Un cómico entrega a Theresa May una carta de despido de parte de Boris Johnson en el cierre del congreso «tory»

EFE MÁNCHESTER

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PHIL NOBLE | Reuters

La primera ministra abogó por «renovar el sueño británico» a pesar de quedarse prácticamente afónica tras varios ataques de tos

04 oct 2017 . Actualizado a las 20:00 h.

La negociación del brexit y el avance del Laborismo de Jeremy Corbyn han debilitado a los conservadores británicos y a su líder, Theresa May, que este miércoles tuvo que esforzarse por mostrar autoridad en una accidentada clausura del congreso anual del partido.

En la cita, que se celebró hasta este miércoles en Mánchester, la primera ministra trató de afianzar su liderazgo, debilitado tras perder la mayoría absoluta en las elecciones de junio, y la unidad de su Gobierno, con un discurso en el que abogó por «renovar el sueño británico».

Sin embargo, este sueño se convirtió en pesadilla cuando su intervención se vio interrumpida por varios ataques de tos que la dejaron afónica, la actuación de un cómico que quiso notificarle su despido y la caída de letras de los eslóganes de propaganda que tenía detrás, en lo que la prensa británica ha calificado de «total desastre».

En su discurso, May hizo mención al brexit, sin entrar en muchos detalles, pero dedicó bastante más tiempo a defender la ideología conservadora del mercado libre, frente a las propuestas socialistas de Corbyn.

El anuncio de varias medidas sociales que suponen un giro para los tories, como la construcción de vivienda social, se interpreta como una admisión de la amenaza electoral que ahora plantea el líder laborista, que ha aumentado las bases de su partido hasta 600.000 afiliados y tuvo un avance inesperado en los pasados comicios con políticas de nacionalizaciones y contra la austeridad.

Al «fenómeno Corbyn», convertido en ídolo de masas, se añaden las divisiones dentro del Gobierno en torno al brexit que, aunque se han minimizado en este congreso, han sido reconocidas por varios ministros.

Frente al titular de Economía, Philip Hammond, el responsable de las negociaciones con la Unión Europea (UE), David Davis, o May, que defienden una salida progresiva y con concesiones, ministros como Boris Johnson, de Exteriores, o Liam Fox, de Comercio Internacional, presionan por una ruptura más rápida, completa y radical.

Estas discrepancias en el Gobierno se reflejan también entre los diputados y la militancia del partido, que en este congreso se ha mostrado fragmentada tanto en su opinión del brexit como sobre quién es el mejor candidato para dirigirlo.

La preferencia por una salida de la UE más o menos suave, sobria o idealista, determina en muchos casos a quien perciben las bases como futuro dirigente de la formación, visto que tanto la prensa como los parlamentarios tories dan por hecho que May tiene fecha de caducidad.

En opinión de Sam Smith, un administrativo inglés de 30 años, «Boris debe ser el líder, pues es carismático, listo y tiene un tono más optimista y confiado en lo que puede lograr el Reino Unido fuera de la UE».

Belinda Kirckpatrick, empresaria de 51 años, dice que Theresa May «debe seguir en el puesto justo hasta que se cierre el acuerdo del 'brexit' y luego debe dejar paso a un sucesor que pueda inyectar más esperanza en el proceso».

El estilo sensato y eficiente de May cuenta también con algunos admiradores, como la abogada Helen Broadstairs, que dice que «ella hace el trabajo» mientras que Johnson, que últimamente ha socavado la labor de la primera ministra al desmarcarse de la línea oficial, «hace el payaso».

Aunque no cabe duda de que Johnson es popular entre las bases, en principio tiene difícil convertirse en candidato para suceder a May, pues para ello necesitaría el apoyo de buena parte de los diputados conservadores, muchos de los cuales desaprueban su actitud individualista.

Un diputado que en este congreso ha causado sensación entre los militantes ha sido el excéntrico Jacob Rees-Mogg, popular en las redes sociales y cuyos mítines tenían largas filas de espera.

Amante de la época victoriana, Rees-Mogg ha causado polémica por oponerse al aborto en cualquier circunstancia y a las relaciones homosexuales, asuntos ya zanjados en el Reino Unido.

Tras las muestras de unidad y determinación mostradas en este congreso, los tories afrontan ahora la tarea de hacer piña ante las negociaciones del brexit y de reinventarse para reconectar con el electorado, ya que no se descarta que las circunstancias precipiten otras elecciones anticipadas.