Los talibanes vuelven a sembrar de pánico y muerte Kabul

Javier Castro, L. G.

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WAKIL KOHSAR | Afp

Un coche bomba, dirigido contra agentes del servicio de inteligencia afgano, acaba con la vida de más de 30 civiles

25 jul 2017 . Actualizado a las 00:04 h.

El terrorismo golpea de nuevo Kabul. Casi dos meses después de registrar el mayor atentado desde la invasión estadounidense del 2001, que dejó 150 muertos y más de 300 heridos, la capital afgana volvió a ser epicentro del horror yihadista. Este lunes, un coche cargado de explosivos estalló al paso de un autobús en un barrio chií de la ciudad, causando 31 muertos, entre ellos niños, y más de 40 heridos. La mayoría de los cuerpos quedaron calcinados, lo que dificultó su identificación por parte de las autoridades.

Los talibanes, cuya influencia y control territorial han ido en aumento desde que la OTAN abandonara el país en el 2015, reivindicaron la autoría del ataque. Según el portavoz presidencial, Shah Hussain Murtazaqi, «entre los muertos y heridos hay funcionarios y civiles, entre estos tenderos y aquellos que se dirigían a sus puestos de trabajo». La explosión tuvo lugar a las siete de la mañana en una zona residencial, cerca de la casa del viceprimer ministro, Mohammad Mohaqeq. Tanto él como gran parte de sus vecinos pertenecen a los hazara, una minoría chií que es blanco de los grupos extremistas por su carácter liberal y respetuoso con las mujeres.

El objetivo de la masacre, según el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, eran dos autobuses de los servicios de inteligencia, como venganza por el «comportamiento cruel» durante los interrogatorios. La agencia de inteligencia estatal, el Directorio Nacional de Seguridad (NDS), negó esta hipótesis, argumentando que su departamento «no utiliza autobuses para transportar a sus empleados».

Escalada de la violencia

Junto a los sucesos en Kabul, el Gobierno confirmó este lunes los rumores sobre el asalto del domingo a un distrito de la provincia de Ghor, en el centro del país. El número de muertos, la mayoría de ellos doctores y enfermos de un hospital local, oscila entre los 22 y los 35 que cita AFP. El cambio del líder talibán en el 2015 y la irrupción de Estado Islámico han recrudecido el conflicto afgano, que dejó 1.662 civiles muertos en los primeros seis meses del 2016 y 26.500 desde el 2009.

Pakistán, reprendido con frecuencia por el Gobierno vecino por su permisividad para con los talibanes, también sufrió este lunes un atentado a manos de su filial local, el Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), más próxima a Al Qaida. Un suicida que cargaba entre 10 y 12 kilos de explosivos se hizo explotar a bordo de una motocicleta al este de Lahore, la capital económica del país. Murieron 25 personas, entre ellos 10 policías, y 40 resultaron heridas.