Hollande sucumbe tras el pulso con Valls y deja un partido socialista dividido

La Voz

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CHRISTIAN HARTMANN | Reuters

El primer ministro mostró hace menos de una semana su disposición a presentarse a las primarias

01 dic 2016 . Actualizado a las 20:57 h.

La decisión de François Hollande de no optar a un segundo mandato llega tras el intenso desgaste que ha sufrido en sus filas, en especial en los últimos días. Primero fue el anuncio del Partido Radical de la Izquierda (PRG) de presentar una candidatura propia para las presidenciales a pesar que tres de los ministros forman parte de esta formación. Solo un día después, el primer ministro Manuel Valls puso sobre el papel la idea con la que venía coqueteando desde hace meses: su disposición a disputar el liderazgo del socialismo. Por si fuera poca la división en la izquierda, los militantes del Partido Comunista han decidido ya apoyar la candidatura de Jean-Luc Mélénchon y su movimiento «La Francia Insumisa» de cara a los comicios del 2017.

La puñada de Valls llegó el pasado domingo, después de meses insinuando sus ambiciones presidenciales. En una entrevista con el periódico Le Journal du Dimanche el primer ministro declaró que, si bien «tiene relaciones de respeto, amistad y lealtad con el presidente», desde la publicación del libro Un presidente no debería decir eso, «el contexto ha cambiado».

La publicación a principios de octubre del libro de confidencias dañó la ya mermada popularidad de Hollande. Según el primer ministro, «ha creado un profundo desconcierto en la izquierda» y «como jefe de la mayoría, [su] responsabilidad es tener en cuenta este clima». Las primarias del PSF, que tendrán lugar el 22 y 29 de enero, «deben dar un impulso, una esperanza», opinó Valls. «Hay que prepararse para un cara a cara; yo me preparo, estoy listo», lanzó. Una declaración de intenciones que no se quedó sin respuesta por parte de Hollande y su círculo de apoyo. 

Augurios equivocados

Tras conocerse los resultados de las primeras de la derecha, que encumbraron a François Fillon como candidato a la presidencia, Hollande envió un mensaje a sus hombres más cercanos: «sangre fría, calma y unidad, solo eso cuenta», confesó uno de ellos a Le Monde. «El presidente se dice que, en política, siempre es mejor ser traicionado que ser el traidor», agregaron fuentes cercanas. El lunes, el portavoz del Gobierno, Stéphane Le Foll, añadió una dosis de presión al actual primer ministro, que sin embargo se ha salido con la suya. «No habrá primarias» entre el primer ministro y el presidente, aseguró en un programa de radio. Valls tiene «absolutamente la posibilidad» de ser candidato, «pero en ese momento, ya no es primer ministro», subrayó.

Ante el envite, Valls decidió evitar la crisis y no dimitir. Esperó y ganó, al menos por el momento. Según Colpisa, tras la comida habitual de los lunes con el presidente, emitió un comunicado en el que dijo que «no puede haber, especialmente en este momento, confrontación en el marco de unas primarias entre un presidente de la República y un primer ministro», garantizó. «Y todavía menos entre dos personalidades cuyas relaciones están basadas en la confianza», insistió el primer ministro. Tenía razón: tras la renuncia de Hollande, no habrá tales primarias.