendo. «En cierto modo, es frecuente que comamos haciendo otra actividad, por lo que no somos del todo conscientes de lo que estamos comiendo porque estamos prestándole atención a otra cosa», indica la dietista nutricionista Viki Lorenzo, que añade otro hándicap al hábito de la tele: «Los alimentos que suelen acompañarla normalmente no son saludables, porque tiramos de snacks o patatas fritas, además de que estamos recibiendo estímulos de comida a través de los anuncios que nos llevan a desearla más».

Estas distracciones lo que provocan es que, en definitiva, no seamos conscientes de lo que comemos, ni del cómo ni del cuánto. Avala esta teoría Gemma Rodríguez Carnero, endocrina del CHUF: «Si uno come mientras está viendo la tele o el móvil tiende a comer más. Se ha observado que, en el caso de los niños, existe una relación entre las horas que están frente al televisor y la prevalencia de la obesidad». La especialista recuerda que el cerebro necesita veinte minutos en saber que uno ya está saciado, «por lo que si estás distraído viendo la tele o comes con prisa, ingieres en poco tiempo más de lo que necesitas, e igual en diez minutos ya acabaste un menú con muchas kilocalorías». La mejor receta para una alimentación saludable, señalan las expertas, es comer despacio y con tranquilidad.

Si la compañía es física, según con quien estemos comiendo también pueden aumentar las posibilidades de no ingerir la cantidad de comida necesaria, ya sea por educación o por no hablar con la boca llena. En este caso, podemos pecar por defecto. «Si comemos con personas a las que no conocemos tanto o con las que no tenemos confianza, nos cortamos más y tendemos a ingerir una porción más acotada», indica Lorenzo, que no olvida la otra cara de la moneda, que se muestra cuando comemos en familia: «Con familia y amigos el fin de semana nos inclinamos por comidas más copiosas que se prolongan, por lo que se come más». Solos o acompañados, lo que tenemos que hacer es comer de manera consciente, «aunque cuando uno está solo es más fácil», apunta la nutricionista, y eliminar del menú la tele, el móvil y el ordenador. Por tanto, lo del sándwich en la oficina tampoco es una buena opción. El momento de mayor riesgo de todo el día lo ve, sin ninguna duda, en la cena: «Es el más crítico porque llegas cansado, tarde, no tienes tiempo ni ganas, picas algo, te sientas en el sofá y pones la tele, por lo que tampoco cenarás de manera consciente. Ahí se junta todo».

PON ATENCIÓN

Llegados a este punto, ¿cuáles son las claves para comer bien? Lorenzo empieza por el principio: «Lo primero, hay que sentarse siempre, no mientras estás preparando la comida a los hijos ni mientras haces cualquier otra cosa. Hay que dedicarle tiempo a ese momento, que no sea un trámite». Su segundo consejo es que mastiquemos bien y que, para hacerlo, apoyemos los cubiertos entre bocado y bocado, saboreando el alimento. En cuanto a ese tiempo que nos deberíamos de tomar no es que haya una cifra estipulada, pero la experta nos invita a que nunca le dediquemos menos de 15 o 20 minutos, y nos pide que empecemos a pensar al revés: «Se deben hacer comidas con elaboraciones más sencillas, que lleven menos tiempo, y dedicarle más tiempo a comer. A veces le dedicas mucho tiempo a la cocina y lo engulles después». La bebida ideal para regar los alimentos, y aquí no hay excusa, es el agua. Ni refrescos, ni zumos, ni alcohol.

Ahora que nos ha quedado claro que las distracciones deben quedarse fuera de la mesa y que, por tanto, lo mejor para ello es sentarse solo, Rodríguez Carnero nos advierte de esa otra tentación, la de no esmerarse demasiado con el menú bajo el pretexto de que es demasiado esfuerzo para que el único comensal seas tú. «Es fundamental la planificación, que empieza desde la misma lista de la compra, porque sin un menú programado, tomarás más kilocalorías y correrás más riesgos de recurrir a los precocinados», asegura la endocrina, que nos da su propia lista de hábitos saludables: «Planificar el menú, hacer la compra sin hambre y calcular bien la cantidad de comida a la hora de cocinar para que no sobre». ¿El menú ideal para la especialista? Uno de dos platos que empiece con un entrante como verduras o ensalada -«lleva más tiempo comerla y nos calmará la saciedad precoz»- y después un alimento proteico para calmar la saciedad a largo plazo con pescado, carne o huevos. Tampoco te creas que por comer de táper en el trabajo ya tienes coartada: «Primero calcula la cantidad en un plato y después vuélcalo al táper», indica Lorenzo. ¡Que aproveche!