Juncker elige para negociar el «brexit» a Michel Barnier, la pesadilla de la City

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

© Francois Lenoir

La elección no es arbitraria. Lleva 40 años en política y su perfil se adapta perfectamente al complejo puzle de intereses que hay en juego

28 jul 2016 . Actualizado a las 07:02 h.

El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ya tiene a su hombre. El ex comisario francés, Michel Barnier, será el encargado de pilotar las negociaciones del divorcio con el Reino Unido. «Es un negociador formado con una rica experiencia en la mayor parte de las áreas relevantes en las negociaciones», aseguró ayer el luxemburgués al anunciar su designación.

La elección no es arbitraria. Lleva 40 años en política y su perfil se adapta perfectamente al complejo puzle de intereses que hay en juego. Por un lado, es un amplio conocedor del funcionamiento del mercado interior y los servicios financieros. Estuvo al frente de esta cartera en la segunda Comisión de Barroso (2010-2014). Su paso por Bruselas no dejó a nadie indiferente. Fue el principal artífice de la unión bancaria y  se convirtió en la bestia negra de la City al tratar de poner coto a las prácticas irresponsables del sistema financiero.

«Después de todos estos años en que fue mortificado por la City, de manera injusta, la Comisión no podía lanzar un mensaje más claro a los británicos», asegura el consultor Jacques Lafitte, en declaraciones recogidas por Efe. Bruselas está dispuesta a plantar batalla a los desertores del otro lado del Canal. La UE no quiere salir perdedora, pero tampoco romper lazos con Reino Unido: «Hay que mantener a bordo a los británicos en cuestiones financieras», reconoció el propio Barnier tras el referendo del 23 de junio. 

No toda su carrera se ha forjado a base de desencuentros y enemistades. Cuando fue comisario de Política Regional se ganó el reconocimiento de algunos Gobiernos. En Galicia todavía se recuerda la atención que prestó a las demandas de la Xunta. Fue uno de los pocos comisarios que accedió a visitar la comunidad.

 El perfil del galo también se ajusta a las necesidades que tiene Juncker en otro frente: Berlín y París. Tiene el talante dialogante que necesita Alemania para tejer una buena relación con el Reino Unido, uno de sus principales socios comerciales, y conoce a la perfección las inquietudes y exigencias de Francia, con la que puede mediar para limar asperezas durante la separación. 

Barnier también es el golpe de efecto que necesitaba Juncker para evitar la exclusión en las negociaciones. Ni la canciller Angela Merkel ni el presidente Hollande desean que Bruselas tome las riendas. El presidente del Consejo, Donald Tusk,  tampoco. Se le adelantó el pasado junio al elegir como interlocutor de los 27 al diplomático belga Didier Seeuws. Y, ¿qué ocurre con Londres? La primera ministra, Theresa May, ha dejado claro desde el principio que no le interesa negociar con Bruselas. La Comisión le demanda con insistencia la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, pero ella está consiguiendo tiempo muerto en las capitales.