Francia no detuvo al segundo asesino pese a un aviso de Turquía

Francisco Espiñeira Fandiño
FRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

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CHRISTOPHE PETIT TESSON | EFE

«Es muy fácil, coges un cuchillo y te vas a una iglesia», le dijo el guía espiritual a uno de los atacantes del cura de Normandía

29 jul 2016 . Actualizado a las 07:14 h.

La eficacia de los servicios de información franceses en la lucha contra el terrorismo vuelve a estar en el punto de mira. Ayer se conoció que los espías turcos notificaron a sus colegas franceses la posibilidad de un atentado inmediato en suelo galo cuatro días antes del asalto a la iglesa de Saint Etienne du Rouvray. Estos pasaron aviso al Ministerio del Interior con un dato añadido, que el autor del ataque sería un joven. Pero no había ni una sola información adicional sobre el objetivo o su ubicación. Esa falta de eficacia en la lucha contraterrorista ya quedó sobre la mesa en el caso de los atentados de París. Y también el 14 de julio, con el escaso despliegue en Niza.

En el caso de la iglesia de Normandía figuraba incluso la foto de uno de los autores, que había sido sorprendido en Turquía intentando entrar a Francia el pasado 14 de junio, antes de ser deportado. Pero la policía no pudo identificarlo hasta ayer, tras confirmar su perfil genético con el de su madre.Resultó ser otro joven de 19 años, Abdel Malik Nabil Petitjean, que entró en la lista de sospechosos de vinculaciones al islamismo radical sin más datos que la foto remitida desde Turquía el pasado 29 de junio. La falta de un nombre y de antecedentes penales en suelo francés facilitó la libertad de movimientos de este radical, tres de cuyos familiares fueron detenidos ayer para ser interrogados sobre sus vinculaciones con el Estado Islámico (EI).

A través de Internet, contactó con Adel Kermiche, que a su vez se había radicalizado en la cárcel tras ser detenido en el intento de sumarse al EI en Siria. Ayer, L’Express publicó una anotación en su diario personal, donde el guía espiritual con el que se relacionó en la cárcel le animaba a atentar cuanto antes para mostrar su lealtad a los terroristas. «Es muy fácil, coges un cuchillo y te vas a una iglesia, rebanas dos o tres cabezas y se acabó», le dijo este imán a Kermiche antes de ejecutar el brutal ataque que acabó con la vida del cura Jacques Hamel, según consta en los registros efectuados por los agentes en las redes sociales del asesino. Palabras parecidas usó una de las secuestradas, que añadió que «le dieron el móvil a mi marido para que filmara como le degollaban».

La lista de excusas de la policía francesa por ese descontrol les llevó a decir ayer que «es muy difícil» vigilar directamente a los diez mil integrantes de la lista de sospechosos, de los cuales 289 son considerados extremadamente peligrosos. 

Refuerzo de 20.000 personas

El presidente galo, Francois Hollande, presentó ayer la nueva Guardia Nacional, un cuerpo originario de la Revolución Francesa, que fue disuelto hace cien años y que se reactiva para mejorar la seguridad. Hollande rescató la idea tras los atentados del 2015 y la evaluó positivamente por permitir que civiles entrenados refuercen la vigilancia de zonas clave, como edificios o nudos de transporte. Aún no hay fecha para su entrada en servicio, aunque el Gobierno galo podría dar luz verde al proyecto que movilizaría a unas veinte mil personas -de los que solo hay disponibles doce mil-, en un consejo de ministros la próxima semana.