Salvini y Di Maio mantienen su envite a la Comisión

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

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DANIEL MIHAILESCU | Afp

El ultraderechista Salvini dijo que no recortará «ni un euro del presupuesto»

24 oct 2018 . Actualizado a las 07:58 h.

El suspenso de la Comisión Europea al presupuesto italiano no parece importar al Gobierno de Giuseppe Conte, que se declara convencido de las cuentas presentadas, a pesar de contemplar un déficit del 2,4 % del PIB, incumpliendo las normas comunitarias. «No existe ningún plan b», aseguró Conte en una entrevista en la que además afirmó que «no somos jugadores de azar que apostamos sobre el futuro de nuestros hijos en una ruleta. Este Ejecutivo no echará a Italia de Europa. Nos sentimos en casa en Europa y pensamos que el euro es nuestra moneda».

Más dura fue la reacción del vicepresidente y líder de la ultranacionalista Liga, Matteo Salvini, que durante su visita a Bucarest dijo que con la decisión de devolver los presupuestos «no se está atacando a un Gobierno, sino a un pueblo». «Estas cosas irritan a los italianos. Luego se quejan que la UE está en su mínimo de popularidad», señaló, antes de insistir en que su Gobierno «no recortará ni un euro» de los presupuestos. «A la UE le responderemos con cortesía. Yo mismo estoy dispuesto a encontrarme con Juncker para explicarle cómo Italia va a crecer», dijo. «El único organismo que puede decidir y mejorar los presupuestos es el Parlamento italiano», añadió.

También el otro vicepresidente y líder del M5E, Luigi Di Maio, estuvo categórico: «La estimación de crecimiento se cumplirá y no queremos volver a ver los presupuestos porque las cuentas son correctas. En esta ley no hay muchos gastos y hay recortes a cosas inútiles». Para Di Maio, el Gobierno trabaja «para salvaguardar los derechos sociales de los italianos» porque «sabemos que si nos rendimos volverán rápidamente los expertos a favor de los bancos y de la austeridad».

La anécdota la protagonizó el eurodiputado de la Liga, Angelo Ciocca que pisoteó «con una suela made in Italy», los papeles que había leído el comisario Moscovici censurando los presupuestos italianos, por ser «una montaña de mentiras».