La rebelión sioux llega a Washington

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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KEVIN LAMARQUE | REUTERS

La tribu india lucha por frenar el oleoducto que pasará por sus tierras sagradas

11 mar 2017 . Actualizado a las 10:31 h.

Llevan un año ganando batallas en su lucha por la defensa del agua sagrada del lago Oahe. Pero ahora, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su intención de reactivar la construcción de un polémico oleoducto en sus tierras, la tribu de los indios sioux ha optado por cambiar su campo de batalla y trasladarlo desde la reserva de Standing Rock, en las colinas de Dakota del Norte, a las calles de Washington D. C. Así lo hicieron ayer.

Con la nieve cayendo sobre la capital estadounidense, miles de activistas de diferentes tribus marcharon en un recorrido por el centro de la ciudad hasta la Casa Blanca. «¡Donald Trump tiene que irse!», gritaron al unísono frente al Trump International Hotel, situado en la avenida Pensilvania. La argumentación de su denuncia sigue siendo la misma que cuando Barack Obama detuvo por su impacto ambiental este proyecto y otro similar, el Dakota Access,. El oleoducto Keystone XL, de casi 1.900 kilómetros, amenaza su agua potable, cruza tierras sagradas y fue aprobado por la Administración Trump sin una consulta adecuada.

Varias organizaciones ecologistas llevan semanas presionando al Gobierno de Washington, motivo por el cual, el secretario de Estado, Rex Tillerson, se ha inhibido de cualquier decisión del departamento que dirige sobre el Keystone XL, teniendo en cuenta que hasta el mes de enero, era el jefe de la petrolera ExxonMobil, la cual se podría beneficiar directamente del polémico proyecto. La autorización o no de su construcción llegará en las próximas semanas.

Trump invita al presidente palestino a Estados Unidos

Donald Trump invitó ayer a la Casa Blanca a su homólogo palestino, Mahmud Abás. El cara a cara tendrá lugar «muy pronto», reveló el portavoz del invitado, Nabil Abu Rdainah. El ofrecimiento se produjo después de que el presidente estadounidense llamase por teléfono a Abás para trasladarle «su deseo de retomar el diálogo y el compromiso con un proceso negociador que lleve a una paz real entre israelíes y palestinos».

No es ningún secreto los recelos de Abás sobre el presidente Trump ante su retórica proisraelí que mantuvo a lo largo de toda su campaña electoral. Sus planes de trasladar la embajada de EE.UU. de Tel Aviv a Jerusalén son algunas de sus declaraciones más censuradas en Palestina.

Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu ha autorizado la construcción de 6.000 nuevas viviendas en Cisjordania y el Parlamento israelí ha aprobado la Ley de Regulación, que permitirá expropiar por primera vez desde el inicio de la ocupación tierras privadas palestinas.

El asunto fue tratado durante el encuentro entre el republicano y Netanyahu el 15 de febrero, cuando Trump le pidió frenar dichos asentamientos. En aquel momento, el presidente de EE.UU. mostró además su flexibilidad sobre la solución a los dos Estados, asegurando que apoyaría la «solución que quieran las dos naciones» y dejando así en el aire un proceso que de momento sigue en punto muerto desde el 2012, tras décadas de negociación directa que solo han servido para fortalecer la ocupación.

A pesar de su aparente distanciamiento, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado ratificó el jueves a David Friedman como nuevo embajador de EE.UU. en Israel. Se trata de un diplomático controvertido ya que nunca ocultó su apoyo a la expansión de asentamientos israelíes.

¿Margina la Casa Blanca a Rex Tillerson?

La desconexión entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado está provocando la inquietud de muchos pesos pesados de la política exterior estadounidense, que ven cómo Rex Tillerson está siendo excluido de reuniones clave, manteniendo un perfil bajo como jefe de la diplomacia.

El último capítulo, que supuso el colmo para Exteriores, tuvo como protagonista a México, uno de los puntos más delicados en la agenda presidencial. Sus preferencias eso sí, quedaron claras cuando la Casa Blanca marginó a la Secretaría de Estado y no le informó de que algunos de sus asesores se iban a reunir el jueves con el ministro de Exteriores mexicano, Luis Videgaray. Fueron Jared Kushner, Gary Cohn y Herbert Raymond, es decir, algunos de los consejeros más leales a Donald Trump. Es más, Exteriores reconoció que ni siquiera estaba al tanto de la visita de Videgaray a Washington, a pesar del órdago que este lanzó desde la capital. «Solo México decide quién entra y quién sale del país», avisó tras rechazar la posibilidad de que sea EE.UU. quien decida. En su breve visita, también expreso su protesta por los planes de separar de sus familias a los niños que crucen ilegalmente.

Mientras la Administración avanza en las negociaciones con su vecino, el FBI continúa investigando las que podría haber mantenido con Rusia. El director del FBI, James Comey, se reunió con el Grupo de los Ocho (los legisladores que investigan la supuesta injerencia rusa) en el marco de las pesquisas que realiza una división secreta en el edificio J. Edgar Hoover. Entre 15 y 20 agentes y científicos de contrainteligencia investigan todas las conexiones posibles. Según CNN, una de ellas continúa siendo la «extraña» relación informática entre el banco ruso Alfa y la Organización Trump. El FBI trata de aclarar porque el 80 % de las búsquedas de contacto con el servidor de la empresa de Trump haya provenido del servidor ruso. 

Flynn y Turquía

La última polémica a la que se enfrenta Trump es si sabía o no que su exasesor Michael Flynn trabajó para una compañía que pudo beneficiar al Gobierno de Turquía. «No creo que lo supiese», negó el portavoz Sean Spicer. Flynn se vio recientemente forzado a dimitir después de mentir sobre sus reuniones con el embajador ruso en Washington.