«Refugiado es solo un estado, no dice nada de la persona, no la describe, solo la condiciona»

Graciela M.Camporro REDACCIÓN

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Juncal Alonso, una asturiana de 25 años, trabaja como voluntaria en el campo de Calais (Francia).  La joven denuncia la situación de los millones de exiliados que han huído de la guerra y pide responsabilidades a los países europeos

20 jul 2016 . Actualizado a las 12:19 h.

Desmond Tutu, defensor de los derechos humanos durante el apartheid en Sudáfrica, decía que «ser neutral ante una injusticia es estar del lado del opresor». Eso mismo pensó Juncal Alonso, una periodista asturiana de 25 años afincada en Londres, cuando se unió el pasado marzo a la ONG Care4Calais, una organización que se encarga de mejorar la calidad de vida de los refugiados en Calais (Francia). El campo, conocido comúnmente como The Jungle, se encuentra a una hora de Londres en tren y en él viven más de 6.000 refugiados sirios, iraquíes, sudaneses o afganos, entre otras nacionalidades. Esta joven de Moreda compagina ahora su trabajo por semana con su labor humanitaria los fines de semana, puentes y vacaciones.

«No estoy de acuerdo con la forma con la que nosotros, como continente, como Europa, estamos gestionando esta crisis humanitaria por lo que pensé que una buena forma de expresar ese descontento era mediante una acción individual», señala la voluntaria. Calais, como ella misma dice, «se te mete en la piel», y es que la situación de los refugiados va mucho más allá de lo que podamos ver en los medios. «Refugiado es solo un estado, no dice nada de la persona, no la describe, solo la condiciona. Ellos son como tú y como yo pero sus circunstancias, a día de hoy, son muy diferentes. No obstante, ¿quién me dice a mí que mis circunstancias mañana no sean las suyas?».

La vida de estos exiliados antes de la guerra era muy diferente a la que viven hoy en Europa. La asturiana recuerda que la mayoría de ellos «disfrutaban de una situación privilegiada en su país de origen, no todos pueden permitirse las cifras de más tres ceros que tienen que pagar a los smugglers o contrabandistas de personas por el trayecto». Muchos han tardado años en llegar a los campos europeos debido a la dificultad de los viajes, donde algunos han estado a punto de morir y otros han sido detenidos en los países de tránsito. Todos ellos buscan un presente inexistente durante los tiempos de guerra, temerosos de que sus vidas puedan acabar a manos de una bala o una bomba. «Esa es la razón por la que las arriesgan intentando llegar a Europa, allí no hay presente ni futuro. Aquí al menos hay esperanza para que su suerte cambie». A esta voluntaria, una de las cosas que más le sorprende son las ganas y la fuerza de cada uno de ellos por seguir adelante, a pesar de que su situación no desatasque. En La Jungla, todo cambia en cuestión de minutos para volver al mismo sitio. Las personas viven a la espera de una acción del gobierno, de un golpe de suerte o de una solución que no llega. «Con todo esto y con lo dramática de su situación todavía sacan ganas y fuerza para invitarte a un té, reírse contigo o contarte mil y una historias».

El trabajo de los voluntarios en Calais

Esta asturiana destaca el trabajo de sus compañeros en esta situación de crisis humanitaria. En Care4Calais hacen cualquier tipo de tarea, desde organizar las donaciones en la nave, impermeabilizar los tejados de las casetas con plástico, hasta dar clases de inglés y artes plásticas. «Tenemos las ganas y la voluntad para hacer lo que está en nuestra mano para mejorar las condiciones de vida de los refugiados que viven allí. Equivocándonos, mucho, pero intentando hacerlo mejor al día siguiente», señala Alonso. Franceses, portugueses, alemanes, ingleses y españoles son algunas de las nacionalidades de las personas que día a día colaboran en el campo y cuyas motivaciones son de cualquier tipo. La joven comenta que todavía no se ha encontrado con ningún asturiano, por eso espera que «la próxima vez me encuentre a alguno de la Cuenca o desde la organización me digan que han recibido donaciones desde un Cajastur».

The Jungle,la gran olvidada

Desde la llegada de millones de exiliados a los campos de la zona del mediterráneo, Calais se ha convertido en el gran olvidado, a pesar de haber sido el más grande de toda Europa. «La prensa británica habla más del tema porque la situación en la frontera les afecta directamente. Aun así cuando mis compañeros o amigos me preguntan sobre la situación, se sorprenden», comenta la asturiana. Parece incomprensible el hecho de que apenas a 10 minutos de Calais o a una hora de una de las ciudades más importantes del mundo, se viva una realidad totalmente distinta. «Que a una hora de trayecto desde el centro financiero de la gran metrópoli europea exista una zona donde los derechos humanos son vulnerados de forma sistemática y constante. A mí personalmente todavía me cuesta creerlo».

Alonso afirma que el problema no es que afecte únicamente a Francia e Inglaterra, sino a toda Europa, ya que es responsabilidad de todos y una cuestión de humanidad. Preocupa también la situación de los más de 700 niños, 540 huérfanos o sin ningún tutor legal porque como señala la voluntaria «están desprotegidos y son vulnerables porque derechos básicos como seguridad o educación son inexistentes. Ellos son más que nadie responsabilidad de Europa».

La disminución de las donaciones en Calais es también un tema preocupante para los miles de exiliados y los voluntarios que trabajan allí cada día. A pesar de que a diario llegan 100 refugiados, el foco mediático ya no está en The Jungle, lo que supone un descenso brutal de los recursos invertidos en el campo. «Recuerdo la primera vez que fui en la nave donde se organizan las donaciones y había montañas de cajas con donaciones de todo tipo -ropa, zapatos, comida, sacos de dormir, mantas- para organizar y distribuir. Cada vez que voy me encuentro la nave más vacía», dice Alonso.

La asturiana sabe que en España apenas llega información sobre lo situación en Calais. Como ella misma dice «si desconoces una realidad no puedes hacer mucho por cambiarla», por eso ha querido contarnos su particular historia y la de los que han aprendido a sobrevivir en un campo de refugiados huyendo de la guerra. «Se puede colaborar de forma eventual, de forma continuada, con una donación, con las cosas que ya no necesitas. Todo, por pequeño que sea, tiene la capacidad para generar un gran impacto en la vida de alguien que realmente lo necesita. No es necesario paralizar tu vida, ni siquiera venir a Calais. Solo es necesario querer hacer».

Cómo Hacer una donación:

A través de su página de crowfunding:

https://gogetfunding.com/care4calais/

Para más información o para hacerte voluntario:

http://care4calais.org/