Sánchez confirma su giro y no llevará los Presupuestos al Congreso sin apoyos

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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JUAN MEDINA | reuters

Está dispuesto a prorrogar las cuentas del PP y cambiarlas a base de decretos leyes

18 nov 2018 . Actualizado a las 00:23 h.

«Si el poder legislativo no hace sus deberes y rechaza estos Presupuestos, el Gobierno mantiene su hoja de ruta y, a través de modificaciones presupuestarias, hará las cosas que demanda la ciudadanía. No vamos a marear a los españoles», exclamó ayer Pedro Sánchez, constatando así el último vaivén de su Ejecutivo.

Fue el miércoles cuando se comprometió en el Congreso de los Diputados a «cumplir y presentar a la Cámara» su proyecto presupuestario antes de que finalice el 2018. Cuando todavía no habían transcurrido ni tres días, ayer vino a confirmar todo lo contrario: si se ve incapaz de reunir a su alrededor los apoyos suficientes que necesita para aprobar las cuentas, a lo que todo apunta, finalmente renunciará a llevar su proyecto a la carrera de San Jerónimo, evitando así el desgaste de una derrota que parece más que garantizada.

Aun consciente de su falta de músculo para aprobar los Presupuestos, Sánchez tiene ante sí dos caminos. El primero, el que le exigía tomar a Rajoy cuando estaba en la oposición, implica la confección del proyecto de ley presupuestario y su traslado a la Cámara para que los 350 diputados se pronuncien en la votación correspondiente. Se trata de un arma de doble filo para el Gobierno. Por un lado estaría mandando un mensaje a su potencial electorado de todas las medidas que impulsaría si disfrutase de un mayor respaldo. Sin embargo, al mismo tiempo estaría constatando la absoluta falta de apoyos que padece su Ejecutivo, evidenciando una vez más que llegó al poder a través de una carambola en la que primó el voto de repulsa a Rajoy sobre la verdadera confianza en el actual presidente del Gobierno. 

Cuestión de confianza

Hasta el momento Sánchez siempre había sostenido que su Ejecutivo emprendería este camino, pero ayer, desde la ciudad guatemalteca de Antigua, en donde asistió a la clausura de la Cumbre Iberoamericana, constató que finalmente se decantará por la segunda vía, que consiste en no llevar los Presupuestos a la Cámara y evitar que se celebre la votación con la previsible derrota. Como jefe de la oposición, Sánchez presionaba a Rajoy a que sometiera su cargo a una cuestión de confianza en el Congreso si no presentaba su proyecto presupuestario. Ya como jefe del Ejecutivo, ayer le preguntaron si está dispuesto a fijarse el mismo listón que antes reclamaba. Lo rechazó por completo: «La cuestión de confianza va a ser cuando lleguen las elecciones», dijo. Lo que sí tiene muy claro Pedro Sánchez es que no piensa abandonar la Moncloa antes de tiempo, y se muestra decidido a seguir gobernando apoyado en los Presupuestos de Rajoy, que tanto criticó en su día y ahora se ve condenado a prorrogar. «Nos iremos a modificaciones con reales decretos de esos Presupuestos que heredamos», avanzó ayer. 

Presiones de Podemos

La figura del decreto ley está reservada para cuestiones que revistan urgencia, por lo que Sánchez se vería en una posición muy comprometida, hasta el punto de que Podemos, su gran aliado parlamentario, ya manifestó por boca de Pablo Iglesias que sin Presupuestos lo «sensato» sería un adelanto electoral. Ayer repitió este mensaje el secretario de organización, Pablo Echenique, al afirmar que Sánchez «no tendrá más remedio que convocar elecciones».

Las presiones también aumentan desde la oposición. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, se mostró muy crítico con el último bandazo del jefe del Ejecutivo, al que comparó con «el protagonista de la película Aterriza como puedas, que al final se estampó». Lodijo ayer en Sevilla, en un acto de campaña de las elecciones andaluzas del próximo 2 de diciembre. Rivera pidió a Sánchez que deje de «marear a los españoles» y exigió «urnas» cuanto antes.

Génova 13 también pide elecciones. El presidente del PP, Pablo Casado, centrado en la campaña andaluza, no mencionó ayer esta cuestión, pero sí lo hizo su vicesecretaria Andrea Levy, quien sugirió desde Pontevedra que sin el apoyo Podemos Sánchez no tendrá otra salida.

Tal y como recordó ayer el presidente del Gobierno, el plan A del Ejecutivo continúa siendo lograr aprobar sus propios Presupuestos, cuyas líneas maestras pactó recientemente con Podemos. Para ello necesita el apoyo de ERC y del PDECat (de estos últimos bastaría con su abstención). Pero cada día que pasa parece más complicado, hasta el punto de que en la Moncloa ya empiezan a asumir que a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la encargada de negociar con el resto de las fuerzas parlamentarias, le han encomendado una tarea imposible.

Gabriel Rufián reiteró ayer que Esquerra no facilitará la aprobación de las cuentas mientras los políticos secesionistas estén en prisión. Ante las presiones que le llegan desde Podemos para que favorezcan los Presupuestos, el diputado de ERC les preguntó si ellos se verían capaces de negociar las cuentas con «Iglesias en la cárcel y Montero en el exilio». «Seguro que no», se respondió a sí mismo en unas declaraciones a Radio Euskadi recogidas por Efe. «Que presionen al Partido Socialista, que tiene mecanismos para al menos reconocer esta situación», sugirió. 

Tres escenarios distintos

Las negociaciones continúan encalladas desde que se conocieron los informes de acusación de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado a los encausados por la declaración de independencia. Pero no peligran solo los números del Gobierno central. El Ejecutivo autonómico catalán necesita el apoyo de los comunes para sacar adelante los suyos, algo poco probable sin el visto bueno previo del PDECat en Madrid. En Barcelona, Ada Colau también se encuentra en una tesitura similar. Sugirió un triple pacto, pero este fue rechazado por Torra.