La UE saca la artillería contra el proteccionismo de Trump

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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MARKUS SCHOLZ | AFP

Amenaza con represalias si EE.UU. impone barreras comerciales

27 jun 2017 . Actualizado a las 07:16 h.

La Unión Europea calienta motores para el G-20. La reunión de las 20 economías más potentes del mundo se celebrará en Hamburgo los próximos 7 y 8 de julio y hasta allí se desplazará el presidente estadounidense, Donald Trump. Terreno hostil para el multimillonario. La anfitriona no será otra que la canciller alemana, Angela Merkel, su bestia negra, que ha desplegado en las últimas semanas una intensa gira por varios países del club en busca de alianzas para contener al estadounidense.

Aunque lo parezca, la enemistad entre Berlín y Washington no es una anomalía en estos momentos. Son muy pocos los líderes mundiales que comulgan con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, quien ha dicho no al NAFTA, no al acuerdo comercial con el Pacífico, no al TTIP y no al Acuerdo de París por el clima. En los pocos meses que lleva al frente del Gobierno ha hecho saltar por los aires la estrecha relación de amistad entre la UE y Estados Unidos, azuzando a los eurófobos o cuestionando el futuro de la OTAN. Y no solo eso. Sigue empeñado en librar por su cuenta una guerra comercial contra todo el planeta.

A la UE ya le ha enviado varios mensajes. Trump está dispuesto a desregular el sistema financiero y lanzar una agresiva ofensiva proteccionista contra sus competidores. Su equipo tantea el terreno. Para ello han escogido el sector del acero que, en Europa, ya sufrió el dumping chino y ahora se enfrenta a una subida meteórica de aranceles para entrar en el país norteamericano. La comisaria de Comercio, Cecilia Mälmstrom, lanzó ayer la primera advertencia al socio atlántico: «Tendríamos que ver si esta medida cumple con las normas de la OMC [Organización Mundial del Comercio]. Si nos golpea, por supuesto que tomaremos represalias. No sé cómo ni cuándo, pero por supuesto que nos estamos preparando», anticipó la sueca, una de las voces liberales de la Comisión, dispuesta a sacar la artillería.

Bruselas denuncia en un informe que las medidas proteccionistas aumentaron en el último año un 10%. El coste para las empresas europeas ha sido de 27.170 millones de euros.  EE.UU. ocupa un sitio privilegiado en la lista al mantener hasta 17 barreras comerciales (subsidios, restricciones a la inversión en el sector aeronáutico o exclusión de empresas europeas de la contratación pública, entre otras). El repliegue comercial en la mayor parte de los casos corresponde a socios del G-20 a los que la UE quiere leer la cartilla. «Es injustificable. Afecta a nuestras empresas y a sus trabajadores. Es realmente preocupante», lamentó la comisaria, quien se queja de la falta de reciprocidad.

La UE mantiene sus puertas abiertas a la inversión extranjera mientras otras potencias como Estados Unidos o China restringen el acceso de las compañías europeas a sus contratos o proyectos de infraestructuras clave. La guerra está servida. Y aunque Bruselas cree que no se puede combatir el proteccionismo de Trump con más proteccionismo, asegura que «no dudaremos en utilizar todas nuestras herramientas» para proteger a nuestras economías de prácticas desleales. 

Los 28 preparan el terreno. Francia y Alemania caminan de la mano. Quieren imponer un mecanismo de vigilancia y control de las inversiones extranjeras y Mälmstrom apura las negociaciones para cerrar un nuevo acuerdo de libre comercio con Japón: «Queremos enviar una señal al resto del mundo en contra del proteccionismo», aseguró la sueca, que ha llamado al G-20 a cerrar filas y aislar a Trump.

«Un buen acuerdo para España»

Las pulsiones proteccionistas no solo se propagan entre los republicanos de EE.UU. Las voces que cargan contra la globalización han encontrado abrigo también entre los socialistas españoles. Su líder, Pedro Sánchez, cuestionó abiertamente el apoyo de la formación al acuerdo de libre comercio con Canadá (CETA). Mälmstrom salió al paso para extender un cortafuegos: «Es un buen acuerdo para España y el resto de países de la UE. Garantiza el acceso a todos los niveles de mercado. Desaparecen el 99% de los aranceles y reconoce 150 indicaciones geográficas (15 españolas)», indicó antes de recordar a Sánchez que el acuerdo se cerró con un Gobierno «muy progresista y aliado en la lucha contra el cambio climático».