Europa se moviliza para evitar la nueva tanda de sanciones de Estados Unidos contra Rusia

c. p. BRUSELAS / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

ALEXEY NIKOLSKY | Afp

Bruselas cree que será la UE la que al final cargue con las consecuencias, dada la enorme dependencia energética que sigue teniendo del gas ruso

25 jul 2017 . Actualizado a las 07:48 h.

Pese a que contaba con la resistencia inicial del presidente Donald Trump, el Congreso de EE.UU. votará este martes el proyecto de ley que propone extender las sanciones a Rusia por interferir en las pasadas elecciones estadounidenses, por la anexión de Crimea y la persistente intervención militar en el este de Ucrania. A falta de contar con el visto bueno del Senado, la Unión Europea ya ha puesto a trabajar a todos sus equipos diplomáticos para convencer a sus socios americanos de que den marcha atrás.

Bruselas cree que será la UE la que al final cargue con las consecuencias, dada la enorme dependencia energética que sigue teniendo del gas ruso. «Estamos activando todas las vías diplomáticas disponibles», aseguró este lunes el portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas. El griego apeló al multilateralismo para persuadir a EE.UU. «La unidad de los socios del G 7 sobre este asunto es de una importancia crucial», advirtió. Las alarmas han saltado en Berlín y, por consiguiente, en Bruselas. «Estamos siguiendo este proceso con cierta preocupación por los intereses de la UE en juego, la independencia y la seguridad energética del bloque», indicó Schinas.

Hay dos razones que han obligado a la Comisión a mover ficha. La primera es que Moscú podría paralizar la construcción del gasoducto Nord Stream II, diseñado para bombear gas desde Rusia a Alemania a través del Báltico. Y la segunda es salvaguardar los intereses de los gigantes energéticos europeos que intervienen en el macro proyecto. Nada menos que las firmas alemanas Wintershall y Uniper, la autriaca OMV, la holandesa Shell y la francesa Engie.

«Esperamos que nuestros intereses sean atendidos», deslizó Schinas. El comisario de Vecindad, Johannes Hahn, también salió ayer al paso para recordar a Washington que su maniobra «podría dañar a algunas compañías energéticas de la UE que hacen negocios con Rusia». A pesar de sus encontronazos con el presidente de EE.UU., Bruselas cree que las conversaciones van por buen camino. La intención de los negociadores es poder enmendar el texto de la propuesta norteamericana para, de este modo, apaciguar los temores de Berlín, cuyas autoridades se lanzaron de cabeza al proyecto en busca de suministro energético más seguro, sin disponer del visto bueno de la UE porque, al actuar así, no contribuían a «los objetivos de la Unión energética», y sin tener en cuenta a países como Polonia, a la que han dejado al margen del plan.