Tensión en la comparecencia de Susana Díaz en el Senado: el PP insinúa que mandó destruir pruebas

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Emilio Naranjo | efe

Acusa a la presidenta andaluza en la Comisión de investigación de la financiación de los partidos políticos de hacer «una llamada» cuando se destapó el caso de Mercasevilla, que destapó el de los ERE, que hizo que se empezaran a «romper papeles»

08 nov 2018 . Actualizado a las 19:26 h.

Dice el PP que Susana Díaz levantó el teléfono cuando se destapó el caso de Mercasevilla y que, tras esa llamada, se empezaran a «romper papeles», y así se lo espetó a la presidenta andaluza en la Comisión de investigación de la financiación de los partidos políticos del Senado, donde ha comparecido este jueves. La socialista, que ha negado su vinculación con el caso de los ERE, ha pedido rigurosidad y escrupulosidad, reclamando que se detallase en qué parte del sumario aparece eso porque ella no hizo tal llamada.

El portavoz del PP en el Senado Luis Aznar y la presidenta de la Junta de Andalucía protagonizaron un tenso debate durante la comisión en torno a este tema: el representante popular recordó  que fue una comisión sobre la financiación ilegal de Mercasevilla «la que destapó el caso de los ERE», un caso que tiene que ver con el «reparto de 700 millones de euros» entre familiares de personas con responsabilidades, y que cuando se destapó esto, Díaz ya tenía responsabilidades dentro del PSOE. «Cuando fue concejal de Empleo en el Ayuntamiento de Sevilla, ¿tuvo alguna sospecha de que las ayudas no estaban llegando donde debían?», quiso saber Aznar.

Díaz respondió, según recoge Europa Press, que cuando el caso comenzó a investigarse ella «no era» concejal en Sevilla y que, además, «nunca» tuvo competencias en materia de subvenciones porque entre sus responsabilidades estaban los recursos humanos, la formación para el empleo y la juventud. Las competencias en ayudas, detalló, «estaban en la Consejería de Economía». «No mantenía relaciones con el Gobierno porque no eran de mi competencia», añadió la presidenta regional, afeándole al senador su actitud «agria» al hacerle las preguntas.

Pero Aznar siguió insistiendo. Preguntó a Díaz si, durante su etapa en el consistorio, estaba al tanto de que las ayudas suponían un «agujero» en la gestión. «Nunca tuve competencias en materia de ayudas» durante su etapa en el consistorio sevillano, reiteró ella, una institución que «tampoco ha sido investigada». Díaz, que dijo entender que Aznar buscase su «minuto de gloria» a su costa «24 días antes de las elecciones», le pidió que dejase de lanzar «insidias» contra su persona y aseguró que no va a «bajar la cabeza». Él, aludido, defendió que no le estaba faltando al respeto, que simplemente le está preguntado por un fragmento del diario de sesiones de los ERE donde un testigo aportó que cuando Díaz formaba parte del PSOE de Sevilla -concretó- «hizo una llamada a la Consejería de Empleo cuando saltó el escándalo de Mercasevilla y, acto seguido, se empezaron a romper papeles». «No es algo que me esté inventando, es algo que consta en el sumario, no juzgue mis preguntas», concluyó el senador.

Quiso saber entonces Susana Díaz si el del PP estaba asegurando que se habían mandado destruir pruebas, porque eso, apuntó, sería una acusación «muy grave» que tendría que justificar. Al mismo tiempo, exigió información sobre en qué parte del sumario se incluye dicho asunto, porque la causa está «en vista oral», una vista donde el PP solicitó que Díaz comparecencia, pero los tribunales «desecharon y descartaron» esa posibilidad porque «bajo ningún concepto estaba vinculada a la causa». «Usted quiere vincularme y si hace ese tipo de afirmaciones tiene que aclarar el contexto y leer en qué parte del sumario aparece tal cosa», exigió la presidenta andaluza. Enzarzados en el debate, Aznar volvió a la carga, alegando que la compareciente no es la que tiene que preguntar y que él no estaba «acusando a nadie», solo preguntando.

«Yo no puedo preguntar a nadie, pero puedo hacer constar en el diario de sesiones que uno tiene que ser siempre responsable de las afirmaciones que hacer en la Cámara Alta», respondió, rápida, Susana Díaz, para recordar que el debate sobre financiación ilegal de partidos abierto en el Senado es político, y que se la ha había citado a pesar de que el PSOE «no está sometido a ninguna causa sobre financiación ilegal».

Díaz llegó a Madrid este jueves convencida de que su citación supone para el PP un «desahogo en su desesperación». Acusa al partido presidido por Casado de llamarla a la comisión para tapar su falta de proyecto político para Andalucía de cara a las elecciones del 2 de diciembre, de usar la Cámara Alta como un instrumento y «un juguete» para «intentar contaminar todo lo que crea que le puede hacer daño».

Tras la socialista andaluza deberán comparecer en la comisión los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. El primero deberá presentarse el jueves 15 de noviembre, mientras que Griñán ha sido citado para el día 22. Se da la circunstancia de que la comparecencia de Chaves se producirá un día antes del comienzo de la campaña de las elecciones andaluzas, y la de Griñán a nueve días de los comicios. La de Díaz se produce, además, solo dos días después de que el Senado haya pedido a la Fiscalía que aclarase si es delito negarse a declarar en la comisión de investigación de partidos a raíz de la negativa a hacerlo de una exempleada de Crespo Gomar, empresa supuestamente implicada en un caso de financiación irregular del PSPV-PSOE.

Cree Susana Díaz que el PP le citó para este jueves pensando que las elecciones andaluzas serían el 25 de noviembre, de manera que si hubiesen sabido que finalmente serán el 2 de diciembre, seguramente la habrían convocado el próximo jueves, a escasas horas del inicio de la campaña. Porque según la del PSOE, la estrategia de los populares ha consistido en adelantar la campaña electoral y en «ofender» a Andalucía, recurriendo a los «tópicos» para tapar la falta de proyecto político en esta comunidad. En este sentido, la presidenta andaluza recriminó al PP-A de ser una «franquicia» de un PP que se ha «echado al monte».