Trump azuza la tensión racial tras el perdón al exsheriff racista Arpaio

adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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Laura Segall | Reuters

El presidente firmó el veto al reclutamiento de personas transgénero en el Ejército

27 ago 2017 . Actualizado a las 09:25 h.

Donald Trump ha vuelto a evidenciar de qué lado está. En un nuevo guiño a la ultraderecha, el presidente cumplió lo prometido e indultó al exsheriff Joe Arpaio, símbolo del racismo contra los inmigrantes. Lo hizo en plena noche del viernes, mientras un huracán de categoría 4 golpeaba la costa de Texas y el Gobierno declaraba el estado de emergencia. «Es un patriota», dijo Trump de un hombre cuestionado por su caza e humillación de los simpapeles en el condado de Maricopa, a los que metía en tiendas al aire libre en la calurosa Arizona, obligaba a llevar ropa interior rosa y les daba algo de comer dos veces al día, eso sin sal y pimienta por supuestos motivos financieros. Pesa sobre él una condena por desacato, tras desafiar la orden de un tribunal que le obligaba a poner fin a las detenciones de inmigrantes solo por su apariencia física.

En una declaración de dos párrafos, la Casa Blanca apuntaló a Arpaio como «digno candidato» a un perdón presidencial. «Gracias presidente por ver mi sentencia como lo que es: una caza de brujas del departamento de Justicia de Obama», cargó Arpaio.

El hecho de que el indulto llegue mientras el país clama contra el apoyo de Trump al supremacismo blanco tras los ataques racistas de Charlostesville, supone una nueva bofetada a las minorías y, en concreto, a la comunidad latina. «Nos vemos en los tribunales, presidente», anunció la organización de derechos civiles ACLU. La oposición al perdón presidencial se manifestó también en las filas republicanas, donde voces como el senador John McCain aseguraron que el indulto a Arpaio «socava su reclamo por el respeto al Estado de derecho». Al mismo tiempo, el Partido Demócrata arremetió sin reservas contra Trump calificando la decisión de «vil, racista y autoritaria».

La sacudida trumpiana no se quedó aquí. Poco antes del polémico anuncio, el magnate ya había consolidado su radicalismo firmando un memorando que prohíbe al Pentágono reclutar a personas transgénero, dejando en manos del Departamento de Defensa la continuidad o no de los que sirven en la actualidad. 

El triunvirato militar

Es decir, será el líder del ministerio, James Mattis, quien decidirá el futuro de los transgénero en activo, evidenciando así, cómo el ascenso de los militares de alto rango en la vida política de EE.UU. se ha convertido en una marca de la Administración Trump. El poder ahora mismo lo ostenta el conocido como «triunvirato», formado por el jefe de gabinete, John Kelly; el asesor de Seguridad Nacional, H. R. McMaster y el mencionado Mattis. Fueron ellos quienes en un intento de rebajar la tensión en la Casa Blanca, convencieron al presidente de comenzar una purga que el viernes se cobró una nueva víctima. Se trata de Sebastián Gorka, exasistente del mandatario, muy polémico por sus vínculos con la extrema derecha y uno de los fieles de Steve Bannon, ya cesado. El propio Gorka alertó de cómo el poder que los militares están adquiriendo en la Casa Blanca está socavando internamente a los individuos que supuestamente «representaban las políticas que harían a EE.UU. grande de nuevo».