Obama acude a Berlín en defensa de Merkel

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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JOHN MACDOUGALL | Afp

El expresidente y la canciller lanzan al alimón un mensaje contra la xenofobia, el nacionalismo y los muros que aíslan

26 may 2017 . Actualizado a las 07:29 h.

Mientras en Bruselas los líderes de la UE recibían con frialdad y la cabeza gacha a Donald Trump, su antecesor Barack Obama se daba un baño de masas en su ciudad talismán, Berlín. Fue aquí donde en el 2008 defendió un futuro sin armas nucleares en el que fuera su mayor discurso electoral en el extranjero, y donde cerró su última gira europea como presidente de EE.UU. el pasado noviembre. ¿Cómo responderían los berlineses?

Casi como si actuara una estrella de rock. En un ambiente festivo, pero también en medio de un fuerte dispositivo de seguridad tras el atentado del lunes en Mánchester, más de 70.000 personas se congregaron ante la emblemática Puerta de Brandeburgo para celebrar el Día de la Iglesia Evangélica Alemana con él y con Angela Merkel. Predominó un mensaje compartido entre ambos: hay que combatir la xenofobia y los nacionalismos con más democracia.

«Lo decisivo es estar detrás de los valores que son para nosotros los más importantes y plantar cara a quienes quieran arrinconar estos valores. Creo que esta es una batalla importante que tenemos que disputar», declaró Obama, marcando así las distancias con su sucesor en el cargo. Aunque no lo mencionó explícitamente una sola vez en la hora y media que duró el coloquio, la gente lo entendió perfectamente. «No nos podemos esconder detrás de un muro. En este nuevo mundo en el que vivimos, no podemos aislarnos», dijo.

El expresidente subrayó que ni la ayuda humanitaria ni la lucha contra el cambio climático son obras de «caridad», sino inversiones en el «bienestar nacional». Pero terminó de conquistar al auditorio cuando envió un mensaje de esperanza y compromiso a las nuevas generaciones, en las que confía para afrontar desafíos globales como los que representan Trump y el brexit. «Todo depende de la gente joven, como hoy aquí. Por eso quería transmitir mis conocimientos», afirmó el antiguo líder demócrata, que nació en 1961, precisamente el año en que se levantó el muro de Berlín.

En su discurso no faltaron las referencias religiosas, pero tampoco las políticas. De hecho, Obama, que ha sido miembro de la comunidad protestante en Chicago, no tardó en alabar la gestión de la crisis migratoria por parte de la canciller, hija de un pastor luterano. Merkel volvió a justificar la acogida de refugiados, además del controvertido pacto alcanzado en marzo del 2015 con Turquía para reducir el flujo de llegadas al continente europeo.

La conservadora, que en los últimos meses ha endurecido el derecho de asilo para recuperar votos, aludió al dilema que se plantea al tener que elegir entre el amor al prójimo que establece como principio la fe cristiana y la política real. «Sé que con esto no me hago popular», reconoció visiblemente satisfecha con el resultado del encuentro. A cuatro meses de las elecciones generales alemanas, el acto con Obama supone un fuerte espaldarazo que este quiso hacer explícito. Calificó su trabajo de «excelente», tanto dentro de su país, como «en todo el mundo».

No obstante, y pese a la evidente complicidad entre ambos políticos, no faltaron momentos de tensión. Uno de ellos tuvo lugar cuando un estudiante de 21 años preguntó a Obama si no tenía cargo de conciencia por los ataques con drones que se produjeron bajo su mandato. «A veces, mis decisiones condujeron a la muerte de civiles porque hubo errores, pero no había otra forma de llegar a los terroristas. Los drones en sí no son el problema, el problema es la guerra», respondió ante la atenta mirada de Merkel, quien insistió en que la guerra debe ser siempre la última opción. «¿Cómo protege uno a su país de cosas como las que han pasado en Mánchester, en Berlín, en París o en Niza?», se preguntó el expresidente. «Si valoramos la vida tan poco como lo hacen nuestros adversarios, entonces perdemos», reflexionó.