Pence se hace con el mando del errático equipo de transición

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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MANDEL NGAN | AFP

Chris Christie es apartado, en medio de la inexperiencia política del presidente electo y las ambiciones de su entorno

12 nov 2016 . Actualizado a las 09:50 h.

«Un día ocupado en Nueva York. Pronto tomaré decisiones muy importantes sobre las personas que dirigirán nuestro Gobierno», escribió ayer en un tuit Donald Trump. Pero la tarea del novato en gestión política se le está atragantando. Ha repetido sin cesar que le gusta tomar decisiones solo, pero está rodeado de un influyente entorno de socios y familiares con ambiciones propias. En el cuartel general del presidente electo, la Torre Trump de Manhattan, vuelan los cuchillos. El círculo íntimo se afana en reclamar altos cargos en la futura Administración. En medio del caos poselectoral, tras una victoria inesperada, ayer se informó de que el vicepresidente electo, Mike Pence, será finalmente quien se encargue de comandar la transición de poder entre la Administración de Obama y la de Trump, en lugar del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.

Hasta ahora Christie, que ha apoyado abiertamente a Trump, había asumido esta tarea pero, de acuerdo con fuentes citadas por The New York Times, el presidente electo quiere aprovechar la larga experiencia política y los contactos en Washington de Pence. Christie, en cambio, está lastrado por un escándalo político que le salpica, pese a que evitó el banquillo en un juicio sobre el cierre de un puente que une Nueva Jersey con Nueva York en el 2013 por rencillas políticas. Los que no lo evitaron fueron dos de sus colaboradores, que el domingo fueron condenados.

Otra de las razones de peso para ese cambio sería, según el diario, la acuciante necesidad de conformar un equipo de gobierno ya. La posibilidad de que Donald Trump alcanzara la Casa Blanca parecía tan lejana que aún no tiene una idea clara de quiénes le acompañarán en los próximos cuatro años. La transición de Trump refleja su aislamiento y su inusual campaña. No ha habido ninguna comunicación pública del equipo de transición, excepto a través del sitio web lanzado el miércoles, GreatAgain.gov.

Pese a que en su discurso de victoria, Trump dijo que quería dar señales de unidad, el perfil de nombres que están saliendo dibuja un Gobierno que más que de ala dura conservadora parece extremista. Una mirada a la lista de potenciales candidatos revela un círculo bastante homogéneo de hombres blancos de mediana edad, a menudo ricos, ambiciosos y de carácter. Un grupo que parece casi destinado a la rivalidad interna.

Los tres nombres más mencionados son el de Christie, el ex alcalde Rudy Giuliani y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, los pocos pesos pesados del partido que le apoyaron durante la campaña. La salida de Christie del equipo de transición sugiere que su nombre podría ser descartado en la puja interna por el poder. Trump tiene poco más de dos meses para conformar toda su Administración de cargos y asesores. Los más importantes deberán ser confirmados por el Congreso. No tendrá problemas dada la mayoría republicana.

Los generales del magnate dan miedo

Veteranos, un «ejemplo» de unidad. Barack Obama honró ayer en el Día de los Veteranos a los excombatientes de Estados Unidos, y les puso como «ejemplo» para recobrar la unidad en el país tras las divisiones expuestas durante la agria campaña electoral.
Veteranos, un «ejemplo» de unidad. Barack Obama honró ayer en el Día de los Veteranos a los excombatientes de Estados Unidos, y les puso como «ejemplo» para recobrar la unidad en el país tras las divisiones expuestas durante la agria campaña electoral. ALEX WONG | AFP

«Jesucristo volverá a la Tierra con un fusil ametrallador entre sus manos». «Los Hermanos Musulmanes se han infiltrado en el Gobierno de EE.UU. para imponer la sharia». Estas frases son algunos de los lemas que defiende el equipo de 88 generales y almirantes retirados que durante la campaña apoyaron a Trump. Pocos, por no decir ninguno, de los presidentes han contado entre sus equipos con un grupo de gente tan variopinta y con unas ideas radicales. Una camarilla en la que se mezclan agresivos proisraelíes con iluminados religiosos y halcones de la ultraderecha.

Durante la campaña, el presidente electo consiguió el apoyo de 88 generales o almirantes retirados. La cifra es una de las más bajas que se recuerdan, en especial, si se compara con las del republicano Mitt Romney, que en el 2012 le respaldaron 500 miembros de la cúpula de las Fuerzas Armadas. Las cifras revelan que Trump, que sí disponía del apoyo de los veteranos, no era tan bien visto en las altas esferas del Ejército más poderoso del mundo.

El equipo de generales de Trump fue creado por uno con una biografía dramática: Sidney Shachnow, un militar que sobrevivió al Holocausto en Lituania para convertirse en un héroe de la Guerra de Vietnam. Tras su retiro se convirtió en un activista a favor de los acuerdos entre Israel y Estados Unidos, una relación que con Obama ha estado en entredicho. Fue el primer mando en declarar: «Trump tiene el temperamento adecuado para ser comandante en jefe».

Amigo del Kremlin

Al grupo dirigido por Schachnow se incorporó el general Michael Flynn, considerado uno de los tres mejores altos mandos de su generación. Flynn procede los cuerpos especiales y llegó a ser jefe de inteligencia en Afganistán. Se retiró en el 2014, tras haber sido nombrado director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, la CIA militar. En ese momento se convirtió en un asiduo de la televisión rusa y llegó a participar en una cena con Vladimir Putin. Los medios comenzaron a denunciar sus vinculaciones con el Kremlin y su fascinación por el autoritarismo de Moscú. Su reputación comenzó a hundirse, caída que se precipitó tras su respaldo a Trump. Al ser preguntado sobre si apoyaba el asesinato de familiares de los yihadistas, aseguró que «habría que ver en qué circunstancias».

Pero el caso más paradigmático es el de William Boykin, un general que al inicio de su carrera estuvo a punto de ser expulsado de los Delta Force por ser demasiado religioso. Se le implica en operaciones como el fallido rescate de los rehenes de la embajada de EE.UU. en Irán y, según algunos medios , pudo tener conexiones con la muerte del narco Pablo Escobar.