Putin da por ganada la guerra siria y devuelve a Al Asad al tablero político

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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MICHAEL KLIMENTYEVSPUTNIKKREML | EFE

«Gracias por salvar a mi país», afirma el presidente árabe ante su homólogo ruso

22 nov 2017 . Actualizado a las 08:11 h.

Bachar al Asad ha salido en contadas ocasiones de Siria desde que estalló la guerra. Por segunda vez viajó a Sochi la noche del lunes para abrazar a Vladimir Putin y darle las gracias por «salvar a mi país». El encuentro de cuatro horas entre ambos líderes en el balneario del mar Negro marca el inicio de la nueva etapa posconflicto. Siria, Rusia e Irán dieron ayer el pistoletazo de salida del proceso político, tras dar por ganada la guerra. El jefe del Kremlin volvió a poner a Al Asad en el tablero diplomático antes de que hoy celebre en Sochi una primera cumbre tripartita con sus homólogos de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y de Irán, Hasán Rohaní, para empezar a discutir un acuerdo de paz.

«La fase activa de la operación militar en Siria se termina», indicó ayer el jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Valeri Guerasimov, haciéndose eco de la frase pronunciada por Putin ante Bachar al Asad: «La lucha contra el terrorismo en Siria toca a su fin».

«Gran victoria»

Rohaní y el comandante de la unidad de élite Al Quds de la Guardia Revolucionaria iraní anunciaron «la gran victoria» sobre el califato autoproclamado por Abu Bakr al Bagdadi, tras la liberación de la ciudad iraquí de Albu Kamal. «El dominio demoníaco del Estado Islámico ha terminado», dijo el general Qasem Soleimani, que ha liderado la lucha yihadista en los campos de batalla de Irak y Siria.

Hace tiempo que Erdogan ha dejado a un lado su máxima de derrocar a Al Asad para trabajar con Moscú y Teherán en el proceso posconflicto resguardando sus intereses con respecto a los kurdo-sirios apoyados por EE.UU. Las tres potencias han cooperado en los últimos meses para establecer las denominadas «zonas de distensión» destinadas a calmar los enfrentamientos.

La oposición sigue exigiendo la dimisión de Al Asad, algo que es poco probable que ocurra en vista de que las tropas gubernamentales controlan ya más del 98 % del territorio, según recordó ayer Putin al reunirse con el presidente checo, Milos Zeman. Los insurgentes apoyados por Turquía solo dominan pequeñas zonas en el norte y sur del país árabe.

La revuelta popular del 2011 se convirtió con los años en una guerra de poder en la región que ganan los chiíes frente a aliados suníes como Arabia Saudí. La entrada de Rusia el 30 de septiembre del 2015, y la mayor implicación de Irán (además de la de Hezbolá), decantaron la balanza a favor del alauí Al Asad.

Informando a Trump

Putin desplegó su artillería diplomática para impulsar el nuevo proceso de paz para. Así informó por teléfono a Donald Trump de lo acordado con Al Asad, que «está dispuesto a hablar con todos, llevar a cabo una reforma constitucional y elecciones presidenciales y parlamentarias», según el Kremlin. Después llamó al rey saudí y a los dirigentes de Israel, Egipto y Catar.

Hasta ahora han fracasado todas las negociaciones auspiciadas por la ONU en Ginebra y cuya próxima ronda está prevista la próxima semana. Varias facciones de la oposición se reunirán hoy en Arabia Saudí para tratar de crear un grupo único, dos días después de que Riad Hiyab fuera «forzado» a renunciar, como confesó el mismo en Twitter, como coordinador del Alto Comité para las Negociaciones (ACN) después de dos años como dirigente de esta organización de la oposición apoyada por Arabia Saudí. Renuncia que para Rusia puede facilitar una mayor unidad en las filas de la oposición.

La ONU dijo que la normalidad no ha vuelto en absoluto a Siria, pese a los mensajes de victoria de Damasco. El éxodo de civiles continua y las hostilidades prosiguen en muchas partes del país, como el suburbio de Ghuta, con un alto nivel de víctimas civiles.