Clinton encaja su «dolorosa» derrota y pide dar una oportunidad a Trump

Adriana Rey LA VOZ EN EE.UU.

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El ganador, comedido y conciliador, llama a unir el país tras una dura campaña

10 nov 2016 . Actualizado a las 01:51 h.

«¡Llámalo, llámalo!», gritaba la multitud en el cuartel general republicano de Manhattan. «¡Podemos ganar!», exclamaban varios miembros de la familia Trump entre bastidores, esperando nerviosos a que Pensilvania hiciese los honores. Cuando ese estado se tiñó de rojo, el presidente electo descendió las escaleras que lo llevaban al podio de la victoria con la banda sonora de la película Air Force One de fondo. Flanqueado por el vicepresidente electo, Mike Pence, y su familia, Trump tendió la mano a su rival y dijo: «Acabo de recibir una llamada de la secretaria Clinton. Nos felicitó por nuestra victoria. Y yo la felicité a ella y a su familia, por una campaña muy reñida. Ha luchado mucho. Hillary se ha esforzado y ha trabajado mucho. Debemos estarle muy agradecidos por su servicio a nuestro país», dijo ante cientos de personas que hace solo un día gritaban el famoso «Lock her up» (enciérrenla).

Dejando de lado su habitual tono incendiario y optando por uno conciliador, Trump se presentó como el unificador de un país divido. «Ya es hora de que cerremos las lesiones de la división. Vamos a buscar terreno común, nada de hostilidades. Asociaciones, no conflicto», dijo. No habló de muros ni de inmigración ilegal, sino que, al contrario, intentó transmitir un mensaje de tranquilidad a los ahora temerosos aliados de EE.UU. «Buscaremos amistades no conflictos», insistía entre ovaciones de cientos de personas en el hotel Hilton.

A escasos 3 kilómetros y a orillas del río Hudson, el cuartel general demócrata, preparado para celebrar de madrugada la elección de la primera mujer presidenta, era un funeral. «Váyanse a casa», pedía su jefe de campaña John Podesta. La candidata no compareció para reconocer la derrota, un gesto inédito. No hubo reproches ni enfados, solo lágrimas.

Nueve horas más tarde, Hillary Clinton convocó a los medios y pronunció por fin su discurso aceptado que su rival había ganado. «Es doloroso y lo seguirá siendo por mucho tiempo, pero debemos aceptar la derrota y mirar hacia el futuro. Siento que no hayamos ganado», dijo la exsecretaria de Estado visiblemente emocionada. «Donald Trump va a ser nuestro presidente. Le debemos una mente abierta y la oportunidad de liderar», sentenció.

«Creo en EE.UU.»

«Hemos visto que nuestra nación está más dividida de lo que creíamos, pero yo todavía creo en Estados Unidos y siempre lo haré», dijo Clinton, vestida de negro y púrpura, un color que muchos analistas interpretan como un mensaje de unidad, al combinar el azul de los demócratas con el rojo de los republicanos.

A su lado, el expresidente Bill Clinton, su hija Chelsea y su número dos el senador Tim Kaine, al borde del llanto. Entre abrazos y palabras de agradecimiento, la ex primera dama se dio la vuelta y caminó sin mirar atrás.

Giuliani y Gingrich, entre los nombres que suenan para el nuevo Gobierno

Comienzan las apuestas. Una vez que Donald Trump ha ganado la Casa Blanca, ahora se trata de adivinar por dónde irán los tiros y quiénes conformarán el Gobierno del presidente electo. «Nuestro objetivo es cerrar el Ejecutivo en muy poco tiempo», confesaba Kellyanne Conway, responsable de campaña. Hay bastantes pistas al respecto y aunque hay que contar con el factor sorpresa que acompaña siempre al neoyorquino, no parece que vaya a prescindir de sus máximos apoyos durante la campaña.

Uno de ellos es el exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, en quien muchos ya ven el futuro fiscal general de EE.UU. Es el cargo por el que apuestan en la cadena NBC, que además sostiene que Newt Gingrich, expresidente de la Cámara de Representantes, será el próximo secretario de Estado.

Ivanka, en las quinielas

Michael Flynn, el militar retirado y asesor de Trump, estará a cargo de la cartera de Defensa, mientras que el banquero de Goldman Sachs Steven Mnuchin ocuparía la del Tesoro. El puesto de secretario de Comercio podría recaer en el presidente del grupo siderúrgico Nucor, Daniel DiMicco. El fiel Reince Priebus, actual presidente de los republicanos, se llevaría la jefatura del Gabinete y habría que esperar si el magnate cuenta o no con alguno de sus hijos, en concreto Ivanka. «Son todos muy buenos», dijo hace escasos meses al ser preguntado por Giuliani, Gingrich y Flynn.

Fuentes del partido aseguran que aún no hay ninguna decisión tomada al respecto, pero que «están pensando que necesitan un equilibrio entre alguien que sepa cómo funciona Washington y alguien que dé un cambio radical a las cosas», eso sí, coinciden en que van a trasladar un mensaje claro: de ahora en adelante, las cosas funcionarán de otra manera.

Obama promete una «transición pacífica»

El presidente de Estados Unidos y su sucesor darán hoy su primer paso para llevar a cabo una «transición pacífica» de poder, que comenzará en la Casa Blanca y culminará en el acto de investidura el próximo 20 de enero. Así, el número 1600 de la avenida Pensilvania en Washington D. C. será testigo de la primera reunión entre Barack Obama y Donald Trump para avanzar en el traspaso de poderes.

«Estamos todos en el mismo equipo. No somos republicanos o demócratas primero, sino americanos primero, patriotas primero y todos queremos lo mejor para nuestro país», dijo Obama en su primera valoración de los resultados electorales. «Asegurar una transición de poder sin fricciones es una prioridad», añadió, pese a admitir que tiene «muy significativas diferencias» con el elegido para sucederle. «Ocho años atrás, también el presidente [George W.] Bush y yo teníamos diferencias y su equipo no pudo ser más profesional», apuntó con el vicepresidente Joe Biden de testigo en el jardín de la Casa Blanca. «Ese será el ejemplo que siga», aseguró.

La felicitación se la había trasladado al neoyorquino horas antes, cuando el teléfono de Trump sonó en medio de la fiesta que celebraba su victoria. Fue una «cálida conversación», desvelaban los responsables de campaña del magnate. «Ambos están dispuestos a trabajan juntos», añadían.

Orgulloso de Clinton

En la misma línea, Obama deseó éxito al magnate, no sin antes recordarle que la presidencia es algo «más grande que cualquiera de nosotros». Una advertencia que recordaba a aquellos discursos de campaña, cuando el presidente advertía a los estadounidenses de que Trump no era apto para ser comandante en jefe.

El país, sin embargo, ha obviado sus avisos y ha preferido apostar por el autoproclamado outsider.

El presidente tuvo también palabras de cariño para Hillary Clinton: «No podría estar más orgulloso de ella», dijo Obama desde los jardines presidenciales. Desde allí, envió también un mensaje a los miles de jóvenes que votaron por primera vez el pasado martes y que protagonizaron imágenes llenas de lágrimas y decepción. «No seáis cínicos y no penséis que no podéis marcar la diferencia», les pidió.