Trump renuncia a otra promesa y enviará 3.900 soldados a Afganistán

ADRIANA REY NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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MUHAMMAD SADIQ | Efe

El presidente acepta las sugerencias de sus asesores para frenar al Estado Islámico

22 ago 2017 . Actualizado a las 07:50 h.

Durante años, Donald Trump pidió la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, pero este lunes volvió a hacer gala de su imprevisibilidad. Tras meses de debate en torno a la postura que el presidente de EE.UU. adoptaría sobre la guerra en el país en el que surgió Al Qaida, el neoyorquino se posicionó a favor de un incremento de soldados que The New York Times cifró en 3.900. Así lo adelantó el rotativo horas antes del anuncio oficial desde la base militar de Fort Meyer, en Virginia, un enclave especialmente simbólico por su cercanía al cementerio de Arlington, donde yace buena parte de los caídos estadounidenses en Afganistán.

Antes de su intervención televisada en prime time -a las nueve de la noche, hora local- y cuyo contenido se reveló a pesar del blindaje de la Casa Blanca, fue el secretario de Defensa, James Mattis, quien confirmó que la decisión sobre la nueva estrategia para el sur de Asia estaba tomada. Según la CNN, Trump aceptó el incremento de las tropas estadounidenses que sus asesores militares y de seguridad nacional le recomendaron tras una larga reunión en Camp David, Maryland, en aras de la lucha contra el terrorismo.

El Gobierno estadounidense buscará además una mayor implicación de la OTAN después de que 15 naciones de la Alianza Atlántica hayan confirmado su intención de ampliar su compromiso en un terreno donde Italia y Alemania son los dos países que más efectivos tienen en Afganistán, después de EE.UU., que tiene desplazados a 8.400.

Los más críticos aprovecharon el anuncio para denunciar el nuevo incumplimiento del presidente en política internacional, mientras que otros recordaron cómo Barack Obama tuvo una evolución similar, prometiendo poner fin a la guerra durante su presidencia. «Cometimos un error terrible en involucrarnos», dijo Trump sobre el conflicto en octubre de 2015. Meses más tarde eso sí, su tono se volvió mucho más cauto e incluso dejó entrever lo que este lunes  parecía confirmarse: «Tienes que permanecer en Afganistán por un tiempo, por el hecho de que está justo alado de Pakistán, que tiene armas nucleares. Las armas nucleares cambian las reglas del juego», dijo el 6 de marzo de 2016, durante un debate en Detroit. Sea como fuere, el hoy presidente siempre hizo creer a sus votantes que él no era un intervencionista y que sus prioridades pasaban por reconstruir EE.UU. y sacarlo de sus pleitos internacionales.

Situación agravada desde el 2014

Desde el año 2014, la seguridad en Afganistán ha empeorado considerablemente después de que en el este del país se haya asentado una rama del Estado Islámico. Ahora, los talibanes siguen siendo una poderosa fuerza en el país, controlando ya, según fuentes militares estadounidenses, un 11% del territorio, mientras que se lucha en un 30 %. Dichos combates han propiciado la salida de más de 650.000 personas solo en el 2016.

Este nuevo giro político se produce en un momento interno muy delicado para el presidente, quien en los últimos días se ha visto sometido a un aislamiento generalizado tras su tibieza con el racismo en los ataques de Charlottesville. Este lunes, el republicano con más poder en el Congreso, Paul Ryan, consolidó su distanciamiento con el magnate criticando a aquellos que relativizan con los nazis.

El embajador ruso en Washington es un duro al que la UE sancionó por su papel en Ucrania

Rusia nombró como nuevo embajador en Estados Unidos a su viceministro de Relaciones Exteriores, Anatoli Antonov, un partidario de la línea dura que asumirá sus funciones en un momento de crisis diplomática entre Washington y Moscú. «Anatoli Ivanovich Antonov fue nombrado por decreto presidencial embajador extraordinario y plenipotenciario de la Federación de Rusia en Estados Unidos», indicó el Kremlin. Remplazará así a Serguéi Kisliak, acusado de haber conspirado para facilitar la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca después de que salieran a la luz reuniones que mantuvo con consejeros del candidato republicano.

Considerado un diplomático experimentado y un temible negociador, Antonov, de 62 años, tendrá que poner en práctica toda su experiencia si quiere mejorar las relaciones rusoestadounidenses y calmar la tormenta mediática generada por la presunta injerencia de Moscú en la campaña electoral del 2016.

Antonov habla con fluidez inglés y birmano y fue ascendiendo de rango en la diplomacia soviética y rusa antes de convertirse en viceministro de Defensa entre el 2011 y el 2016, un período en el que las relaciones con Occidente llegaron a sus niveles más bajos desde el final de la Guerra Fría.

Experto negociador

Desde el Ministerio de Defensa, mostró firmeza al rechazar las acusaciones sobre la presencia de soldados rusos en el este separatista de Ucrania. También consideró ridículas las teorías que vinculaban a los rebeldes prorrusos con la caída del avión de Malaysia Airlines derribado en julio del 2014. En febrero de 2015, la Unión Europea lo incluyó en la lista de sancionados por su papel en la crisis ucraniana.

Antonov tiene una considerable experiencia en negociaciones con Estados Unidos. Dirigió la delegación rusa en las negociaciones sobre el nuevo tratado START para reducir el número de armas nucleares, firmado en el 2010 entre Moscú y Washington durante un corto período de concordia entre los dos países.

«Nos espera un gran trabajo: salir de este atolladero. Pero eso no significa ceder» ante Estados Unidos, declaró Antonov en mayo.

Los viajes del magnate dejan sin fondos al servicio secreto

El servicio secreto de Estados Unidos está en crisis. Así lo anunció este lunes su director, Randolph Ailes, quien a través de una entrevista en USA Today denunció cómo el alto tren de vida del presidente y su familia está haciendo que su organismo se enfrente a una crisis de liquidez.

A los viajes que casi cada fin de semana Donald Trump ha hecho a sus clubes de Florida o Nueva Jersey, hay que sumar los desplazamientos de su familia, también incluidos en el protocolo de seguridad de la Casa Blanca. En el caso de sus hijos, Eric y Donald Jr., los agentes del Servicio Secreto han tenido que desplazarse a países como Argentina, Reino Unido, Emiratos Árabes o Uruguay, donde ambos vástagos hacían negocios en calidad de gestores del imperio inmobiliario de la familia.

18 familiares

A la actividad de Eric y Donald hay que sumar la del resto de la familia y personas de su Gobierno. Son 42 en total, de las cuales 18 llevan el apellido Trump, entre su mujer, hijos y nietos. Esta situación y la carga de trabajo generada ha provocado que más de mil agentes ya hayan llegado a su tope anual de salario y horas extra, obligando así a que la cúpula del organismo tenga que recurrir al Congreso estadounidense en la búsqueda de más fondos con los que poder pagar a los miembros del servicio de seguridad el número de horas extra que deben trabajar. Previsiblemente, las subidas presupuestarias ascenderán hasta los 187.000 dólares.

Lo sucedido no llega por sorpresa. El alto coste de los alquileres en la Torre Trump de Nueva York para el servicio secreto que tenía que proteger a la primera dama, Melania Trump y a su hijo Barron, ya fue motivo de disputa cuando ambos vivían allí y acabó con los agentes operando desde un tráiler en la calle, en lugar del caro inmueble de la Quinta Avenida.

El pasado mes de abril, medios como la CNN alertaron del gasto que suponía para los estadounidenses cada uno de los viajes que el presidente y su familia hacían por ejemplo a su mansión de Palm Beach y es que de mantenerse el mismo ritmo, las facturas del primer año en la Casa Blanca superarían el total de lo que Barack Obama se gastó en sus ocho años de presidencia.