La inteligencia considera probado el ataque ruso a los comicios de EE.UU.

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JIM WATSON | Afp

La cúpula de los servicios secretos se enfrenta a Trump y critica su escepticismo

06 ene 2017 . Actualizado a las 01:03 h.

Pese a los esfuerzos de Donald Trump de poner en duda la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales, la cúpula de la inteligencia de EE.UU. señaló sin tapujos ante el Senado que ese país es el responsable de los ciberataques que interfirieron en la cita electoral del 8 de noviembre. De paso, reprocharon al presidente electo su escepticismo, que ha afectado negativamente a la moral de los servicios secretos.

Según James Clapper, director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (DNI), la injerencia rusa no se limitó a piratear los correos electrónicos del Partido Demócrata, sino que los rusos llevaron a cabo un campaña «multifacética» que incluía propaganda, desinformación y difusión de noticias falsas. «No creo haberme encontrado con una campaña más agresiva o directa para interferir en nuestro proceso electoral», aseguró, antes de remarcar que esa estrategia de espionaje ruso continúa.

El jefe de la DNI, que coordina el trabajo de 17 agencias de inteligencia, no entró a valorar si la injerencia rusa influyó en el voto de los estadounidenses y tampoco dijo si las acciones rusas fueron un «acto de guerra» al ser preguntado al respecto por los senadores, pero sí calificó lo ocurrido de algo de «enorme gravedad».

Clapper compareció ante el Comité de Servicios Armados del Senado junto a almirante Michael Rogers, director de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), y Marcel Lettre, subsecretario de Defensa para Inteligencia. Los tres entregaron una declaración conjunta al comité en la que afirman que Rusia es un «actor cibernético» que representa una «amenaza importante» para el Gobierno y la infraestructura militar, diplomática y comercial de EE.UU.

Reproches y recortes

El informe de inteligencia llegó ayer a la mesa de Obama. Hoy le tocará el turno a Trump, que se verá las caras con los servicios de información. Caras que se prevén de pocos amigos tras sus reiteradas dudas sobre el ciberataques ruso y la capacidad de las agencias de espionaje de su país (ha llegado a recordarles que ya se equivocaron con las armas de destrucción masiva de Sadam Huseín), así como dar más crédito a Julian Assange que a sus agentes. El diario The Wall Street Journal añadió aún más leña al fuego al publicar que Trump quiere reestructurar la CIA y rebajar el presupuesto de la DNI, por considerar que tiene más recursos de los necesarios y está politizada. Su equipo se apresuró ayer a desmentir tal información.

El magnate optó ayer por calmar los ánimos. Negó estar de acuerdo con Assange y se declaró «un gran fan» de los servicios de inteligencia de su país. Los culpables como siempre los medios: «Mienten para hacer que parezca que yo estoy en contra de la inteligencia, cuando de hecho soy un gran fan».

Unas horas después de la comparecencia de Clapper, se conocía el nombre de su sucesor. Se trata del exsenador Dan Coats, que ha formado parte de las comisiones de Inteligencia y Servicios Armados del Senado y que, aunque de visión conservadora, su designación parece menos polémica que la elección de Trump para dirigir la CIA, Mike Pompeo.

Un sheriff de Massachusetts propone que los presos construyan el muro de México

El sheriff Thomas Hodgson, del condado de Bristol (Massachusetts) ha propuesto que presos de todas las cárceles de EE.UU. lleven a cabo la construcción del muro fronterizo con México prometido por Trump. «No se me ocurre un proyecto que tenga un impacto más positivo para nuestros presos que construir este muro», indicó Hodgson durante el acto de jura como sheriff por cuarto mandato consecutivo.

«Aparte de aprender y mejorar sus habilidades en la construcción, el simbolismo de ver a estos presos construyendo un muro para prevenir el crimen en todas las comunidades del país y preservar las oportunidades de trabajo de los estadounidenses es muy poderoso», señaló el republicano, según informa Reuters.

Obama desoye a su sucesor y traslada a Arabia Saudí a cuatro presos de Guantánamo

Como ya habían adelantado, pese a la oposición manifiesta del próximo presidente, la Administración Obama aprovecha sus últimos días en el poder para seguir vaciando la prisión de Guantánamo, tras fracasar su intento de cerrarla. Cuatro presos yemeníes fueron trasladados ayer a Arabia Saudí, tras aceptar el rey Salman las peticiones para acogerlos de la familia de los detenidos y el presidente yemení.

Con el traslado de estos cuatro reos, el número de detenidos en Guantánamo quedaría en 55, lejos de los cerca de 800 que llegó a albergar tras su apertura en el 2002 ordenada por el entonces presidente, George W. Bush, en respuesta a los atentados del 11S.

De los prisioneros que aún quedan en Guantánamo, dieciocho han recibido el visto bueno del Gobierno para ser transferidos a un tercer país. Los otros 37 están a la espera de juicio o son considerados demasiado peligrosos como para quedar en libertad, pese a no poder presentarse pruebas en su contra al haber sido obtenidas bajo tortura.

Trump expresó el martes su oposición a que Obama ordenase nuevas liberaciones en Guantánamo, a cuyos presos definió como «personas extremadamente peligrosas». «No se les debe permitir volver al campo de batalla», dijo. Durante la campaña, incluso prometió mantenerla e internar allí a otros presos.

El senador Chuck Schumer, el azote de los republicanos

El nuevo jefe de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, se ha arrogado el papel de liderar la batalla para salvar la reforma sanitaria de Obama. Ese liderazgo le valió ayer los dardos de Trump: «Los demócratas, dirigidos por el payaso principal Schumer, saben lo malo que es el Obamacare y la mugre que hay ahí».

En una sucesión de tuits, el magnate mezcló los insultos con mensajes conciliadores: «Es momento de que republicanos y demócratas se unan y negocien un plan que funcione realmente, mucho menos caro y mucho mejor». Pero los republicanos no han ofrecido un plan detallado para sustituir el Obamacare, lo que deja en el aire el futuro de los seguros médicos de unos 20 millones de estadounidenses.

El miércoles presentaron unos presupuestos que sientan la primera piedra de un largo proceso para anular la ley sanitaria. Dicen haber elegido ese laborioso camino para poder rechazarla por mayoría simple, pero los demócratas creen que intentan ganar tiempo porque no tienen nada mejor con que sustituirla. Según eso, el objetivo sería posponer los efectos hasta después de las legislativas y, con suerte, hasta la reelección de Trump, informa Colpisa.

Schumer apoya la moción de Obama de no salvar a los republicanos trabajando con ellos para redactar un reemplazo que permita mantener las ventajas de Obamacare sin las regulaciones gubernamentales que ahora la hacen posible. «No vamos a salvarles el culo. Si quieren mejorar Obamacare estaremos encantados de trabajar con ellos pero si lo que buscan es anularlo, que sean ellos los que propongan algo mejor», declaró.

El aguerrido senador de Nueva York del que Trump ha sido donante le enseña ahora los dientes y promete ponérselo difícil a los elegidos para ocupar cargos. Los candidatos ni siquiera han entregado las declaraciones fiscales o se han sometido a la investigación de costumbre del FBI. Los republicanos saben que es prácticamente imposible impedir su nombramiento, pero los demócratas creen que pueden posponerla durante meses con interminables interrogatorios.