Trump eleva su acoso a la prensa y la acusa de silenciar ataques yihadistas

Adriana REy NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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KEVIN LAMARQUE | Reuters

Los medios denuncian la campaña de intimidación de la nueva Administración

08 feb 2017 . Actualizado a las 08:38 h.

Los ataques a la prensa por parte del presidente de Estados Unidos ya son una rutina. El último desatino de la nueva Administración contra «la oposición», como insiste en llamar a los medios, es acusarlos de no informar deliberadamente de los atentados perpetrados por «terroristas islámicos radicales» en Europa.

«Han visto lo que pasó en Paris y Niza. Y estamos llegando a un punto en el que ni siquiera se informa. La prensa es muy, muy deshonesta y no quiere informar sobre ello», dijo la noche del lunes en la base de Tampa de MacDill (Florida), centro militar neurálgico de la lucha contra los yihadistas. «Tienen sus razones y ustedes bien lo saben», concluyó sin aclarar a que se refería. A las pocas horas, la Casa Blanca publicó una lista de 78 ataques «ejecutados o inspirados» por el grupo Estado Islámico y que considera que no tuvieron la suficiente atención mediática.

«Se hace un gran escándalo por una protesta y en cambio un gran ataque no tiene la misma cobertura», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer. «La tierra es un lugar muy peligroso estos días y algunos atentados no han recibido la atención espectacular que merecen», añadió.

La respuesta de los medios fue unánime. «La Casa Blanca sabe que estos eventos fueron cubiertos y lo que quieren es distraer la atención de los problemas legales del presidente con su orden antiinmigrante», señaló la CBS News. «Es una vergonzosa campaña de intimidación», denunció la web Politico. La NBC News calificó de «penoso» el intento de Trump de marcar la agenda informativa de las redacciones.

Atacar al presidente está mal

Por si la lista de atentados no hubiese sido suficiente, uno de los asistentes presidenciales, Sebastian Gorka, justificó la rabieta del Ejecutivo a golpe de ultimátum. «Usaremos el término ‘noticias falsas’ hasta que los medios de comunicación entiendan que atacar al presidente está mal», dijo ante la incredulidad del presentador de la CNN. Entre bromas, varios medios aseguran estar «vacunados» de las «barbaridades de la nueva Administración». No hay más que recordar cómo la semana pasada la leal asesora de Trump, Kellyanne Conway, habló de una masacre inexistente («la masacre de Bowling Green», la llamó), para justificar la puesta en marcha del polémico veto migratorio. Fue la misma que acuñó un nuevo termino al hablar de «hechos alternativos», en lugar de mentiras.

En esta sucesión de falsedades que trata de vender el Ejecutivo de manera habitual, también está la recurrente referencia de Trump a un «genocidio» cristiano en Oriente Medio, cuando en realidad no hay datos suficientes que respalden dicha convicción.

Una veintena de asociaciones de periodistas ya han alertado sobre cómo estas prácticas podrían dañar no solo a la democracia en general, sino también al Gobierno. «Si la Casa Blanca sigue diciendo cosas que sabemos que son falsas ¿Por qué deberíamos confiar en lo que digan sobre Corea del Norte, Rusia, Irán o Estado Islámico?», reflexionaron desde la corresponsalía de ITN.

Un inédito voto del vicepresidente deshace un empate en el Senado para confirmar a DeVos en la cartera de Educación

Gracias al voto inédito e in extremis del vicepresidente Mike Pence, el Senado confirmó ayer a la polémica multimillonaria Betsy DeVos como secretaria de Educación. Es la primera vez en la historia de la Cámara alta que un vicepresidente (que además es presidente el Senado por mandato constitucional) se ve obligado a recurrir a su derecho de voto para romper un empate

A la nominación DeVos se oponían 48 senadores demócratas y dos senadoras republicanas, lo que provocó un empate de 50 a 50. Las conservadoras Susan Collins y Lisa Murkowski argumentaron que la nominada tiene una postura demasiado parcial respecto al sistema educativo estadounidense privilegiando las escuelas privadas en detrimento de las públicas. «Necesitamos solo un voto más y podemos conseguir una mejor secretaria de Educación», urgió el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, después de una maratón de discursos de 24 horas como parte de su estrategia para impedir la nominación. De nada sirvió su petición. A las 12.30 hora local, Betsy DeVos era confirmada. En la larga sesión, la aspirante dejó boquiabiertos a muchos en la sala, cuando por ejemplo defendió las armas en las escuelas, al menos en las de Wyoming ante la posibilidad del ataque de un oso. Para los demócratas, sus respuestas fueron un símbolo inequívoco de su «gran ignorancia».

DeVos no es la única que está en el punto de mira. La confirmación del secretario de Trabajo, Andrew Puzder, también está siendo accidentado después de que ayer admitiese que contrató a una inmigrante ilegal como empleada doméstica. «Cuando nos enteramos de su estatus, inmediatamente la cesamos y le ofrecimos asistencia para obtener los papeles», justificó. «Ha explotado a sus trabajadores», denunció la demócrata Patty Murray, sobre los supuestos métodos que utilizó Puzder como consejero delegado de CKE, un conocido grupo de restaurantes de comida rápida. El ritmo de las confirmaciones del gabinete es el más lento desde George Washington.

El jefe de Seguridad Nacional asume la responsabilidad por el caos creado por el veto migratorio

«Debí haberla pospuesto un poco para que tener tiempo de hablar con miembros del Congreso, prepararlos para lo que se venía encima», reconoció el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, ante la Comisión en la Cámara de Representantes. El general retirado asumió así todas las responsabilidades del caos generado por la orden ejecutiva que prohíbe la entrada en EE.UU. de ciudadanos de siete países musulmanes. «Pensamos que al sacarla rápido para evitar que la gente que quisiera venir a hacernos daño no pudiera seguir entrando», justificó.

Lo que no dijo fue que su equipo de Seguridad Nacional no fue informado del veto y se enteraron por la televisión. Es más, el propio Kelly tuvo una discusión horas más tarde con el principal asesor de Donald Trump, el omnipresente ultraconservador Steve Bannon, a cuenta de la aprobación de exenciones de la orden.

«Causó confusión no solo aquí, en el Congreso, sino en todo el país y en todo el mundo», reconoció el presidente de la Comisión, el republicano Michael McCaul, horas antes de que el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San Francisco, decida sobre el futuro del veto. Sin embargo, Kelly insistió en defender la medida y predijo que la Administración Trump logrará restablecerla.

Trump admitió que la batalla legal sobre el veto migratorio podría llegar hasta el Tribunal Supremo. «Veremos lo que ocurre. Tenemos un caso muy importante en las cortes. Estamos bien representados», dijo a los periodistas desde el despacho oval.

En defensa del juez Robart

La Asociación de Abogados de EE.UU. (ABA, por sus siglas en inglés) denunció los ataques que Trump profirió contra el magistrado federal que bloqueó el veto, James Robart, al llamarle «supuesto juez» y acusarle de «arrebatar al país la capacidad de aplicar la ley». «Los ataques contra los jueces son ataques a nuestra Constitución», advirtieron los letrados. Desde la Casa Blanca negaron este extremo. Su portavoz, Sean Spicer, aseguró que «es indiscutible que el presidente respeta el poder judicial y sus decisiones».

El presidente dio anoche un nuevo ejemplo de su aire de superioridad. A un sheriff que se quejó de cómo un senador demócrata había complicado varias gestiones de su estado, le dijo: «¿Quieres dar su nombre? Destruiremos su carrera».