La UE y el Reino Unido naufragan en la tercera ronda para negociar el «brexit»

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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FRANCOIS LENOIR | Reuters

Barnier exige a los británicos más realismo en torno a la factura de salida

01 sep 2017 . Actualizado a las 07:40 h.

Quedan 19 meses para que el Reino Unido pronuncie el adiós definitivo a la Unión Europea. Poco más de año y medio para que Londres y Bruselas lleguen a un acuerdo sobre los términos del divorcio, una tarea «imposible», según el negociador europeo, Michel Barnier, quien duda de que se pueda llegar a tiempo si los británicos no ponen los pies en la tierra. El francés lo dejó claro ayer al término de la tercera ronda de negociaciones, una cita que empezó mal y terminó peor, naufragando.

¿En qué punto se encuentra la negociación?

«No ha habido ningún progreso decisivo», explicó ayer Barnier sin esconder su decepción ante la mirada del negociador británico, David Davis, más concentrado en crispar el ambiente. El francés negó sentirse enfadado. «Soy paciente y estoy determinado», incidió, no sin antes acusar al Gobierno británico de retrasar el calendario previsto. Aunque ha habido cierto entendimiento en torno a la solución para la frontera de las dos Irlandas y el Área de Viaje Común así como en los derechos de los trabajadores fronterizos, existe un océano entre la posición británica y la de los 27 en relación a la factura del brexit, el acceso al mercado único y los derechos de los ciudadanos desplazados. Unas diferencias que impiden cerrar la primera fase negociadora.

¿Qué les impide alcanzar un acuerdo?

Reino Unido quiere eludir las responsabilidades financieras que adquirió siendo miembro de la UE y que podrían alcanzar los 100.000 millones de euros. Davis propuso a Bruselas reducir la cuantía y abonar solo la parte que le corresponde a los británicos hasta los últimos presupuestos antes de la salida, algo inaceptable para Barnier. «Los contribuyentes no pueden pagar a 27 los compromisos hechos a 28», le espetó el francés durante la rueda de prensa conjunta. La UE se niega a asumir la parte británica, que incluye desde fondos a Ucrania hasta la ayuda al desarrollo a África. «Somos un país que cumple con sus compromisos, pero esas obligaciones tienen que estar bien especificadas y deben ser realistas», apostilló Davis buscando clemencia. Londres pide «flexibilidad e imaginación» y Barnier que asuman las consecuencias de la decisión que tomaron en el referendo. «Brexit es brexit», recordó antes de señalar que no habrá excepciones para facilitar el acceso de los británicos al mercado único: «Quieren adoptar sus propios estándares y regulaciones, pero quieren también que se reconozcan automáticamente en la UE y eso es imposible», zanjó el francés quien insiste en defender el rol del Tribunal de Justicia de la UE como árbitro para dirimir disputas. El galo puso como ejemplo las miles de cartas de expulsión que el Gobierno británico envió recientemente «por error» a miles de residentes europeos.

¿Queda tiempo para una salida ordenada del Reino Unido?

La Eurocámara asume que será imposible cumplir los plazos. Por eso su responsable para el brexit, Guy Verhofstadt, propuso un acuerdo transitorio de tres años durante los cuales se prolongaría el actual status quo. Barnier tampoco es optimista: «A este ritmo estamos lejos de lograr progresos suficientes para poder recomendar al Consejo Europeo que inicie el debate sobre la futura relación entre el Reino Unido y la Unión Europea», aseguró. Un debate que debería arrancar en octubre, una vez zanjados los capítulos de derechos ciudadanos, fronteras de Irlanda y la factura del brexit. Bajo el semblante tranquilo de Barnier, asomó la prisa en sus palabras: «El tiempo pasa rápido y cada día nos acercamos más a la fecha de salida (...) Insto a los británicos a ser lo más constructivos y menos ambiguos posible».