Trump desaira a las grandes potencias al negarse a certificar el pacto con Irán

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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KEVIN LAMARQUE | Reuters

Israel y Arabia Saudí, únicos apoyos a la nueva estrategia de EE.UU. contra Teherán

14 oct 2017 . Actualizado a las 09:55 h.

Una vez más, Donald Trump rompió ayer con sus aliados al desligarse del acuerdo nuclear firmado con Irán en el 2015. El presidente de Estados Unidos anunció que la Casa Blanca no certificará que los iraníes están cumpliendo con el pacto negociado por Barack Obama y refrendado por otras cinco potencias mundiales: Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China. Sin suponer la ruptura prometida en la campaña electoral, cuando definió el pacto como «el peor del mundo», Trump deja en manos del Congreso de EE.UU. corregir «los defectos graves» del acuerdo y decidir si vuelve a imponer sanciones a Teherán.

Varios observadores han apuntado que en el Capitolio no hay ánimo de endurecer la política hacia Teherán. «En caso de que no podamos llegar a una solución, el acuerdo será cancelado», amenazó Trump sin aclarar cómo sacará a su país de ese pacto.

Su advertencia obtuvo la inmediata respuesta del presidente iraní, Hasán Rohaní: «Ningún presidente puede revocar un documento internacional respaldado por la ONU». El mismo aviso sonó en la Unión Europea. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, aseguró que «el presidente de EE.UU. tiene muchos poderes, pero no el de romper por su cuenta los compromisos firmados». A su advertencia le siguió un comunicado conjunto de Emmanuel Macron, Angela Merkel y Theresa May, en el que declaran que siguen «comprometidos» con el acuerdo nuclear con Irán y «preocupados por las posibles implicaciones» de la decisión de Washington.

El presidente francés anunció además que contempla viajar a Irán invitado por Rohaní. Durante una conversación telefónica, el presidente de Irán garantizó a su homólogo francés que cumplirá el acuerdo nuclear firmado pese a la decisión tomada por la Administración Trump.

El nerviosismo se extendió a China y Rusia, que aseguraron que el rechazo a certificar el pacto podría afectar a la seguridad mundial. «La inquietante política de Irán es precisamente la razón por la que el pacto es necesario», advirtió la principal negociadora estadounidense del texto en la era Obama, Wendy Sherman.

Desde que llegó al despacho oval, Trump certificó el acuerdo en dos ocasiones y en base a la ley estadounidense Inara, según la cual, debe avalar cada 90 días si Irán cumple con el pacto y si este favorece el «interés nacional». Trump así lo hizo, aunque a regañadientes y tras acusar repetidamente a Teherán de patrocinar el terrorismo y amenazar a los aliados estadounidenses en Oriente Medio, como Israel y Arabia Saudí. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, uno de los primeros líderes en reaccionar a la nueva estrategia calificándola de «decisión valiente». Su discurso fue similar al de Arabia Saudí, que mostró su apoyo a «la estrategia firme» de Trump.

La decisión vendrá acompañada de duras sanciones del Tesoro contra los Guardianes de la Revolución iraní, tras acusar a este cuerpo de élite de financiar actividades terroristas en el extranjero.. Todo un desafío a Teherán, que había advertido de que trataría a EE.UU. como «un país terrorista» si tomaba esa medida.

El Gobierno pone fin a los subsidios del Obamacare para personas de rentas bajas

Horas después del comienzo de la demolición del Obamacare a golpe de orden ejecutiva , el presidente de EE.UU. puso en marcha una de las medidas más agresivas contra la ley sanitaria de su antecesor: suspender los subsidios que daba a las aseguradoras para compartir los gastos de la cobertura sanitaria de estadounidenses de bajos recursos.

El fin de está medida afecta a seis millones de personas de bajos ingresos que dependen de esas ayudas para poder obtener un seguro médico, además del gran revés que supone para los mercados del sector. Las subvenciones, que tienen un valor estimado de 7.000 millones de dólares este año y se pagan en cuotas mensuales, pueden detenerse casi de forma inmediata ya que el Congreso no ha aprobado fondos para el programa.

Para el Ejecutivo estadounidense, la medida suponía «un rescate de las compañías de seguros a través de pagos ilegales», significando un «abuso del dinero del contribuyente» sin una autorización formal del Congreso.

La acción del mandatario, sin embargo, podría desatar una demanda de los secretarios de Justicia de varios estados, que consideran que Trump es un «imprudente» porque dichos subsidios están autorizados bajo la ley federal. «No permitiré que utilice a las familias como peones al servicio de sus peligrosas políticas», aseveró el fiscal general de Nueva York, Eric T. Schneiderman.

Frustrado por su propia incapacidad para lograr un acuerdo en el Congreso, Trump decidió recurrir a una orden ejecutiva para revocar y reemplazar el Obamacare por un sistema de planes de seguros más baratos pero con menos beneficios.

Más tiempo

La derogación del Obamacare no es el único fracaso de Trump en el Congreso. El futuro sobre la protección de los jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños, conocidos como Dreamers (soñadores), sigue en el aire por la falta de consenso conservador. De momento, solo un republicano se ha unido a los demócratas para llevar el tema a debate y votación en la Cámara de Representantes, sin embargo, de no llegarse a un acuerdo, Trump estaría dispuesto a extender al 5 de marzo el programa DACA, que frena la deportación de 800.000 jóvenes. Así lo desveló el senador republicano James Lankford, a quien el magnate confesó estar dispuesto a dar «un poco más de tiempo» al DACA.