Kushner tuvo cuatro reuniones con rusos, pero niega colusión

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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JOSHUA ROBERTS | Reuters

«Decir que Trump ganó gracias a Rusia es ridiculizar a sus votantes», sostiene el yerno del presidente

25 jul 2017 . Actualizado a las 00:04 h.

«No cometí actos de colusión con Rusia, ni sé de nadie en la campaña que lo hiciera. No mantuve contactos inapropiados», zanjó Jared Kushner en una inusual comparecencia desde los jardines de la Casa Blanca. El yerno del presidente de EE.UU. había repetido las mismas palabras horas antes durante su comparecencia ante el Comité de Inteligencia del Senado y, previsiblemente, volverá a hacerlo este martes ante la Cámara de Representantes. Con su declaración, el Rusiagate alcanzó este lunes su nivel más alto al tratarse del primer funcionario de la Casa Blanca en ser interrogado en el Capitolio.

Después de reconocer cuatro reuniones con personalidades rusas durante la campaña electoral y la transición, el marido de Ivanka negó haber cometido cualquier tipo de irregularidad. Dos de los encuentros se produjeron con el exembajador ruso, Serguéi Kislyak, otro con la letrada que prometió a Donald Trump Jr. información perjudicial sobre Clinton y tuvo una última reunión con Sergey Gorkov, responsable del banco ruso Vnesheconombank. Kushner, sin embargo, nunca informó sobre las citas en su solicitud de la credencial de seguridad, algo que atribuyó al «simple error» de un asistente.

Su papel como magnate inmobiliario es también clave en las pesquisas sobre los lazos entre la campaña y el Kremlin. «No he dependido de fondos rusos para financiar mis actividades empresariales», dijo horas después de que sus palabras fuesen puestas en entredicho en la portada de The Guardian. El diario reveló que Kushner adquirió parte de un edificio en Nueva York gracias a un acuerdo con el oligarca Lev Leviev, cuyas empresas están siendo investigadas por la Justicia y el Congreso.

El interés por sus negocios es una consecuencia de las sospechas sobre las transacciones de la familia Trump, en las que también se centran las investigaciones muy a pesar del presidente. «¿Por qué las comisiones, los investigadores y por supuesto el acosado fiscal general no investigan los delitos de la deshonesta Hillary Clinton y sus relaciones con Rusia?», se preguntó Trump en una beligerante cadena de tuits en la que volvió a colocar en la diana a Jeff Sessions reabriendo así el debate sobre la posibilidad de que sea cesado. Varios medios sostienen que el republicano ya ha consultado con sus más cercanos las opciones para que su fiel amigo y exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, sea el nuevo titular de Justicia.

Después de seis meses en la Casa Blanca, Trump aprovechó además para actualizar uno de sus lemas de campaña. «Drenar el pantano debe cambiarse por drenar la alcantarilla porque la realidad es mucho peor de lo que nadie podría imaginar», aseveró hastiado por no poder avanzar en su agenda política. La regañina se hizo extensiva al Partido Republicano, al que advirtió que es «la última oportunidad» para derogar y reemplazar el Obamacare. «Cada promesa que los demócratas hicieron para aprobar el proyecto resultó ser mentira. Una grande, gorda y fea mentira», dijo el magnate desde la Blue Room de la Casa Blanca

Ahora, la pelota está en el tejado del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell. Es él quien debe decidir qué texto presentar a la votación de hoy: si es la propuesta que sustituye la reforma de Obama, o el texto que simplemente la deroga sin sustitución.

Los demócratas lanzan una agenda para reconquistar a su base obrera

«A Better Deal», un mejor trato, es el nombre de la nueva agenda económica del Partido Demócrata. Con esta evocación al «New Deal» que el presidente Franklin D. Roosevelt lanzó durante la Gran Depresión, los demócratas tratarán de recuperar el terreno perdido en las últimas elecciones. El nuevo plan se construye sobre una base de propuestas para el crecimiento económico y la creación de empleos bien remunerados y con la intención de sumar apoyos de cara a las legislativas del 2018. Créditos tributarios para el empresariado o medidas para fortalecer el Medicare para jubilados o discapacitados, son algunas de las recetas con las que los demócratas tratarán de convencer a todos aquellos trabajadores que durante las presidenciales se sintieron abandonados por Hillary Clinton.

Los líderes de la minoría demócrata, Charles Schumer y Nancy Pelosi intentaron escenificar el cambio de rumbo presentando las nuevas propuestas en Berryville, un suburbio del norte de Virginia, predominantemente blanco y conservador.