Obama aviva el diálogo con la UE para rescatar el tratado comercial

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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LUCAS JACKSON | Reuters

El revés político generado por los británicos dota de especial relevancia a la cita de Varsovia, que arranca mañana

07 jul 2016 . Actualizado a las 08:09 h.

La relación entre la Unión Europea y Estados Unidos continúa su particular via crucis. El último golpe lo asestó el Reino Unido el pasado 23J. El brexit se impuso en el referendo abriendo múltiples incógnitas sobre el futuro de la UE a 27 y el papel que desempeñará en la arena internacional. 

El bloque comunitario pierde al socio preferido del Gobierno de Barack Obama para dialogar con Bruselas y el presidente estadounidense no oculta su inquietud y decepción. Mañana acudirá a Varsovia para reunirse en los márgenes de la cumbre de la OTAN con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker y la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini. 

Las consecuencias del divorcio preocupan a las dos partes, no solo por la pérdida de influencia y peso en política exterior que experimentará la Unión, cada vez más fragmentada. A la delegación estadounidense le preocupa especialmente el futuro de su relación comercial con la UE, de ahí que Obama haya incluido en su comitiva al representante de Comercio Exterior, Michael Froman, junto al jefe del Pentágono, Ash Carter y el secretario de Estado, John Kerry. ¿Afectará el brexit a las negociaciones del acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP)? No cabe duda. Londres ha sido el principal valedor del acuerdo desde que arrancaron las tortuosas negociaciones en el 2013. Con el Reino Unido en el limbo, a Obama se le escapa un peón indispensable para cerrar el acuerdo antes de abandonar el cargo. Ahora se encuentra en un punto muerto.

Nadie mueve ficha

El amplio rechazo social que despierta ha puesto contra las cuerdas a algunos Gobiernos nacionales, como el francés, que amenaza con enterrar el pacto comercial si no se garantizan sus intereses. La UE tiene sus «líneas rojas», Estados Unidos las suyas y nadie mueve ficha. Bruselas quiere cerrar cuanto antes el tratado, pero exige que no se siga marginando a las compañías europeas en los concursos públicos de la Administración norteamericana. Washington no quiere oír hablar de medidas de protección o liberalización a medias tintas. 

En la mesa también se abordarán la cooperación en seguridad, la lucha antiterrorista, la migración y el crecimiento económico. Obama quiere que la UE se comprometa a aumentar sus esfuerzos y participación en la OTAN en un momento de gran inestabilidad global, con el terrorismo yihadista golpeando a Occidente y con Rusia acechando por el Este. Otro de los temores que alberga Washington es la falta de estímulos y respuesta en la eurozona. En los últimos meses cuestionó abiertamente la política de austeridad impuesta por Berlín y Bruselas, a las que culpa de ralentizar la recuperación y de poner en riesgo la economía global. 

Más allá de los efectos inmediatos que puede arrastrar el brexit, la desazón de la UE y Estados Unidos tiene raíces más profundas. El divorcio británico tendrá un alto coste económico, pero el político será más doloroso. Nadie, a ningún lado del Atlántico, le beneficia una UE despedazada y confusa,

Las tropas en Afganistán se reducirán menos de lo previsto

Faltan seis meses para que el Premio Nobel de la Paz Barack Obama concluya su mandato y ninguna de las dos guerras que prometió terminar amaina lo suficiente. Es más, a Irak y a Afganistán se le suman ahora las de Siria y Libia, dos países desmoronados como consecuencia de las intervenciones militares extranjeras. Ayer Obama jugó su última carta con Afganistán al anunciar que, a diferencia de lo que hizo en Irak, dejará más tropas de las anteriormente pactadas, con la esperanza de que eso haga comprender a los talibanes que su única salida es volver a la mesa de negociaciones.

«Lleváis ya muchos años haciendo la guerra contra el pueblo afgano, incapaces de prevalecer. Las fuerzas de seguridad afganas continúan fortaleciéndose. Y el compromiso de EE. UU. y la comunidad internacional con Afganistán y su pueblo perdurará», les advirtió. Grosso modo, las 8.400 tropas anunciadas ayer suponen 3.000 más de las 5.500 previamente comprometidas. Con ellas el Pentágono cree que podrá ejercer un papel más efectivo como asesores militares del Ejército afgano, que asciende ya a 320.000 hombres. La coalición internacional de 41 países que acompaña a EE UU a través de las fuerzas de la OTAN proporciona 6.000 pares de botas más. Entre todos están facilitando al Gobierno afgano inteligencia militar, ayuda logística, aviación y comandancia para combatir a los talibanes.