La marcha de Angela Merkel aboca a la incertidumbre el futuro de la UE

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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HAYOUNG JEON | efe

Los expertos predicen la hibernación del proyecto si se impone el ala dura de la CDU

31 oct 2018 . Actualizado a las 07:58 h.

Aunque la intención de la canciller alemana, Angela Merkel, es seguir en el cargo hasta el 2021, el anuncio de su retirada definitiva ha provocado una inevitable sacudida en Bruselas, donde se engrasan los engranajes del proyecto europeo y donde las autoridades comunitarias trabajan contrarreloj para apretar las tuercas que quedan pendientes antes de que termine la legislatura.

Las prisas son más necesarias que nunca. Nadie sabe qué paisaje político habrá en la Eurocámara después de mayo del 2019. Con el populismo, la eurofobia y la extrema derecha en auge, el anuncio de la canciller añade más presión a la UE. A pesar de ser la responsable de poner palos en las ruedas a las más grandes y ambiciosas iniciativas de integración en la zona euro y de apretar el cinturón a los países del sur durante la crisis financiera desatada en el 2010, la alemana adoptó en sus trece años de liderazgo una actitud más constructiva y humilde que la de los miembros del ala dura de su partido o de su antecesor en el cargo, el socialdemócrata Gerhard Schröder.

Encorsetada por el tradicional etnocentrismo de los gobiernos alemanes, la presión de su industria y el conservadurismo de su electorado, se vio obligada a arrojar jarros de agua fría a las demandas de más Europa proclamadas desde Bruselas a París y desde Madrid a Atenas. «Me cuesta mucho poner su nombre a un gran logro europeo. Nunca tuvo una visión para Europa, fue más táctica que visionaria», aseguró a AFP el experto del Instituto Jacques Delors, Sébastien Maillard, quien se muestra especialmente crítico por la «actitud deplorable» y el egoísmo que mostró la canciller al defender a la industria del automóvil alemana durante la guerra comercial con el presidente estadounidense, Donald Trump. Merkel frenó la contraofensiva europea por el miedo a perjudicar a sus fabricantes. «Ella ha defendido los intereses comerciales de Alemania sin tener en cuenta las implicaciones para Europa», sostiene.

Su relevo será vital para el futuro del proyecto europeo. Hay muchos dosieres pendientes de su visto bueno. Entre ellos, la reforma del asilo o la culminación de la unión bancaria. El riesgo de una parálisis indefinida es muy alto, según los expertos. O lo que es peor: el timón de la CDU puede acabar en manos del ultraconservador Fiedrich Merz, eterno rival de Merkel. De ser así, lo más probable es que el gobierno de coalición no se sostenga y Alemania se precipite hacia unas elecciones en el momento de más necesidad para la UE, que se enfrenta a una dolorosa rehabilitación tras el brexit.

A pesar de las críticas a su legado y de la incertidumbre que abre su retirada, hay voces en Bruselas que temen que su salida sea más perjudicial que beneficiosa porque puede hipotecar el futuro de la UE. «Ahora nadie la escuchará en Europa», alerta Maillard, con la vista puesta en las importantísimas citas políticas que quedan hasta las elecciones europeas en mayo del 2019.

Para los líderes comunitarios, la marcha de Merkel es una mala noticia. Pese a los tira y afloja con el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, el luxemburgués perderá a la mejor de los peores aliados. ¿Qué hubiera pasado durante la crisis griega del 2015 si el ala dura de su partido, encarnada en el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, hubiese tomado las riendas? Probablemente la moneda única se habría roto. Y eso es algo que no pasa inadvertido para Juncker, más amigo de los centristas y proeuropeos. «Para el presidente, la canciller seguirá siendo uno de sus principales y primeros interlocutores. Nada cambia para él», aseguró ayer la portavoz de la institución Mina Andreeva.

De entre sus socios europeos, solo el primer ministro holandés, el liberal Mark Rutte, le dedicó unas palabras. «Espero que continúe nuestra buena y amistosa cooperación», sostuvo. Su política de apertura migratoria en el 2015 no le ha granjeado simpatías entre los compañeros de partido en los países del centro y este de Europa, último enclave democristiano en la UE.

Friedrich Merz abre la carrera para suceder a la canciller

Jens Büttner | dpa

La CDU ya tiene un favorito para la sucesión de Angela Merkel en la presidencia del principal partido de Alemania. Friedrich Merz, antiguo rival de la canciller, anunció oficialmente ayer su candidatura provocando una ola de entusiasmo entre los votantes conservadores. Un sondeo relámpago del digital Spiegel Online sitúa a Merz muy por delante del resto de los aspirantes a suceder a Merkel.

Aunque retirado de la política activa durante la última década tras perder la lucha por el control del partido contra Merkel a comienzos del milenio, los alemanes no parecen haber olvidado a Merz, un elocuente experto en economía y conservador provocador, que resumió su concepto fiscal en el posavasos de una cerveza. La encuesta del Spiegel le concede un 33,7 % de apoyos mientras la secretaria general de la CDU y favorita de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer, solo obtiene un 19,2 % y lo tendrá muy difícil para imponerse en el congreso de diciembre.

De 62 años, el que fue líder del grupo cristianodemócrata en el Bundestag entre 2000 y 2002 humilla incluso al hasta ahora delfín del ala más conservadora de la CDU, el actual ministro de Sanidad, Jens Spahn, al que solo respaldan un 6,2 % de los consultados. Es el mismo resultado que obtiene Armin Laschett, primer ministro del populoso Estado federado de Renania del Norte-Westfalia y otro de los nombres que se barajan para asumir la dirección. Merz deja también en ridículo al primer ministro de Schleswig-Holstein, la joven promesa Daniel Günther con un 6,4 %, y a la titular germana de Defensa, Ursula von der Leyen, hace años favorita para la sucesión pero a la que ahora solo dan su confianza un 2,1 %. Laschett, Günther y von der Leyen no han mostrado hasta el momento interés por sumarse a la competición para presidir la CDU.

La candidatura de Merz fue celebrada por la industria y el empresariado. «Es con diferencia el preferido de la Bolsa», señaló el analista bursátil Robert Halver, quien subrayó su competencia en materia económica y financiera. «Necesitamos renovación y un nuevo comienzo en la Unión con líderes expertos y personalidades jóvenes. Estoy dispuesto a asumir esa responsabilidad y a la vez hacer todo lo posible para reforzar la cohesión y capacidad de futuro de la CDU», señaló Merz en un comunicado para anunciar su decisión de presentarse a la elección. «Angela Merkel se merece respeto y reconocimiento por su rendimiento en los 18 años al frente del partido», afirmó el candidato pese a su pasada rivalidad con la canciller. En 2002 se vio obligado a ceder a Merkel el liderazgo del grupo parlamentario, en 2004 tiró la toalla como portavoz de Economía y en 2009 abandonó el Bundestag aburrido de estar a la sombra de la canciller.