La bandera más americana era portuguesa

Begoña Íñiguez LISBOA

ACTUALIDAD

HANDOUT | Reuters

Isilda Ribeiro cosió el estandarte que Armstrong clavó en la Luna en 1969

24 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace 48 años, el 20 de julio de 1969, el hombre llegó por primera vez a la Luna. Coincidiendo con la efeméride ha salido a la luz la bella historia de una costurera portuguesa, María Isilda Ribeiro, quien también fue protagonista del acontecimiento que marcaría la historia de la humanidad. Ella fue la encargada de coser y rematar a mano, con sumo cuidado y profesionalidad, la bandera estadounidense que el astronauta Neil Armstrong clavó por primera vez en el satélite, una imagen que dio la vuelta al mundo.

Isilda emigró a Estados Unidos en 1966, como tantos portugueses, en busca de una vida mejor, desde su aldea natal de Vila de Sosa, municipio de Vagos, cerca de Aveiro. Desde pequeña destacó por su buen hacer en la costura y el bordado. Se instaló en el estado de Nueva Jersey, donde todavía reside, y poco después fue contratada como costurera en Annin & Company, la fábrica de banderas más antigua del mundo. Debido a la calidad de su trabajo, en 1968 fue seleccionada por sus superiores para los cometidos más importantes. Por ello, no se extrañó en absoluto cuando, un año después, recibió, con la discreción que la caracteriza, y sin preguntar detalles, un encargo totalmente diferente a los realizados hasta entonces: «Coser a mano una bandera estadounidense, de 90 centímetros de ancho por un metro y medio de largo, de nailon y fibra de vidrio, en vez de la habitual tela, capaz de resistir a temperaturas extremas y a situaciones climáticas adversas, y que se instalaría en un lugar estratégico para el país». 

La costurera espacial

La costurera portuguesa tardó varios días en entregar el encargo, ya que tuvo que coser y reforzar, con sumo cuidado y destreza, los remates, los dobladillos y el pliegue del asta de la bandera. La mayor dificultad con la que se encontró Isilda, como ha declarado estos días a varios medios de comunicación lusos, «fue tener que trabajar con un tejido de nailon y fibra de vidrio, muy áspero, duro y poco manejable». Pasaron las semanas, siguió con sus quehaceres en la fábrica y el 20 de julio de 1969 se sentó delante del televisor para contemplar, como el resto de los televidentes del planeta, la llegada del hombre a la Luna. Pasaron los minutos y solo se dio cuenta de la trascendencia de su trabajo cuando, atónita ante lo que veía, comprobó con emoción cómo la bandera que clavaba el astronauta Neil Armstrong en la superficie lunar era la que a ella tanto trabajo le había dado, la que había cosido y rematado con tanta delicadeza. Al día siguiente fueron sus propios jefes los que le ratificaron que la bandera era la suya. Desde entonces pasó a ser conocida como la costurera espacial.

¿Qué fue de la bandera? El estandarte nunca más fue avistado o detectado por las sondas espaciales, que los científicos han ido colocando en la Luna durante las tres últimas décadas. El astronauta Buzz Aldrin, quien participó con Neil Armstrong y Michael Collins, el 20 de julio de 1969, en la misión del Apollo XI, declaró hace años: «No tengo dudas, la bandera fue destruida por la ignición de un cohete». Todo apunta a que aquel trabajo de la gran costurera lusa se convirtió en cenizas, poco después de la llegada de Armstrong, Aldrin y Collins al satélite. Aunque eso es lo de menos, porque la bandera de la costurera lusa ya forma parte de la historia espacial.