El Reino Unido se blinda contra el pánico

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

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Pinto & Chinto

El atentado del sábado deja siete muertos y 48 heridos, 21 en estado crítico. Estas víctimas se suman a los 1.500 europeos asesinados por yihadistas. May endurecerá su política antiterrorista

05 jun 2017 . Actualizado a las 09:00 h.

El Reino Unido afronta la peor campaña de atentados de su historia después de las bombas del IRA en Londres en los noventa. Aunque el ataque yihadista más grave se produjo en el 2005 (52 muertos), cuando Al Qaida todavía era la organización yihadista de referencia, en las últimas semanas los islamistas más o menos vinculados con el Estado Islámico (EI) han combinado acciones de atropello destinadas a sembrar la alarma con escasos medios y una preparación limitada junto con planificaciones más complejas, como la del terrorista suicida del Manchester Arena, que causó 22 muertos y 59 heridos hace apenas dos semanas. En los ataques del sábado por la noche en el puente de Londres y en el mercado de Borough los yihadistas, como si se tratara de un retorno a la Edad Media (la etapa histórica a la que pretenden regresar), recurrieron también a los cuchillos. Y a los cinturones explosivos falsos, un recurso este último que evidencia su determinación de causar un estado de pánico en el Reino Unido contra el que las autoridades intentan blindarse con un endurecimiento de la política antiterrorista y un plan contra la radicalización.

«Los ataques sencillos con vehículos y cuchillos han aumentado recientemente porque son fáciles de planear y los más difíciles de impedir para los servicios de seguridad», declaró a AFP Alan Mendoza, director del centro de reflexión británico Henry Jackson Society. Apenas se necesita infraestructura y preparación, de ahí la dificultad para detectarlos antes de que se produzcan.

La Policía Metropolitana de Londres confirmó ayer que ocho agentes armados abrieron fuego contra los tres terroristas autores del atentado de Londres, que dejó siete muertos y 48 heridos, 21 de ellos en situación crítica.

Españoles

Entre las víctimas puede haber dos ciudadanos españoles, aunque uno de ellos permanece desaparecido, según informó su familia. Se trata de Ignacio Echeverría, de 39 años, que se enfrentó a uno de los terroristas, que estaba atacando a una mujer. Sus amigos lo vieron por última vez tendido sobre la acera del mercado de Borough. Su hermana intentó buscarlo en los hospitales, pero no pudo acceder a ellos por estar acordonados.

Agentes de la unidad antiterrorista detuvieron a 12 personas (cuatro de ellas son mujeres) en el barrio de Barking, en el este de Londres, por su posible relación con el atentado. Scotland Yard no confirmó oficialmente la detención de otros dos individuos. Los tres terroristas ya han sido identificados, pero la policía británica sigue con su estrategia de no revelar su identidad por el momento para poder investigar en su entorno.

Los agentes dispararon hasta 50 balas contra los atacantes, pues temían que en los cinturones, que finalmente resultaron ser falsos, hubiera explosivos y pudieran morir matando. Como una muestra más del celo democrático británico, el subcomisario de la Policía Metropolitana, Mark Rowley, anunció que se iba a abrir una investigación para esclarecer por qué se efectuó un número tan elevado de disparos, algo «que no tiene precedentes» en las operaciones policiales de ese país. El tiroteo, protagonizado por ocho agentes, tuvo lugar después de que los tres yihadistas abandonaran la furgoneta blanca con la que atropellaron a los transeúntes para empezar a acuchillar a la gente que aún se encontraba en el mercado de Borough en aquel momento. El subcomisario, no obstante, disculpó la reacción policial, en la que un ciudadano resultó herido de bala, porque se temía que fueran suicidas.

El atentado se produjo en otro puente emblemático del centro de Londres, muy transitado por turistas, como el de Westminster, donde un terrorista causó en marzo la muerte de cuatro personas con un vehículo y después acuchilló a un policía a las puertas del Parlamento británico.

«Acababa de salir del bar y se le acercó corriendo un hombre que le dijo: “Esto es por mi familia, esto es por el islam”, y le clavó un cuchillo», relató ayer la madre de uno de los heridos, de 23 años, que sufrió daños en un riñón. Golpear a la cultura del ocio occidental sigue siendo otro de los objetivos islamistas, y la zona donde se produjo el último atentado es muy concurrida los fines de semana, pues hay numerosos pubs y restaurantes.

En una comparecencia forzada por los acontecimientos, la primera ministra británica, Theresa May, anunció ayer la intensificación de las medidas de prevención y lucha contra el yihadismo en cuatro grandes escenarios. Por un lado, combatiendo la ideología «malvada» que sustenta al terrorismo del Estado Islámico (EI), asumiendo que no puede ser derrotada solo a base de operaciones militares.

Otra medida es perseguir la presencia en Internet de este grupo. «No podemos permitir que esta ideología tenga un espacio seguro donde reproducirse proporcionado por las empresas de comunicaciones».

El tercer escenario es seguir organizando operaciones militares para acabar con sus santuarios físicos en Siria e Irak, y estrechando el margen de tolerancia que, en su opinión, hay en ciertos sectores del Reino Unido con el extremismo. «Hay demasiada tolerancia hacia el extremismo en nuestro país», denunció May.

El Reino Unido afronta esta nueva acción violenta en plena campaña electoral, en un momento de debilidad política por la complejidad del brexit, que sin duda tendrá consecuencias en la información antiterrorista que Bruselas comparte con Londres. Solo faltaba una lindeza más de Donald Trump para enrarecer aún más la situación, fustigando vía Twitter al alcalde de Londres, Sadiq Khan, porque, en su opinión, intentó restarle importancia al ataque.

Balance de víctimas

Con las últimas siete víctimas mortales ya son 586 los ciudadanos europeos asesinados por motivaciones yihadistas en territorio europeo, según se recoge en el informe Libro blanco y negro del terrorismo en Europa, una iniciativa de la eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundúa. Fuera del territorio comunitario, son 990 los ciudadanos de la UE que murieron en acciones de inspiración islamista radical. Los datos del informe se corresponden con las acciones de fanatismo llevadas a cabo entre el 2000 y el 2016. En el caso de los ciudadanos asesinados en territorio comunitario, se ha actualizado la cifra con los datos del 2017.