Doce muertos tras irrumpir un camión en un mercado navideño de Berlín

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

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La policía, que baraja como principal hipótesis el atentado terrorista, ha detenido al conductor, que se había dado a la fuga

20 dic 2016 . Actualizado a las 02:14 h.

Al menos doce muertos y 48 heridos -cuatro de ellos, graves- es el primer balance del siniestro que sacudió ayer el corazón de Berlín al embestir un camión de matrícula polaca cargado con vigas de acero el concurrido mercado navideño de Breitscheidplatz. Aunque la policía germana pide silencio tanto a los ciudadanos como a la prensa, fuentes oficiales trasladaron la posibilidad de que se trate de un ataque de corte yihadista.

«Examinamos la pista de un atentado terrorista, pero todavía no conocemos los móviles», informó una fuente policial a AFP. Para reforzar esos posibles vínculos con el islamismo radical, la Policía Criminal berlinesa y la Fiscalía fueron las encargadas de asumir la investigación, a la que también se sumaron agentes procedentes de Múnich, especializados en redes sociales.

En algunas páginas vinculadas a la comunidad yihadista aparecieron casi de inmediato reivindicaciones del ataque por parte del Estado Islámico, aunque los expertos pusieron en duda su veracidad. Algunos testigos presenciales recordaron las similitudes de lo ocurrido ayer con el atentado del pasado verano en la localidad francesa de Niza, donde se registraron 86 muertos.

«Lo que se ve aquí es dramático», admitía en su primera intervención el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Michael Muller, sin aclarar si se trataba de un atentado terrorista o no e instantes antes de sumarse al gabinete de emergencia convocado por la canciller, Angela Merkel.

El camión, un Scania de gran tonelaje, irrumpió en el corazón del mercadillo navideño al filo de las ocho de la tarde desde la calle Budapest. Esta vía se encuentra cerrada al tráfico, con un gran árbol de Navidad y un punto de recogida de materiales típicos que fueron embestidos por el vehículo y arrastrados a lo largo de casi un centenar de metros. El camión siguió a toda velocidad y arrolló varios puestos típicos de estas fechas, pasando por encima de los numerosos viandantes que a esa hora paseaban por uno de los puntos más concurridos de Berlín.

«Venía sin luces y a toda velocidad contra nosotros. Era un auténtico camión de la muerte», relataba instantes después del ataque uno de los testigos que consiguieron eludir la embestida.

Tras frenar el vehículo pesado casi a los pies de la iglesia Memorial del káiser Guillermo, el conductor intentó darse a la fuga a la carrera. No llegó muy lejos. La policía desplegada en el entorno del mercadillo lo alcanzó «tras un corto vuelo» en las inmediaciones del Tiegarten, el principal pulmón verde de la capital germana. Fue reducido e introducido en un vehículo policial y trasladado a un lugar desconocido para su interrogatorio.

La teoría del secuestro

Según los primeros datos, se trata del primo del propietario de la compañía de transportes Ariel Zurawski, la dueña del camión. El empresario se mostraba perplejo: «Algo raro tiene que haber ocurrido. Mi primo llevaba quince años trabajando con nosotros y nunca dio síntomas de ningún tipo de problemas. Alguien lo ha secuestrado o lo han obligado a cometer esta barbaridad».

El Scania había salido de la localidad polaca de Gdansk, según confirmó la empresa Ariel Zurawski, que también admitió haber perdido todo contacto con el conductor a partir de las cuatro de la tarde, cuatro horas antes de irrumpir en el mercadillo. «Me dijo que estaba en un barrio lleno de musulmanes y que iba a comer kebab», añadió.

A última hora trascendió que el copiloto hallado muerto en el interior de la cabina del camión era de nacionalidad polaca. Y que el detenido al intentar huir podría ser de origen pakistaní. Los medios alemanes afirmaban anoche que este conductor podría ser un refugiado llegado a Alemania en febrero.

Al lugar de los hechos se desplazaron numerosos equipos de bomberos y ambulancias. El cordón de seguridad se amplió más allá de la Breitscheidplatz, al tiempo que las autoridades insistían en mantener despejadas las principales arterias de la ciudad para facilitar el paso de vehículos de emergencia. A las diez de la noche, el alcalde, Michael Muller, declaró la situación «bajo control», al tiempo que las autoridades aseguraban que estaba descartada la existencia de «riesgos adicionales», en referencia a posibles explosivos.

Las fuerzas de seguridad germanas se encontraban en estado de máxima alerta desde hace varios días después de que el espionaje británico lanzara una alerta genérica sobre un inminente ataque de corte islamista radical contra alguna gran capital europea debido a las fiestas navideñas.