Egipto clama venganza ante su peor atentado

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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STRINGER | AFP

Más de 230 muertos en un ataque de una veintena de hombres a una mezquita sufí en el Sinaí

25 nov 2017 . Actualizado a las 08:34 h.

Egipto sufrió ayer el atentado más mortífero de su historia reciente: más de 230 muertos en ataque armado a una mezquita sufí en el Sinaí. El presidente Abdelfatah al Sisi prometió vengar a las víctimas del acto «criminal» y «cobarde», tras acordar la respuesta en la comisión de seguridad y declarar tres días de luto nacional. «Vamos a responder a este acto con una fuerza brutal», aseguró. Poco después, el Ejército lanzó ataques aéreos, algunos con drones, en la zona montañosa de la región en los que habría acabó con la vida de al menos 15 presuntos implicados en el atentado, según anunciaron algunos medios aunque no hubo confirmación oficial. Ningún grupo reivindicó el atentado, pero todo apunta a la rama egipcia del Estado Islámico (EI) que considera herejes a los seguidores del sufismo, una corriente mística del islam. «Se ajusta al patrón de ataques del EI», declaró a Al Yazira Timothy Kaldas, profesor de la Universidad del Nilo.

«Aproximadamente hay 270 muertos y 90 heridos», declaró a la televisión estatal Nasralá Mohamed, alcalde de Bir al Abed, la ciudad donde tuvo lugar el ataque. Poco antes la Fiscalía General egipcia y los medios oficiales habían avanzado una cifra de 235 muertos y 109 heridos. Entre los fallecidos hay al menos 25 niños, así como seis miembros de una misma familia, según recoge Efe de la Unión de las Tribus del Sinaí.

Un balance que no tiene precedentes en cuatro años de ataques islamistas en la desértica región. Ni tan siquiera supera los 224 muertos que dejó el derribo con una bomba de un avión con turistas rusos en el Sinaí en octubre del 2015, reivindicado por la filial egipcia del EI, Wilayat Sina.

Era viernes y la mezquita Rawda, en Bir al Abed estaba llena de fieles que cumplían con el rezo semanal. Era un objetivo fácil. No contaba con vigilancia dada su situación a 40 kilómetros de Al Arish, capital de la provincia de Norte-Sinaí y donde los yihadistas han centrado sus ataques contra los sufíes (el año pasado decapitaron a un líder tras acusarlo de brujería) y los cristianos coptos.

Bien organizado

Una veintena de hombres, según el diario local Al Masry al Youm, llegaron al lugar en cuatro todoterrenos que situaron alrededor del templo. En la primera fase del asalto detonaron bombas casera a la salida de los fieles dela mezquita. Después lanzaron dos ataques con fusiles automáticos: primero abrieron fuego contra los supervivientes y después contra las ambulancias que llegaron para recoger a los heridos.

Egipto lleva tiempo combatiendo sin mucho éxito a los yihadistas en el Sinaí. Los atentados de los radicales aumentaron a partir del 2013 con el derrocamiento del presidente islamista Mohamen Mursi por el golpe militar liderado por Al Sisi. Desde el 2014 rige el estado de emergencia, con toque de queda y bloqueo informativo. Gran parte del Sinaí, antaño una zona turística apreciada, es ahora un área militar vedada.

Con el fin de la guerra en Siria e Irak, los analistas daban por hecho que muchos de los hombre del califa Abu Bakr al Bagdadí iba a refugiarse en el Sinaí y en Libia.

El ataque provocó la condena de numerosos países, entre ellos la de España. Donald Trump condenó en un tuit el «horrible y cobarde» y Vladimir Putin lo calificó de «atroz y cínico».