Alimentos que realmente mejoran tu estado de ánimo

SABE BIEN

ALBERTO LÓPEZ

Pese a lo que se empeña en transmitir parte de la industria alimentaria y el márketing sobre el que orbita el Blue Monday, la felicidad no se encuentra en helados y tabletas de chocolate

17 ene 2022 . Actualizado a las 12:58 h.

La compañía estadounidense Ben and Jerry's se alió con el mandamás de las plataformas en streaming para crear el helado Netflix and chill. La idea se materializó meses antes de que el covid-19 arrasase el mundo, y asentó esa idea que ha romantizado el cine de que una velada perfecta en casa consiste en tirar de manta, una buena peli y toneladas de azúcar. Lo mismo ocurre con esas escenas que desde los años noventa vinculan la superación de una ruptura (casualidad o no casi siempre encarnado en un personaje femenino) a un atracón de ultraprocesados. Y así han ido pasando los años, con las arcas de grandes corporaciones alimentarias engordando y los consumidores dejándose embelesar hasta alcanzar las peligrosísimas tasas de obesidad que plagan los países desarrollados. El problema es que precisamente los alimentos que llevan el elixir de la felicidad son aquellos que la mayoría tilda de aburridos. Por su composición, productos como los plátanos, el pescado azul y las naranjas tienen una potente capacidad para hacernos sentir mejor; y esta cuestión, inmersos en una pandemia globa desde hace un año, es menos baladí que nunca.

Efectivamente, explica Rita Allegue, nutricionista y vocal del Colexio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Galicia (Codinugal), «lo que hay que hacer es comer comida». Este pleonasmo, sin embargo, tiene más sentido del que pueda parecer, pues para encontrarnos mejor son alimentos que apenas están procesados los que nos darán el chute necesario para mantener el ánimo arriba. «Plátanos, nueces, cereales integrales, carne roja, huevos, lentejas, productos lácteos y el chocolate puro; todos estos alimentos son ricos en triptófano, que es un aminoácido que ayuda a generar serotonina, conocida también como hormona de la felicidad». Menciona también la experta los hidratos de carbono, entre ellos la glucosa. «No podemos olvidad que es el combustible principal para el cerebro, para ello tenemos que consumir frutas, legumbres, yogures, harinas integrales y cereales integrales». 

Esto no es todo, pese a lo que le cuesta a muchos esforzarse en tomar pescado, las variedades de pescado azul tienen alto contenido en ácidos grasos omega 3. «Si estos niveles están bajos pueden provocarnos un decaimiento del estado de ánimo», comenta Allegue. Para ello, es fundamental no dejar de lado productos como el salmón, las sardinas, la caballa y el atún. No obstante, apunta la asesora nutricional Lidia González, el omega 3 también se encuentra en las nueces, las semillas de lino (que podemos utilizar en boles de desayuno o ensaladas).

La vitamina C es otro de los grandes aliados de nuestro bienestar. Tanto, que Allegue afirma que un déficit podría provocar incluso un cambio en nuestro estado de ánimo, «dándonos esa sensación de enfado». Al magnesio (que se encuentra en espinacas, alcachofas, judías o garbanzos) le ocurre algo similar, y se trata de un mineral « muy utilizado para tratar los síntomas de ansiedad y depresión».

Con la glucosa surgen los conflictos y las dudas. «Es fundamental y principal combustible para el cerebro, que necesita una carga constante de glucosa, que aumenta la producción de serotonina. Pero tendríamos nuestra necesidad cubierta con frutas o cereales integrales. En el caso del chocolate podría estar relacionado con el aporte de triptófano, pero no se justifica un consumo abusivo porque este nutriente está presente en otros alimentos».

Alimentos palatables

La palatabilidad de los alimentos es lo que nos juega malas pasadas a la hora de confundir sensaciones después de comer. Se trata de una de las características de los ultraprocesados y es aquella que hace que una vez empezamos a tomar un producto sea muy difícil parar. Pocas veces esto ocurre, por ejemplo, con la coliflor. Sin embargo, la bollería industrial, las patatas fritas, las bolsas de snacks, poseen esta propiedad por su composición y es difícil, pero no imposible, luchar contra su poder. 

«Son difíciles de digerir, tienen grasas trans, sal, harinas y azúcares refinados y aditivos innombrables que perjudican nuestro organismo. Nuesto cuerpo no está hecho para ingerir este tipo de productos que podemos llamar comida 2.0. Los ultraprocesados merman nuestra energía y, por tanto, nuestra felicidad: están diseñados para darnos placer instantáneo  Es un simple chute, un subidón. Simplemente suponen un chute de placer momentáneo, etéreo, un mero parche a nuestros problemas. A continuación, es muy probable que venga el famoso bajón de energía», comenta González. Allegue sigue una línea similar al explicar que los ultraprocesados incluyen glucosa de absorción rápida «por lo que notamos el efecto de forma inmediata, nos apetecerán más fácilmente este tipo de productos. El motivo es porque experimentaremos un aumento rápido de azúcar en sangre, seguido al poco tiempo de un brusco descenso, lo que nos llevará a seguir consumiendo cada vez más azúcar perjudicando nuestra salud».