Mónica Novas, gastrosexóloga: «Sí hay combinaciones de alimentos que nos pueden ayudar a tener relaciones sexuales más placenteras»

Yandry Fernández Perdomo / L.G.V.

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Esta experta asegura que, respecto a los afrodisíacos, hay más de constructo social que de realidad. Sin embargo, esta psicóloga cree en firme que si activamos el cerebro con la comida, la intimidad con la pareja saldrá reforzada

20 sep 2022 . Actualizado a las 20:09 h.

Para entrar en la cocina no solo hay que saber cocinar. Este espacio guarda un gran universo de símbolos y significados que pueden llegar a estimular la sexualidad. Mónica Novas Dios (O Grove, Pontevedra, 1978) es una psicóloga clínica y sexóloga que ha investigado la relación entre la gastronomía, la psicología y la sexualidad. En sus conferencias y charlas ha hecho popular el término de 'gastrosexología', un concepto que resume toda su área de investigación de los últimos años, y que busca que los comensales encuentren en la experiencia gastronómica un impulso para estimular sus relaciones íntimas.

—¿Qué es la gastrosexología y cuáles son sus áreas de investigación?

—La gastrosexología nació hace más de diez años, cuando comencé a escribir artículos en los que se unían las investigaciones de sexología y psicología. Se trata de aplicar estos estudios a la manera de preparar un plato, ver cómo se pueden utilizar para sugestionarnos o si existen productos que, combinados de cierta manera, pueden hacer que se estimule más el cerebro. Así nace la gastrosexología, como una manera de aplicar la sexología a la gastronomía.

Es muy importante tener conocimientos sobre este tema porque la combinación de platos, su presentación o la forma de servirlos puede influir en que el menú en cuestión produzca más o menos placer y predisponga a la persona para después tener una relación sexual más placentera. Esto se puede aplicar a la vida en pareja en la manera de preparar los alimentos, que nos generará nuevas sensaciones y ayudará a que haya más conexión entre ambos y un mayor conocimiento uno del otro.

—¿Hay alimentos que realmente causan placer o esto no es más que una construcción social?

—Sí existen ciertos alimentos, como el chocolate, que contienen sustancias que estimulan la liberación de endorfinas, lo mismo que ocurre cuando uno está enamorado o teniendo una relación sexual placentera. Pero nosotros en gastrosexología no hablamos de los alimentos como tal, sino de cómo funcionamos nosotros y cómo podemos hacer combinaciones de alimentos o cómo servirlos para estimularnos.

De todos modos, sí hay mucha construcción social sobre los alimentos y, realmente, pocos efectos químicos. Más bien nos sugestionamos ante lo que culturalmente nos han dicho que puede ayudar a tener una relación sexual más placentera. Hay quienes dicen, por ejemplo, que las ostras tienen un efecto estimulante. Este producto cuenta con una cantidad de zinc importante que puede ayudar a que el hombre produzca más cantidad de semen, pero ese efecto tarda unas ocho horas en producirse. Realmente la gente piensa que cuando ingiere ostras van a encontrar el efecto inmediatamente, y no es así; por eso hay mucha sugestión individual. Nuestro cerebro es como una máquina de emitir endorfinas, que son sustancias de placer. Si la cultura nos dice que ese producto nos puede producir ese efecto, nosotros mismos somos los que nos sugestionamos y activamos esa fábrica de endorfinas, y creemos realmente que nos está haciendo efecto. 

Existen culturas que entienden que a través de esa construcción social hay ciertos alimentos que pueden ser estimulantes. Por ejemplo, el jengibre, un producto que además es picante, estimula los receptores del dolor que tenemos en la lengua, igual que los chiles y otros tipos de picantes. El cerebro activa esa fábrica de endorfinas para compensar el supuesto dolor del picante en nuestra lengua, y produce sustancias de placer. Por eso notamos taquicardia, sudoración o calor cuando tomamos esos productos, pues lo que está haciendo nuestro cuerpo es reaccionar a una agresión en nuestro paladar para compensar el supuesto dolor.  

En gastrosexología existe una manera de utilizar el picante. Las personas tenemos umbrales de tolerancia al picante, por eso es importante adaptar las cantidades, para que aparezca el efecto placentero y no uno desagradable.

—¿Cuáles son las claves para que la experiencia gastronómica se convierta en una experiencia placentera?

—Primero hay que eliminar barreras que impiden tener una experiencia placentera, como el frío, la mala iluminación, además de preparar una adecuada decoración y la ceremonia que rodea esa comida. También es importante combinar siempre caliente con frío, y lo dulce con salado para intentar evitar la habituación del cerebro, que tiene cierta tendencia a evitar los estímulos que se repiten mucho en el plato. Por ejemplo, si tienes en un plato algo con demasiado dulce, llega un momento que ya la segunda cucharada se te hace muy pesado. Sucede igual que cuando escuchas un sonido que se repite muchas veces, el cerebro ignora esa información. Eso es importante tenerlo en cuenta para evitarlo en una experiencia gastronómica. Otra forma de esquivar la habituación es poner algo ácido. Es bueno continuar con algo picante y acabar con el dulce. De esa manera conseguimos mantener la atención todo el rato y tener una experiencia mucho más intensa y, de esta forma, activar el cerebro y producir esas sustancias de placer. La acumulación de endorfinas hace que si después esa persona tiene una relación sexual, esta sea más satisfactoria. Cabe recordar que una relación sexual placentera no se puede reducir tampoco al orgasmo, evidentemente.

Otro tema que hay que tener en cuenta es la historia previa de la persona. Existen ciertos ingredientes que tal vez a mí me pueden encantar y otra persona los puede aborrecer porque ha tenido experiencias negativas con esos productos. También existen sabores que a una persona le hacen viajar en el tiempo y en la memoria. Todos estos elementos resultan placenteros para una persona y no tienen que ver específicamente con los ingredientes o con el plato. 

—¿Una persona con habilidades en la cocina puede resultar más atractiva?

—Cuando vemos que una persona tiene habilidades en la cocina nuestro cerebro inconscientemente lo extrapola y piensa que también va a ser hábil en el terreno sexual. Entonces, nuestro cerebro piensa que cuando una persona es habilidosa va a ser también habilidosa en otras facetas de su vida y la sexualidad podría ser una de ellas.