Putin se frota las manos

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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MICHAEL KLIMENTYEV | EFE

El mazazo al proyecto europeo lo convierte en el gran beneficiado del «brexit»

25 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Vladimir Putin se frotaba las manos el viernes. Su gran deseo era cómo debilitar y fracturar Europa y los británicos le han hecho de fontaneros. En público guarda las formas y finge que solo desea la unidad del bloqueo vecino que se había acercado demasiado a las fronteras que considera suyas. Aquellas de la antigua Unión Soviética que se le escapaban de las manos en forma de movimientos proeuropeos como la plaza Maidan de Kiev. Si hay un gran líder beneficiado por el brexit, ese es el presidente ruso.

Desde Uzbekistán, donde participa en una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, el jefe del Kremlin quiso mantener distancia e incluso cierta indiferencia. «Nunca nos hemos entrometido, nunca nos hemos expresado a este respecto. Nos hemos comportado, creo yo, de forma muy correcta y desde luego hemos seguido atentamente lo que pasaba pero no hemos tratado de influir de ninguna manera», dijo sonriendo.

Comenzó así a rechazar su interés en la victoria del brexit. «Nadie tiene derecho a acusar a Rusia, es una muestra de poca cultura política», afirmó según la agencia Tass. Argumentó que las críticas son más bien un intento de Cameron y otros dirigentes británicos de influir en la decisión de los británicos.

El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, respondió con ironía a las mismas acusaciones: «No comentó sobre casos médicos». Han sido muchos los políticos en apuntar al Kremlin. En los últimos días, el ministro de Exteriores británico, Philip Hammond, señaló que el presidente ruso «se alegraría» del triunfo de los partidarios de dejar la UE, y el exembajador estadounidense en Moscú Michael McFaul afirmó que el brexit sería la «victoria de la política exterior de Putin».

Alegría en los medios rusos

Los medios rusos no se han molestado en ocultar su alegría, algunas webs incluso se regodeaban de la debacle. Las relaciones entre Londres y Moscú han estado envenenadas desde el asesinato con polonio del exespía Alexandre Litvinenko hace diez año, así como por su contundente defensa de las sanciones contra Rusia por la crisis de Ucrania.

Putin culpó del out a la «concentración de poder» de Bruselas, que «va en detrimento de la soberanía nacional, la gente quiere ser más independiente». Su explicación de porqué los británicos han dicho no a la UE es que «nadie quiere alimentar y subvencionar economías débiles».Pese a la contención pública de Putin, a nadie se le escapa que uno de los ejes de su política exterior, a raíz de la crisis de Ucrania y la posterior anexión de Crimea, ha sido en tratar de dividir a la UE. Promoviendo un trato de favor hacia algunos de sus miembros (fue el primero en apoyar a Alexis Tsipras cuando Bruselas amenazaba con el grexit) o financiando partidos populistas.

En su lenguaje políticamente correcto, Putin dijo ayer que Moscú necesita a una Europa «fuerte y estable» como socio. En su opinión, el brexit «no va a provocar un desastre global», pero admitió que puede acarrear secuelas económicas a Rusia.