Juncker anuncia una batalla cruenta en el divorcio con Londres

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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FREDERICK FLORIN | AFP

Japón y China presionarán para limitar el impacto de un «brexit» duro en sus economías

19 ene 2017 . Actualizado a las 08:06 h.

Las negociaciones serán «muy, muy difíciles», reconoce el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Lo hizo ayer, ante el Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo. El brexit volvió a eclipsar la sesión en el hemiciclo. El luxemburgués da por hecho que la batalla con el Reino Unido para sellar las condiciones de salida de la UE será épica y cruenta. Así se lo hizo saber la primera ministra británica, Theresa May, quien por teléfono advirtió al democristiano de que su Gobierno se adentrará por la vía del divorcio duro. Juncker agradeció el gesto y la claridad después de más de medio año de evasivas y maniobras en la sombra. Lo hizo con resignación y cierta intranquilidad. «El proceso tendrá consecuencias de gran envergadura para Reino Unido y la UE», admitió.

Bruselas nunca dudó de que las conversaciones con Londres durante el proceso de desconexión serían tensas, pero pocos confiaban en que May optase por la solución más radical: diseñar desde cero los términos de su futura amistad con la UE. Sin lazos ni relaciones abiertas como las que mantiene la UE con Suiza y Noruega, países con acceso al mercado único al que los británicos están dispuestos a renunciar con el propósito de recuperar el derecho a cerrar sus fronteras a inmigrantes europeos. A pesar de la dureza del mensaje, algunos líderes como el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, celebraron ayer que May desistiese en su intento por mantener abierta la puerta a la libre circulación de bienes, servicios y capitales a su país una vez que firme el divorcio. «No hay espacio para tácticas selectivas en las negociaciones», señaló.  

Los socios europeos no ceden y Londres se enroca, deslizando una amenaza velada, la de erigir un nuevo paraíso fiscal al otro lado del canal de la Mancha. «No vi en sus palabras una declaración de guerra», descartó el primer ministro maltés, Joseph Muscat, quien tomó  ayer el relevo de la presidencia rotatoria del Consejo señalando la «ironía histórica» de que un país que mantuvo a la isla mediterránea colonizada dos siglos y a la que alentó a adherirse a la UE ahora decida abandonar el barco. «Será un camino pedregoso y no hay que subestimar a nuestros conegociadores, pero hay unidad total entre los 27», aseguró. Juncker también llamó a la calma a las dos partes. «No estamos con ánimo combativo. Haré todo lo que esté en mi mano para lograr un resultado equilibrado y que respete nuestras normas», zanjó. 

La nube negra que se cierne sobre el Viejo Continente se extiende por el globo. Las dos palabras, brexit duro, pusieron los pelos de punta al Gobierno japonés que teme por el futuro del nutrido grupo de empresas niponas que operan desde la isla británica, pero tienen su negocio en el mercado interior de la UE. El portavoz gubernamental, Yoshihide Suga, adelantó que su país no dudará en intervenir y trabajar con las dos partes para «reducir al mínimo el posible impacto sobre la economía mundial y sobre la actividad de nuestras empresas». China teme un desplome mundial por eso clama por un final «beneficioso para ambas partes», declaró su ministra de Exteriores, Hua Chunying. 

«No nos dejen solos», clamó en la Eurocámara el diputado independentista escocés, Alyn Smith. Escocia dijo sí a seguir en la UE, como Gibraltar, pero su futuro está más fuera que dentro. Países como España se niegan a concederles un trato especial para aplacar el apetito de los nacionalistas. «Hay que descartar soluciones parciales o específicas. España se opondría siempre a ello», declaró ayer el portavoz de los populares en el Parlamento Europeo, González Pons. El Gobierno español solo reconocerá como interlocutor válido al Reino Unido, no «regiones y otros territorios».

Merkel llama a los europeos a no dejarse dividir por la salida británica

La UE no puede permitir que la salida del Reino Unido la divida, consideró ayer Angela Merkel, quien se manifestó al mismo tiempo confiada en la unidad del bloque. «No tengo miedo de que no podamos permanecer unidos. Para mí lo esencial es que Europa no permita ser dividida y es lo que vamos a garantizar a través de nuestros contactos», declaró tras su reunión con el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni. La canciller sostuvo que tras el discurso de May los 27 tienen ahora «una impresión clara» de las intenciones de Londres. No obstante subrayó que no se posicionará hasta que comiencen las negociaciones, a finales de marzo. Coincidirá con año electoral en Alemania. La fecha el 24 de septiembre.