Esto no se hunde... todavía

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

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DANIEL LEAL-OLIVAS | Afp

Tras la estupefacción inicial, los inversores aparcan el miedo, a la espera de que Trump tome posesión del cargo en enero y empiece a gobernar. Hasta entonces, incertidumbre a raudales

10 nov 2016 . Actualizado a las 07:18 h.

Todo hacía presagiar que, si Trump ganaba, los mercados se ahogarían en el pánico. Que el cataclismo sería, como poco, comparable al terremoto que los recorrió en junio tras el inesperado triunfo del brexit (provocó caídas de dos dígitos). Pues bien, no fue así. Contra todo pronóstico, los inversores encajaron el golpe con diplomacia. Toda la que no destiló el futuro presidente durante la abrupta campaña electoral.

Y eso que a primera hora pintaban bastos. Con los descalabros de las bolsas asiáticas -las primeras sorprendidas- sobre las mesas de operaciones -a Tokio la, a esas horas, todavía posible victoria de Trump le costó un 5,36 %-, la estupefacción causó estragos en la vieja Europa. Tanto es así que al poco de abrir sus puertas la Bolsa española ya caía más de un 4 %. Era la más castigada. Todo por las inversiones de algunos de sus pesos pesados en México. El mejor ejemplo, el del BBVA, cuyas acciones llegaron a perder casi un 10 % en los peores momentos, cuando las ventas golpeaban con más saña. Y eso porque, entre enero y septiembre, más de la mitad de su negocio llegó de tierras mexicanas.

El país azteca ha estado en el centro de las iras del magnate estadounidense durante toda la carrera electoral. Y a tenor de lo escuchado de su boca, será uno de los países más afectados por las nuevas políticas comerciales y sociales que salgan de la Casa Blanca. De ahí que el mayor damnificado del huracán Trump fuese ayer el peso mexicano. Su cotización cayó en barrena, hasta marcar nuevos mínimos histórico, con el dólar por encima de los 20 pesos.

Tras la conmoción y el pánico inicial, con el dinero corriendo a buscar refugio en lo de siempre -oro, franco suizo, bonos alemanes...- las revueltas aguas volvieron poco a poco a su cauce. Y la sangre no llegó al río.

¿Por qué? Varias son las razones a las que se agarran los analistas para tratar de explicar lo, para muchos, inexplicable. Lo que va a hacer Trump, dicen, nadie lo sabe. Una cosa es lo que ha dicho en la campaña y otra lo que realmente vaya a hacer. Es posible, aventuran, que modere sus posiciones o que el poder legislativo no le permita tomar medidas tan agresivas como disparar la deuda y el déficit públicos o cancelar tratados de libre comercio así como así. De ahí, argumentan, la mesura de los inversores: puede que no quieran precipitarse y prefieran esperar a ver lo que hace el magnate cuando tome en enero la riendas de la mayor economía del planeta.

A favor de la calma jugó también, al menos en el club del euro, la rápida reacción del BCE, garantizando que no dudará en meter mano en el mercado si las cosas se desmadran.

El escarmiento del «brexit»

Tampoco hay que olvidar, añaden los analistas, que a muchos inversores el brexit los pilló con el pie cambiado. Habían apostado a otro resultado y cayeron con todo el equipo. Por eso con las elecciones de Estados Unidos, y ante lo apretado de los sondeos, decidieron deshacer posiciones y quedarse al margen hasta conocer el veredicto de las urnas. El gato escaldado... Ayer, en cuanto vieron cómo las cotizaciones caían a plomo tras la victoria de Trump regresaron en busca de gangas y amortiguaron, con ello, el golpe. A todo lo anterior suman los expertos el tono del primer discurso de Trump tras su victoria, mucho más templado, conciliador y sin mención alguna a sus medidas más radicales. Todo un alivio para muchos.

La suma de todos esos elementos -amén de la apertura alcista de Wall Street- fue lo que permitió que los ánimos se serenasen y que muchas de las pérdidas acumuladas durante las primeras horas acabaran tornándose en ganancias. Así fue en las bolsa de París, que acabó con un alza del 1,49 %; Fráncfort, que subió un 1,56 %; y Londres, que avanzó un 1 %. ¿Se puede considerar entonces que ha pasado el peligro? Ni mucho menos. Los analistas auguran incertidumbre a raudales para las próximas semanas. Hasta que Trump aterrice en el despacho oval, los inversores no sabrán a ciencia cierta a qué atenerse. Los vaivenes están garantizados.

Farmacéuticas y defensa celebran la victoria, y las renovables tiemblan

«Nada es bueno ni malo para todos». Con esa frase resumía ayer un analista la cara y cruz de la victoria de Trump en los mercados.

En el bando de los vencedores se sitúan la farmacéuticas. Y eso porque Hillary Clinton había prometido tomar medidas para limitar los precios de los medicamentos. Ahora esa amenaza ha dejado de pender sobre sus cabezas. También la industria de defensa. Ya no es solo que Trump haya dejado muy clara durante toda la campaña su firme intención de elevar el gasto en armamento, sino que, si el magnate cumple todo lo que ha dicho, y con un Reino Unido que se dispone a abandonar la UE, Europa también tendrá que hacer cambios en su estrategia de defensa. Ganan los bancos. Porque el próximo presidente de EE.?UU. quiere menos regulación en el sector financiero. También las constructoras. El magnate ha prometido grandes inversiones en infraestructura. Y hasta las firmas relacionadas con las prisiones privadas, que Clinton prometió eliminar.

En el otro fiel de la balanza: la automoción, temerosa del proteccionismo que pregona el próximo presidente estadounidense; y las energías renovables. Porque Trump tiene intención de favorecer los combustibles fósiles. «Serán los norteamericanos los que reconstruyan este país, y será energía norteamericana, extraída de fuentes norteamericanas, la que alimente el país» aseguró durante la campaña. 

Se aleja la subida de tipos

Además, los analistas creen que la victoria del republicano aleja la inminente subida de tipos que preparaba la Reserva Federal. Si antes otorgaban un 80 % de probabilidades a que se produjera en diciembre, ahora esa cifra es del 50 %.