Ataque contra la élite liberal turca

mikel ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

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El lugar de la masacre en Estambul
L. PLACER

Masiva búsqueda policial del autor de la matanza a tiros en una discoteca de Estambul

02 ene 2017 . Actualizado a las 16:54 h.

La guerra en la vecina Siria volvió a traspasar la frontera para golpear en Estambul, corazón y espejo de Turquía hacia el mundo. El terror golpeó nada más estrenarse el 2017 y apenas dos semanas después del asesinato ante las cámaras del embajador ruso, Andrei Karlov, en Ankara. Unas setecientas personas celebraban la entrada del Año Nuevo en la sala de fiestas Reina, a orillas del Bósforo, cuando un hombre que portaba un arma larga irrumpió en este exclusivo recinto y abrió fuego contra la gente que disfrutaba de la fiesta. Al menos 39 personas perdieron la vida y 69 resultaron heridas -algunas, hospitalizadas en situación crítica- cuando apenas habían pasado 75 minutos desde que se despidió el 2016. Numerosas personas saltaron a las aguas del Bósforo para escapar y tuvieron que ser rescatadas por la Guardia Costera.

Las fuerzas de seguridad pusieron de inmediato en marcha una operación jaula para dar con el autor del ataque. «Es un terrorista como los que conocemos. Disparó al policía de la puerta, entró y ametralló y mató a personas inocentes. Entonces dejó el arma -un Kalashnikov- y abandonó el lugar durante el caos», relató horas después del jefe del Gobierno turco, Binali Yildirim, quien, como se ha convertido en regla habitual en estas situaciones, declaró el embargo informativo. Yildirim desveló que el atacante «no iba disfrazado de Papá Noel», tal y como se había difundido.

Turistas extranjeros

La discoteca Reina es frecuentada por turistas extranjeros, pero también por diplomáticos y la clase alta turca laica. Por ello, entre las víctimas hay gente llegada de Israel, Líbano, Marruecos, Libia o Arabia Saudí para dar la bienvenida al 2017, según el Ministerio de Interior.

Tras el ataque, por unos instantes Estambul se convirtió en París y las imágenes recordaron a las de la sala de conciertos Bataclan, en la que un asalto yihadista dejó 130 muertos en noviembre del 2015. Como Francia, Turquía vive en estado permanente de alerta por una amenaza que volvió a superar los controles dispuestos por las autoridades. Más de 17.000 agentes estaban desplegados para blindar las celebraciones de Año Nuevo ante las amenazas del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que hace un mes pidió a sus seguidores que «golpeen al Gobierno secular y apóstata turco».

Los yihadistas animaban en sus foros a golpear en «celebraciones y salas de fiestas». Turquía también mantiene una guerra abierta con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), autor en el último mes de atentados como el cometido contra la policía en el estadio del Besiktas (44 muertos) o el de Kayseri, donde perdieron la vida 13 soldados tras el ataque contra el autobús en el que viajaban. Sin embargo, acciones indiscriminadas contra la población civil como la da ayer han llevado hasta ahora el sello del grupo yihadista EI.

Un local de moda de corte occidental, muy exclusivo y al que acude gente famosa y adinerada

La exclusiva discoteca Reina, blanco del mortífero atentado durante la celebración de Año Nuevo, es un famoso local de la vida nocturna de Estambul frecuentado por jóvenes adinerados, famosos y turistas extranjeros. Situada junto al Bósforo en la parte europea de Estambul, la sala de fiestas, inaugurada en el 2002, es también accesible por barco directamente desde el estrecho. Además de poder pagar sus altos precios, los clientes tienen que superar un duro filtro en la entrada. Sus medidas de seguridad son muy estrictas. Pero ayer fallaron.

El establecimiento cuenta con varios restaurantes y pistas de baile, así como con un bar central. La vista desde la terraza, situada justo debajo de uno de los tres imponentes puentes que atraviesan el Bósforo, es espectacular, con las luces de la orilla asiática brillando a lo lejos. La historia de este puente ya está asociada a uno de los episodios más violentos de la historia reciente de Turquía, puesto que fue escenario de enfrentamientos entre soldados sediciosos y manifestantes durante la intentona golpista del pasado 15 de julio. El puente ha sido rebautizado desde entonces con esa fecha.

Pese a la islamización creciente de la sociedad que critican los detractores del presidente Recep Tayyip Erdogan desde que su partido está en el poder, el Reina es uno de los locales ineludibles de la jet set turca y de los fiesteros sin problemas económicos.

El nombre de la hija pequeña

Con el transcurrir de los años, la discoteca también se ha convertido en un lugar de encuentro habitual para las estrellas de los equipos de fútbol de Estambul y de las telenovelas, muy seguidas en Turquía.

El negocio es propiedad de Mehmet Koçarslan y el nombre de Reina, en español, responde al de la hija más pequeña del empresario, que tiene tres. Viven en Los Ángeles con su madre, Muge, porque «son asmáticas y en Turquía tenían que tomar antibióticos, en cambio el aire de Los Ángeles les va muy bien», según dijo él en una ocasión.