Venezuela, del revocatorio de Chávez al que no acepta Maduro

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MIGUEL GUTIERREZ | EFE

En 2016 no habrá Referendo Revocatorio Venezuela y el año que viene ya se verá

09 oct 2016 . Actualizado a las 08:10 h.

En 2016 no habrá Referendo Revocatorio Venezuela y el año que viene ya se verá. Por si a algún ingenuo le quedaba alguna duda la despejó oficialmente la semana pasada el organismo que tiene las competencias para activarlo. Si la oposición pretende, como dice, hacer uso de este mecanismo constitucional para desalojar a Maduro de la presidencia del país y así iniciar la salida de la angustiosa situación que vive el país y que empeora a diario, le esperan unos meses de sangre, sudor lágrimas.

El artículo 72 de la Constitución de la Venezuela bolivariana incluye, entre otras novedades, la posibilidad de revocar el mandato de todos los cargos y magistraturas de elección popular. En teoría, para poder cambiar a gobernadores, alcaldes, legisladores nacionales, diputados de la Asamblea Nacional y al propio Presidente de la República solo se requiere que lo soliciten formalmente un determinado número de electores y lo apruebe el Consejo Nacional Electoral (CNE), que es el organismo encargado de verificar que se cumplen todos los requisitos constitucionales y legales.

Si la revocación se produce antes de la mitad del mandato, habrá que convocar nuevas elecciones para sustituir al censurado. Si ya ha superado la mitad del periodo para el que fue elegido, ocupa el puesto su segundo en lo que quede del mandato.

Precedentes

En la actualidad solo tres países -Venezuela, Ecuador y Bolivia, los tres de la órbita bolivariana-, seis cantones suizos y varios estados, condados y ciudades de EE. UU. tienen regulado el referendo revocatorio, pero para un presidente solo se activó en Venezuela, en agosto del 2004, contra Hugo Chávez. Aquel revocatorio había estado precedido de la solicitud de un Referendo Consultivo previsto en el artículo 71 de la Constitución, que permite consultar a los ciudadanos sobre si están o no de acuerdo en pedir al presidente que renuncie voluntariamente y que llegó a ser aprobado por el CNE pero posteriormente fue abortado por una resolución de la Sala Electoral del Tribunal Supremo.

Aunque el gobierno Chávez y la oposición agrupada en la Coordinadora Democrática se pusieron de acuerdo ya el 29 de mayo de 2003 para convocar aquel Revocatorio, este tardó 14 meses en celebrarse a base de maniobras dilatorias como las que está poniendo en práctica el sucesor de Chávez. Ese retraso no fue casual. Una encuesta de Consultores 21 de mayo de 2003 advertía que un 65 % de los venezolanos estaba dispuesto a ir a votar en el Revocatorio y si se celebraba en esos momentos el 66 % votaría Sí. Según relata Martínez Meucci en su libro Apaciguamiento.

El referéndum revocatorio y la consolidació n de la Revolución Bolivariana, citando al propio Chávez, la solución, una vez más, se la dio Fidel, su gurú: la puesta en marcha de las famosas Misiones sociales, a golpe de petrodólares. Eso le dio votos populares necesarios para sacar adelante un No a un Revocatorio impulsado por una oposición que no fue capaz de movilizar a una clase media que aún no le había visto del todo las orejas al lobo chavista.

Cambió el viento

Desde entonces y durante la primera década del presente siglo el chavismo disfrutó de un viento de popa en lo económico que le permitió navegar a toda máquina, sin preocuparse lo más mínimo de las tareas de mantenimiento del barco. Al cambio del viento -la caída de los precios del petróleo- se le sumó el imprevisto cambio al timón del capitán Chávez por el grumete Maduro. A partir de ahí la travesía se convirtió en una pesadilla porque el riesgo de hundimiento del barco e incluso el de motín a bordo aumentan por momentos.

En este contexto se produjo la oficialización de la decisión gubernamental del madurismo, respaldado fundamentalmente por la casta militar que comanda Padrino López, el actual ministro de Defensa, de no aceptar la celebración del Revocatorio, al menos este año. De celebrarse, será el año que viene. En ese caso al chavismo se le presentaría una oportunidad única de soltar el lastre de Maduro conservando el gobierno del país, al menos hasta el año 2019.

Hambre y miedo

¿Qué puede ocurrir a partir de ahora en Venezuela? De entrada, nada bueno. Las posibilidades de que los ciudadanos salgan masivamente a la calle a protestar no son muchas porque el miedo está haciendo mella en una población que ya sabe como se las gasta el madurismo a la hora de reprimir y que sigue teniendo que soportar colas kilométricas para intentar abastecerse de productos básicos cada vez más caros y escasos. Desde el oficialismo se sigue incentivando la diáspora de los venezolanos para librarse del segmento más critico y combativo de la oposición.

Ya sin Maduro en escena, no es descartable que se produzca un acercamiento entre la oposición y el chavismo más civilizado para pactar una transición que permita superar a la mayor brevedad posible la angustiosa situación económica que padece el país.

Otro factor a tener en cuenta es el grado de unidad que sea capaz de mantener la oposición y de la contención de que sean capaces sus viejas glorias a la hora de manejar el twiter. Tiempo al tiempo.