Rusia apunta a que un fallo humano o técnico provocó la caída del Tupolev

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

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El Gobierno de Putin afirma que la hipótesis de un atentado «no es prioritaria», aunque no se descarta

26 dic 2016 . Actualizado a las 10:40 h.

La Navidad se tiñó de rojo en el mar Negro. Un avión Tupolev ruso que había despegado en la madrugada de ayer del aeropuerto de Moscú se precipitó al agua tras hacer escala para repostar combustible en el aeropuerto de Sochi, un siniestro en el que perecieron 92 personas. No hubo supervivientes y entre los fallecidos se encontraba gran parte del emblemático y mundialmente famoso Coro del Ejército Rojo La nave, un Tupolev 154 en la que viajaban 84 pasajeros más ocho tripulantes, se dirigía a Siria y debía aterrizar en la base aérea de Jmeimim, donde Rusia tiene una agrupación de aviones de guerra. Un error humano o un fallo técnico son las principales causas que se barajan para explicar el trágico accidentes. La posibilidad de que se trate de un atentado terrorista no se descasta pero «no es prioritaria» para el Gobierno ruso, tal y como explicó el jefe del comité de Defensa del Senado, Víktor Ózerov, horas después del siniestro. El avión partió del aeródromo Chkalovski (cerca de Moscú), donde los pasajeros y su equipaje se sometieron a «un control riguroso». Debía reabastecerse de combustible en Mozdok, pero debido a las adversas condiciones meteorológicas se decidió desviarlo al aeropuerto de Sochi, y «nadie sabía que lo haría», aclaró el alto funcionario.

La tripulación de la aeronave no dio ninguna señal de alarma, según la torre de control de Sochi, y las condiciones meteorológicas eran relativamente buenas, por lo que el mal tiempo no pudo haber motivado el accidente. Los pilotos eran experimentados y el aparato había pasado las revisiones técnicas correspondientes. Tras despegar del aeropuerto de Sochi, el avión desapareció de los radares. No emitió señales de socorro. Tras varias horas de confusión, la aparición de los primeros restos en las aguas del mar Negro, a un kilómetro y medio de la costa, anunciaron la catástrofe. El Ministerio de Defensa confirmó el accidente y la localización de los restos del Tupolev, hundido a unos sesenta metros de profundidad con todo su pasaje a bordo, según señalaron fuentes del Gobierno ruso a varias agencias. 

Artistas y periodistas

La mayoría de los pasajeros, 64, eran artistas, integrantes del conjunto de canto y danza Alexándrov, conocido internacionalmente con el nombre de Coro del Ejército Ruso. El resto eran militares y nueve periodistas, entre ellos del canal ruso NTV y de la televisión Zvezdá (Estrella, canal militar) que iban a celebrar el Año Nuevo con las tropas. También viajaba en el aparato la presidenta de la fundación Ayuda Justa, Yelizabeta Glinka, que se dedicaba a misiones humanitarias en el extranjero. La doctora llevaba a Siria medicamentos.

Por el momento se recuperaron un decena de cuerpos del interior del avión, donde los equipos de rescate creen que se encuentra todo el pasaje. En la operación de búsqueda que se lleva a cabo a 1,5 kilómetros de la costa, participan 32 embarcaciones, 80 buzos, cinco helicópteros, así como aparatos aéreos y submarinos no tripulados.

El avión transportaba a 65 miembros del Ensamble Aleksándrov, conocido por sus giras en el extranjero bajo el nombre de coro del Ejército Rojo. Entre ellos estaba su director, Valeri Khakhilov. Los integrantes de esta popular formación viajaban a la base aérea de Jmeimim, habilitada por el Ejército ruso para apoyar al Sirio en la destrucción de la infraestructura del Estado Islámico. La base, la más importante de la aviación rusa en la zona, se encuentra cerca de la Latakia. La ruta seguida por el Tupolev, que volaba desde hace 33 años y que fue reparado en diciembre del 2014 y revisado en septiembre pasado, es habitual para los aviones rusos, que llevan apoyando con bombardeos aéreos al régimen de Bashar al Assad en su lucha contra los rebeldes desde septiembre del 2015.