La OTAN fortalece la frontera este, pero mira hacia el sur

Adolfo Lorente BRUSELAS / COLPISA

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RADEK PIETRUSZKA | EFE

Cede aviones Awac para controlar al Estado Islámico

10 jul 2016 . Actualizado a las 09:23 h.

La segunda y última jornada de la cumbre bianual que la OTAN ha celebrado en Varsovia, quizá la más relevante desde el fin de la Guerra Fría, terminó con decisiones operacionales de enorme relevancia, como dar apoyo logístico a la coalición internacional que combate al Estado Islámico en Siria e Irak con aviones de vigilancia Awacs. La Alianza Atlántica, por otra parte, seguirá mirando al Este para aplacar las ansias expansionistas de la Rusia de Vladímir Putin pero también empezará a hacerlo al Sur, al Mediterráneo Central, como se venían reclamando hace tiempo. Libia es uno de los grandes focos de preocupación internacional por el auge yihadista. Obama ratificó ayer «El compromiso inquebrantable con la defensa y la seguridad de Europa. En los buenos momentos y en los malos, Europa siempre puede contar con Estados Unidos. Siempre»

Los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 Estados aliados aprobaron un prolijo documento de 139 puntos en los que corroboraron los compromisos adquiridos en los últimos años e incorporaron varias novedades. No hay gran cumbre sin anuncios y ayer, el guion se cumplió según lo previsto. Tras ratificar su compromiso con Afganistán, donde mantendrán unos 12.000 efectivos, y desvelar el despliegue en Badgad de un nuevo cuerpo que ayude en materia de asesoramiento al Gobierno iraquí, el secretario general, Jens Stoltenberg, anunció que el Sur comenzará a ser una prioridad para la Alianza Atlántica: «Hemos visto Estados fallidos y con defectos. Hemos visto a millones de personas que se quedaban sin hogar y sin esperanza por culpa de organizaciones terroristas como el Estado Islámico. Esta inestabilidad tiene un impacto directo en nuestras sociedades. La magnitud del desafío exige que tomemos medidas», recalcó el máximo responsable de la OTAN.

Uno de esos desafíos es la crisis migratoria. La Alianza ya se implicó hace unos meses en la llamada ruta del Egeo, ya casi sellada tras el acuerdo con Turquía. Ahora, Bruselas teme que todo el flujo migratorio se derive al Mediterráneo aprovechando la inestabilidad política de Libia, el patio trasero de países como Italia y nueva cuna del yihadismo. 

Apoyo a Ucrania

La segunda jornada de la cumbre terminó como concluyó la primera, hablando de Rusia. Si el viernes por la noche los líderes de la OTAN aprovecharon la cena para ratificar su apoyo a los países bálticos, a Polonia, a Bulgaria o Rumania en contra de las ansias expansionistas de Putin, ayer por la tarde, ratificaron su apoyo «firme» al presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, también presente. Tras la invasión ilegal de Crimea hace ya más de dos años, lo de Rusia y Ucrania sí que es una auténtica guerra fría que sólo podría bajar de temperatura con la plena aceptación de los acuerdos de Minsk. Ayer, la OTAN incidió en este mensaje.

«El principal mensaje de la cena fue que la Alianza está unida en nuestra política basada en una defensa fuerte y un diálogo constructivo con Rusia», recalcó Stoltenberg. Tras admitir que no ven «ninguna amenaza inminente» para un país aliado procedente de Moscú, dijo que Rusia «ya no es un socio estratégico pero tampoco estamos en una Guerra Fría». El mensaje contra Rusia nada tiene que ver con la política de mano tendida que mantienen las grandes potencias europeas que cerraron filas con la OTAN pero a su vez señalaron que el Kremlin es un socio clave en la guerra contra el terrorismo yihadista.