«Tengo claro que hay algunos límites para negociar, siempre los ha habido»

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Ana González
Ana González

La candidata socialista, Ana González, pide que el domingo se vote, «como el 28 de abril», desde la «plena conciencia» de que se está eligiendo «un modelo de sociedad» para Gijón

23 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ana González ya daba muestras de tener el motor a toda revolución justo después de ser elegida por el PSOE para intentar el regreso a la Alcaldía de la que el partido fue desalojado en 2011 y a la que no pudo regresar después de 2015 por los sucesivos desacuerdos de cara a un posible tripartito de izquierdas. No ha bajado el pistón desde entonces, y para el último repecho de esta larga campaña ha contado con el viento a favor de unas encuestas que la dan como ganadora holgada. Un viento que acoge con confianza, pero que no le impide recomendar «cautela».

-¿Qué música capta en el aire tras el 28A y las últimas encuestas, en las que se le da como holgada ganadora?

-Me gusta, es una música que está bien oír de fondo estos días de campaña cuando me voy a dormir todas las noches. Ha sido un buen hilo musical para estos días. Refrenda lo que vimos el 28 de abril, que es que la sociedad española, y en este caso la asturiana y la gijonesa, se están pronunciando no solo sobre cómo quieren que sea su país, su autonomía y su ciudad, pero sobre todo se han pronunciado sobre cómo quieren que convivamos. De eso hablamos: de modelos de convivencia, de uno en el que cabemos todas las personas, modelos de convivencia excluyentes. Pero siempre hay que tener cautela. La extrapolación exacta de los resultados de las generales, pensar que podrían repetirse de forma mimética, es un error. Hay otros muchos factores que influyen. Pero aún así, todos esos datos dan una orientación bastante clara de por dónde van a ir las cosas.

-¿Qué ha visto y oído en la ciudad estos días, que ha aprendido o incorporado a la campaña?

-Siempre se aprende, pero lo que me gustaría destacar no es tanto de alguna necesidad concreta. El bagaje más importante ha sido el afecto y la complicidad. Yo salgo todas las mañanas temprano de casa, estoy en la calle temprano y vuelvo muy tarde. Y me encuentro muchas mujeres y hombres que me hacen guiños de complicidad. De hecho, a veces comento casi en broma que me he vuelto la abrazadora de Gijón (Ríe) Y, por cierto, he descubierto que me gusta mucho abrazar a la gente. Es muy reconfortante. Detecto muchas ganas de trabajar conjuntamente, de cambiar cosas. Lo digo con mucha sinceridad y con mucha humidad: muchas ganas de que el PSOE esté gobernando Gijón.

-¿Necesita la ciudad también un abrazo, un apretón? Muchos candidatos coinciden en que anda con el tono bajo y falta de autoestima.

-Necesitamos darnos afecto a nosotros mismos, creer en nosotros mismos como ciudad. Hay una constante en todas las asociaciones de vecinos y vecinas que visitamos en lo que me piden. Me dicen: «Ana, esta ciudad está descuidada», «Ana, la ciudad está sucia». Nadie se ha preocupado del mantenimiento, el mobiliario urbano está hecho un asco, se llevan una papelera rota y no vuelve a estar, con suerte, hasta dentro de seis o siete meses… Se necesita abrazar a Gijón, se necesita quererlo, un gobierno que quiera a Gijón. Mimo, detalle. Date cuenta de que en los detalles está el cariño. Y también el orgullo de estar en una ciudad que es como queremos que sea, a nuestra imagen y semejanza. Si me fascinó siempre Gijón es porque la gente era inclusiva, abierta, abrazadora. La gente reclama eso: que la ciudad me abrace para abrazar la ciudad. Vamos a cuidar de Gijón para que Gijón nos cuide.

-¿Cómo es su lista, la gente con la que estás dispuesta a hacer todo eso?

-Creo que la mejor definición es un equipo de suma, de perfiles muy, muy variados. Además, en muchos aspectos, desde el origen. Hemos nacido en sitios diferentes, y sin embargo tenemos un punto de unión: Gijón. Somos de edades muy distintas, desde una persona que tiene 27 años hasta personas de más de 80. Profesiones y formación absolutamente diversa y diferente, que hacen que haya obreros, personas que formamos parte del funcionariado y otro tipo de profesiones. Personas que tienen una larguísima trayectoria en el partido y personas que nos hemos incorporado más tarde al PSOE como militantes. Personas que han ocupado cargos institucionales y orgánicos y otras que se estrenan ahora y que me dicen: «Meca, meca, Ana, necesitamos más formación» porque tienen tanta ilusión y son tan responsables que sienten que trabajar por nuestra ciudad significa también formarnos e implicarnos. Creo que es realmente la suma de la variedad, porque al final una ciudad tan viva como nuestro Gijón es eso: es suma. Creo que la representamos.

-Se ha hecho algo de ruido a costa de esa cuestión del origen, del no haber nacido en Gijón. Incluso se la ha acusado en redes, ahí es nada, de tener carnet del Real Oviedo...

-Que nunca he tenido. Es verdad que han intentado hacerme daño diciendo en redes que soy socia del Real Oviedo. A pesar de que sé que se ha discutido en mucho en redes sociales acerca de mis orígenes y mi posicionamiento en estos temas, nadie se atreve nunca a preguntarme. No soy socia del Real Oviedo. Nunca lo he sido. Del mismo modo que no soy socia del Sporting. No me gusta el fútbol, lo cual no quiere decir que no entienda la importancia del Sporting como marca de Gijón y no significa que no sea la primera en ir al fútbol cuanto sea necesario. Es lo que le he dicho a la Junta Directiva: «Todas las veces que tenga que estar aquí, estaré. Solo tenéis que decirme: "Ven"». Pero, hablando del carnet, sé que fue un partido político, y con una torpeza impresionante, porque dicen que me hago socia del Oviedo en 2012, cuando ya había 12.000 socios y socias, y me dan el número 5.000 y pico. Qué torpes. La persona que lo impulsó es muy torpe, pero debe tener miedo a perder el empleo.

-¿Qué alcaldesa sería, si los votos se lo encomienda? ¿En qué tipología se ve a sí misma?

-No sé muy bien si hay tipologías, porque tengo miedo de que encorsete. Pero creo sinceramente que algunas de las características que me pueden definir son el tesón, la capacidad de escuchar y el deseo de intentar comprender, la conciencia de que no lo sé todo y tengo que aprender cosas y estudiar… Y la responsabilidad. Soy una persona muy, muy responsable y muy tenaz.

-Y es docente. ¿Se notaría eso?

-Lógicamente durante toda esta larga campaña, o campaña alargada por el tiempo y el contexto, he tenido que hablar mucho en público, y alguna vez me han tenido que decir: «Ana, por favor, quita ese tono de profesora que tienes» (Ríe) No tengo conciencia de ello, pero creo que sí, que soy profesora. En política siempre he oído decir eso de «hay que hacer más pedagogía», y ahora me dicen que quite el tono profesoral… Vaya, ahora que tengo tono pedagógico queréis quitármelo (Ríe)

-Bueno, pues denos una lección rápida sobre lo que contiene su programa.

-El nuestro no es extenso porque suelen ser un tostón impresionante. Precisamente por vena pedagógica. Quiero un documento para ser leído, entendido y compartido. Hemos hecho una introducción de carácter ideológico, de contexto, que sitúa nuestras ideas sobre cada uno de los temas que abordamos, y luego una serie de medidas en las que no intentamos bajar al último nivel de concreción porque creemos que, simple y llanamente, no es bueno. No es bueno decir: «Voy a poner la papelera en esta esquina», porque luego no es esa, sino la de al lado. Si tuviera que decirle al electorado, a las mujeres y hombres de Gijón, qué es lo que más me gusta del programa, creo que son las cuatro líneas que hemos decidido como estratégicas.

-¿A saber?

-La primera son las personas. No hay una ciudad sin personas. No se construye ciudadanía sin personas. Ahí entra todo lo que tiene que ver con educación, empleo, servicios sociales, cultura… Es poner en el centro de todas las políticas a las personas. Todo tiene que responder a una misma pregunta: «¿En qué beneficia a los gijoneses y gijonesas? ¿Cómo mejoramos la vida de los gijoneses y gijonesas?». Una segunda línea es la igualdad entre mujeres y hombres, creo que es la articuladora de todas las igualdades y por tanto también hay que responder a esa pregunta. La tercera es la ciudad como ser viva. La ciudad es como un cuerpo con venas, arterias por las que circulamos, que nos da la comida, los nutrientes… Ahí entra urbanismo, manteimiento, medio ambiente, movilidad. Es absolutamente necesario. Necesitamos marcos, lugares de vida agradables, sostenibles y saludables. Y el cuarto tiene que ver con la innovación. Las ciudades tienen que estar siempre pensando. Las ciudades nunca llegan, nunca pueden sentir que han llegado. ¿Lo siguiente cuál es? Tenemos un compromiso de presente, pero con la conciencia de que desde el presente construimos el futuro. Eso es estar contínuamente repensando.

-Habla de cambiar Gijón; un concepto común a casi todos los candidatos, pero que significa cosas distintas en contextos distintos. ¿Cómo lo entiende usted y su partido?

-Sí. Siempre he pensado que quien se queda en el hoy renuncia siempre al mañana. Siempre me llama la atención en los discursos políticos cuando se dice: «Tenemos que construir el futuro». Claro que tenemos que construir el futuro. Pero parece que con eso se olvidan del hoy. Y el futuro se construye desde el hoy. Es casi ese juego de palabras de «mañana dejo de fumar», y ese mañana puedo decirlo todas las mañanas y entonces nunca llega.

-Hablando de humos, las noticias de días atrás sobre Arcelor urgen a pensar en qué tipo de industria se quiere para el futuro en Gijón.

-Es verdad que el peso industrial en Gijón es menor de lo que fue, pero tenemos que seguir reivinicándonos como una ciudad industrial. Pero también es verdad que tenemos que empezar a pensar la industria de otra manera, un modelo que no son ya las macroindustrias sino empresas más pequeñas en torno a sectores que son nuevos. No estamos vendiendo motos. Ya lo hicimos en el Parque Científico y Tecnológico. ¿Por qué no vamos a volver a hacerlo? Y luego, una ciudad tan viva como Gijón tiene que explorar otros sectores. Quiero que el sector de la cultura sea muy importante; no solo la recepción de la cultura, que a veces nos quedamos en eso, sino también la producción. Hay muchas más cosas de las que nos pensamos, y debemos potenciarlas desde el Ayuntamiento. Tenemos que ser conscientes de lo que podemos hacer y no vender motos. Sinceramente, no creo que sea capaz de traer una fábrica de coches, pero somos capaces como ciudad, por nuestro atractivo y a poco que trabajemos, de generar un entorno que sea apetecible para venir a vivir industrias, pequeñas empresas para desarrollar eso que están llamando la economía azul de energías renovables en torno al mar. Tenemos que aprovechar también la ampliación de Cabueñes para potenciar las empresas y laboratorios que trabajan en torno a la biomedicina, otro campo clarísimo de futuro que ya es fundamental. ¿Por qué no va a estar aquí en Gijón, si sabemos poner en valor nuestra ciudad?

-El PSOE ha ocupado el Gobierno local durante la mayor parte de la historia democrática municipal. ¿Hasta qué punto harían «arqueología», rescatede lo que se hizo antes de estos ocho años de mandato forista?

-Una cosa que sabía, pero que estos días he constatado, es que la gente pide volver. Pero cuidado con ese volver. No es «Ana, vete al 2011»; no es eso: lo que me piden es un concepto de ciudad, una idea. Cuando estamos hablando de recuperar lo que se cortó con la llegada de Foro no estamos hablando exactamente de una medida concreta, sino de una concepción de ciudad y de sociedad. Por ejemplo, de la alegría. Que vuelva la alegría, el dinamismo. Gijón era una ciudad de una viveza sorprendente, y eso se ha perdido. Era una ciudad limpia. Sin ratas. Como suena. En barrios me han dicho. «Hay ratas como gatos», y antes no las había. Tenemos entender que nuestro entorno tiene que ser de determinada manera no solo en sentido físico, sino también espiritual, ideológica, cómo sentimos la ciudad, la pulsión de la ciudad.

-Como algo orgánico.

-Exacto. Había una especie de simbiosis, de complementariedad entre las personas y la ciudad, entrar y salir continuamente, una mezcla fascinante. Eso es lo que me ha pedido la gente, lo que me ha pedido en esta larga campaña electora.

-27M. Casi con toda certeza, momento de empezar a gestar pactos.

-Lo que tengo claro es que somos un partido de izquierdas, nuestro contexto natural es la izquierda y lógicamente es donde me siento cómoda personal y políticamente y el PSOE también. También tengo claro que lo importante es Gijón y que cuando se va a negociar hay que ir con actitudes abiertas; pero tengo claro que hay algunos límites. Siempre los habido. No podría traspasarlo porque no sería yo y estaría mintiendo a la gente.

-¿Qué límites?

-La igualdad de mujeres y hombres. Jamás pactaré con un partido que niegue la igualdad de las mujeres por el hecho de ser mujeres. No voy a pactar con ningún partio que niegue la violencia contra las mujeres o que pida el desmantelamiento de todo lo que tiene que ver con las estructuras de igualdad o que diga que las asociaciones de mujeres son clientelares y viven del cuento. No voy a aceptar eso, no voy a negar la mayor desigualdad sobre la que se estructura la sociedad actual. No quiero ser alcaldesa por ser alcaldesa, sino por un proyecto político y social determinado.

-¿Su última palabra en el oído de los votantes antes de depositar su voto en la urna?

-Como sea Gijón depende de esta votación. El compromiso no es solo de los partidos políticos, sino de los hombres y mujeres que vivimos en Gijón. Ahora, tenemos que pronunciarnos sobre ese compromiso, sobre cómo queremos que sea Gijón, cómo queremos ser y estar en Gijón. El voto tiene un valor infinito, es el que decido. Tenemos que ir a votar y votar desde la plena consciencia. Creo que, de hecho, es como se votó el 28 de abril: no desde el miedo sino desde la consciencia, desde el querer este modelo y no querer este modelo de sociedad.