El incendio en un campamento aviva la polémica sobre la migración en Francia

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

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PHILIPPE HUGUEN | Afp

Le Pen promete desmantelar todos los campos de refugiados y expulsar del país a los clandestinos

12 abr 2017 . Actualizado a las 07:40 h.

Uno de los campos de refugiados más importantes del norte de Francia quedó reducido a cenizas la noche del lunes, supuestamente tras una reyerta entre afganos y kurdos iraquíes. El incendio, que levantó una columna de humo visible a varios kilómetros, destruyó por completo el recinto en el que vivían unos 1.500 inmigrantes en 300 cabañas de madera. Pero, sobre todo, reavivó la polémica migratoria que crispa al país.

La ultra Le Pen no tardó un minuto en señalar que el siniestro era la prueba del «caos migratorio» de Francia y prometió desmantelar todos los campamentos de refugiados. «Los clandestinos y los que no consiguieron el asilo serán conducidos a la frontera. Las peticiones de asilo no serán estudiadas en Francia, sino en nuestros consulados y embajadas en los países de origen o en los limítrofes», prometió. Para Fillon, el siniestro prueba que el desmantelamiento de Calais fue insuficiente y que la construcción de campamentos «no es la solución» porque produce efecto llamada.

«Debió de haber hogueras voluntarias en varios sitios diferentes», explicó el alcalde de la población cercana a Grande-Synthe, en la provincia de Dunkerque, Damien Carême. Los altercados previos al incendio dejaron seis heridos por arma blanca y los antidisturbios que trataron de intervenir fueron recibidos a pedradas. Tras el incendio, los médicos atendieron a una decena de heridos por las llamas. Carême añadió que, desde que la Jungla fue desmontada el pasado octubre, la llegada de afganos al campamento provocó un aumento de tensiones con los inmigrantes instalados, de mayoría kurda iraquí. 

Los ministros de Interior y de Vivienda visitaron el lugar para trazar un plan de emergencia de reubicación. Con tan solo 70 de las 300 cabinas intactas tras el incendio, los evacuados se encuentran apiñados en tres gimnasios.  Los ministros aseguraron que movilizarán a los prefectos para «abrir rápidamente plazas suplementarias en centros de acogida y orientación».

El campo de Grande-Synthe había sido, durante sus primeros meses, un campamento ejemplar. Con una inversión inicial de tres millones de euros, estaba gestionado por la ciudad y voluntarios. Además de servicios básicos como baños y cocinas, contaba con puntos de lavado de ropa y bloques sanitarios. Sin embargo, el aumento del número de habitantes y la dificultad del ayuntamiento a la hora de responder a las necesidades llevaron a la caída en desgracia del campo, que apenas cumplía con la ley internacional.

Francia recibió diez veces menos solicitudes de asilo que Alemania en el 2016 (85.700 contra 722.300), pero el Gobierno está en plena campaña para disuadir a los migrantes de que se instalen en territorio galo. El año pasado mandó 25.963 solicitudes de reenvío de refugiados a los países donde se registraron primero. La prefectura de París ha creado incluso una unidad especial Dublín que trabaja exclusivamente en esta operación. Paradójicamente, alemanes e italianos son los que más aceptan, con 522 y 241 regresos efectivos respectivamente.