Merkel negocia contra el reloj un pacto de mínimos para arrancar el Gobierno

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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ODD ANDERSEN | AFP

Las diferencias persisten a horas de que acabe el plazo que se dieron los socios

17 nov 2017 . Actualizado a las 07:24 h.

La pasada madrugada fue una de las más largas e intensas para Angela Merkel. Cada minuto que pasaba se acercaba el final de su calvario, ante la amenaza de que pudiera comenzar otro. La canciller alemana tenía de plazo hasta la mañana de este viernes para lograr un acuerdo preliminar que le permita formar gobierno junto a los ecologistas y los liberales del FDP. Tras cuatro semanas de debates y algún que otro dardo envenenado entre los socios potenciales, nadie dudaba el jueves que la jefa de la bancada conservadora, compuesta por la CDU y su partido hermano, la CSU bávara, presentaría el documento que servirá de base para la coalición bautizada como Jamaica por los colores de las formaciones que la integran. Pero no tanto por la voluntad negociadora de sus futuros miembros, situados en extremos opuestos del tablero político sino porque no les quedaba otro remedio para evitar nuevas elecciones que solo fortalecerían aún más a los ultraderechistas de AfD.

Merkel, más debilitada que nunca después de ganar con su segundo peor resultado de la historia, lo sabe. Por eso, y consciente de que toda Europa cuenta con que sacará adelante un Ejecutivo estable, tras el revés que supuso para ella la renuncia del SPD a reeditar la gran coalición, volvía el jueves a instar a sus socios a emplearse a fondo. «Espero que exista la voluntad para lograr un acuerdo. Tenemos la responsabilidad de que así sea. Y me encargaré de contribuir a ello. El éxito conjunto puede suponer algo muy importante para nuestro país en un tiempo de gran polarización», afirmó.

Aunque se mostró confiada, tuvo que reconocer las «grandes diferencias» programáticas que existen entre los cuatro partidos. El primer escollo es el tope de 200.000 refugiados anuales y la restricción del derecho a la reagrupación familiar para los demandantes de asilo que impone Horst Seehofer, el jefe de la CSU. Dos medidas que los ecopacifistas se niegan a aceptar. En política fiscal, el jueves seguía sin haber consenso acerca de la suma de la rebaja tributaria. Tampoco existía sobre la creación de un ministro de Finanzas y un presupuesto común para la eurozona, una propuesta del presidente francés, Emmanuel Macron, que cuenta con el respaldo de Bruselas y choca de lleno con la agenda del FDP, que aspira a quedarse con el ministerio de Finanzas. En última instancia, los liberales y la CDU/CSU piden retrasar la reducción de las emisiones contaminantes en un 40% para el 2020 a la que se comprometió Alemania, frente al rechazo de los verdes, que exigen además una ley para poner fin al uso del carbón.

Merkel dijo entender que «cada uno luche por lo suyo», pese a que al mismo tiempo apeló a hacer concesiones. «Hoy es el día en el que tenemos que ponernos en el lugar del otro», declaró la canciller, augurando que las conversaciones se prolongarían hasta entrada la madrugada. El acuerdo de mínimos deberá ser ratificado por la dirección de los respectivos partidos antes de comenzar las negociaciones formales que se extenderán hasta Navidad. El hecho de que el jueves existiera un borrador de dos páginas, que filtró el semanario Der Spiegel, era la única buena señal.