La evolución necesaria de la movilidad: su complejidad y su urgencia

Raffa Fernández

GIJÓN

Ciclistas en el carril bici de Poniente
Ciclistas en el carril bici de Poniente Tomás Mugueta

24 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Todas las personas tenemos múltiples motivos diarios para movernos: compras básicas y superfluas, ocio, trabajo/estudio, ver a nuestros seres queridos, deporte o simplemente, disfrutar del paseo.

La forma de hacer esa movilidad cotidiana es algo que no solemos pararnos a valorar, sino que tenemos automatizado.

Ese es el principal motivo por el que cuesta tanto cambiar esas costumbres de movilidad y se encuentran tantas reticencias a los cambios necesarios en una ciudad para poder avanzar hacia una movilidad más sostenible, a pesar de que con el tiempo vaya a ser más eficiente, sana y divertida.

Si visitamos una ciudad con escaso movimiento de coches, segura para caminar y pedalear, con un transporte público eficaz, con aire sano y ambietne tranquilo, agradable; segurísimo que lo sabemos apreciar y valorar.

En cambio pensar en que nuestra ciudad se puede transformar así, nos da pereza e incredulidad, tal vez pq nos supone un esfuerzo para un paso a lo desconocido en algo que ya teníamos controlado y que puede escapársenos temporalmente a ese control.

No hay fórmulas mágicas que valgan para la transformación sostenible de cualquier ciudad. Todas tienen sus peculiaridades. Pero lo que sí es importante es no dar saltos en el vacío, sino ir haciendo una transformación paulatina, paso a paso, y con fórmulas de participación comunitaria que permitan un debate paralelo necesario para poder ir venciendo la resistencia al cambio, al tiempo que se valoran soluciones urbanísticas que han funcionado en otros lugares para encontrar colectivamente soluciones concretas a las circunstancias de esa urbe en ese momento concreto y poder evolucionar adecuadamente.

La movilidad en bicicleta es la más eficiente, al lograr desplazamientos más rápidos de puerta a puerta, tanto en bicicleta pública como privada, además de ser una movilidad sana y divertida que requiere tan sólo un esfuerzo moderado.

Pero además es la más versátil, ya que permite la intermodalidad con el transporte público.

Sin duda la combinación más sostenible para viajar es la de bicicleta+tren. Necesitamos políticas valientes que apuesten por inversiones en nuestro tren de cercanías y regionales (con más líneas hacia los extremos de la región) y su modernización poniendo más espacios para la intermodalidad, ampliando el espacio común que ahora comparten bicicletas, sillas de ruedas, sillas de bebé, personas con grandes bultos o equipajes, la ubicación del servicio, etc...

También una inversión en los aparcabicis (visibles,vigilados y a techados) en estaciones de tren, pero también en estaciones y paradas interurbanas de bus, para que más gente se anime a buscar esa otra forma de intermodalidad.

Las urbes tienen un espacio muy limitado, por lo cual debemos optar por ganar más espacio público para el estar y el disfrute de las personas. Eso solo se puede hacer restringiendo el espacio al coche, que en el siglo anterior se convirtió en el rey absoluto del espacio público.

Seamos valientes en el cambio y viviremos más sanos y felices. El planeta necesitamos ese giro ecológico de manera urgente, pero sobre todo, sin dilación.

Sin duda la bicicleta, en estos momentos de crisis climática y pandemia, es parte de la solución y pide abrirse paso en la ciudad, ¿lo habéis notado, verdad?

Raffa Fernández es miembro de Asturies ConBici