Gijón y la arquitectura asturiana despiden a Ángel Mayor

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Ángel Mayor Villarejo
Ángel Mayor Villarejo Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias

La parroquia de La Asunción acoge a las 17,30 el funeral por el arquitecto zamorano y exdecano del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, fallecido a los 78 años

09 ene 2019 . Actualizado a las 10:38 h.

La aquitectura asturiana y Gijón, la ciudad que le acogió y donde desarrolló su destacada carrera, dirán hoy adiós a Ángel Mayor Villarejo. Un funeral previsto para las 17,30 en la parroquia de La Asunción despedirá esta tarde al arquitecto y urbanista que desempeñó también el decanato del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, y que fallecía el martes a los 78 años tras una larga dolencia. Nacido en Santa Croya de Tera (Zamora) en 1940 y formado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Mayor Villarejo se afincó al terminar sus estudios en Gijón, ciudad donde residía junto a su esposa, la gijonesa María Isabel Casas, con la que tuvo tres hijos.

La mayor parte de su trabajo lo firmó junto a su compañero de Estudio, Ramón Palat, con quien compartió alegrías como el Premio Asturias de Arquitectura de 1996 por el conjunto de piscinas del Grupo Covadonga, un proyecto del que también fueron autores Miguel Pérez de Arenaza y Joaquín Pujol. Suyas son también otras significativas aportaciones a la arquitectura de la ciudad de Gijón en las últimas décadas, como la cooperativa Pablo Iglesias, en Pumarín, el proyecto de rehabilitación del histórico edificio de la Gota de Leche, el Plan Especial del Muro y el edificio de Protección Oficial de la parcela 3 del área residencial de Roces por el que le fue concedido otro de los galardones de su trayectoria, la Plomada de Plata Ex-Aqueo, en 2011. Colaboró también con arquitectos como Ángel Alonso, Celestino Braña, Pablo Cabello, Gerardo Fernández, María Eugenia Pardo, 

Además del decanato del COAA, fue también presidente de la Hermandad Nacional de Arquitectos (HNA). Su empeño por la mejora de la profesión le fue reconocido el pasado año con la concesión, por parte de sus compañeros del Colegio, de la insignia de oro a los 50 años de la profesión, en la que José Ramón  Puerto le describió como «uno de esos sabios de la tribu, de esas personas que han dedicado muchas horas de su tiempo a trabajar por mejorar esta profesión y la vida de todos lo que, novatos o veteranos, nos dedicamos a ella», según recoge la necrológica del COAA de un hombre «generoso en las palabras y en las acciones» más allá de «su pericia como profesional».